Las dudas de Puy de Fou o Sánchez Butragueño oveja negra
La verdad es que no he seguido con especial interés la posible implantación del parque temático Puy de Fou en las inmediaciones de Toledo. Quizá haya tenido que ver en esa falta de interés mío la idea de que Toledo no necesita ese tipo de instalaciones para desarrollar todo el potencial turístico que por sí misma tiene desde hace siglos. A mí me hubiera gustado que Puy de Fou se hubiera instalado en una de esas comarcas deprimidas de nuestra región, tan necesitadas de impulsos externos para salir de una situación de difícil solución. Talavera y su comarca hubiera sido un lugar donde este proyecto habría sido acogido con entusiasmo, aunque tampoco hubieran faltado los grupitos sempiternos y consabidos a la contra, y que en casos como este, en cuanto aparece la palabra multinacional se la cogen con papel de fumar y comienzan a repartir agua bendita. Uno, sin embargo entiende que la compañía francesa buscaba un lugar con un potencial de visitantes ya asegurado y que puede multiplicar fácilmente. El atractivo clásico de Toledo impulsará Puy de Fou y Puy de Fou impulsará a Toledo. Hay que entenderlo. Empresas como Disney no llevan sus parques adonde no hay nada. Parten de unos estudios de potenciales visitantes y no tienen otra vocación que hacer rentable su inversión.
Como era de esperar, nada más anunciarse el proyecto en Toledo han surgido grupos que se oponen a la implantación con argumentos que lo mismo valen para ir contra la energía eólica o nuclear que contra la implantación de granjas de conejos. Se multiplican las críticas y el espantajo de la protección medioambiental se emplea como el argumento definitivo e irrebatible. No cejan. Nadie les va a convencer de la profanación que el capital hará de lo que consideran su sagrada tierra.
Claro, que desde hace unos días todos esos grupúsculos lo tienen un poco más crudo para mantener unos argumentos que suenan más a dogmas que a verdades demostrables. La culpa la tiene el artículo, riguroso, basado en datos y en un análisis sin ningún lugar para la subjetividad, que desde el plano económico, cultural y ambiental, hizo en este mismo papel digital Eduardo Sánchez Butragueño, titulado “Puy de Fou una gran oportunidad también en lo ambiental” y del que uno recomienda su lectura. En él, además del análisis de los valores económicos y culturales que aporta el proyecto, queda patentemente demostrado, en lo ambiental, que las exigencias que hasta ahora ha impuesto la Junta de Comunidades garantizan un rigor en la conservación del paisaje, los consumos de agua y en los impactos acústicos y lumínicos que lo convierten en una “verdadera oportunidad”, para mejorar un entorno que ni mucho menos tiene los valores que algunos pretenden.
Eduardo Sánchez Butragueño, además de un enamorado de su ciudad, demostrado a través de su colección de fotos “Toledo olvidado”, es licenciado en Ciencias Ambientales e Ingeniero Técnico Agrícola y tras el artículo de marras, me temo, pasará a encabezar la lista negra de este ecologismo de salón, que algunos prefieren llamar sandía, por lo de verde por fuera y rojo por dentro.