Si alguien de la región de fuera o de dentro del PSOE no se había enterado del estilo de gobierno de Pedro Sánchez, ahí está el “tolonazo” como buen ejemplo de cómo se las gasta el querido líder.

Vaya por delante que desgraciadamente en España la democracia interna en el funcionamiento de los partidos deja mucho que desear, y el punto en el que se demuestra de una manera cruda es cada cuatro años en el momento de la elaboración de las listas electorales. Entonces, con mayor o menor disimulo, eso que se enseña a cualquier adolescente sobre los principios de una democracia brilla por su ausencia a izquierda y derecha. Eso sí, casi siempre se guardan las formas, se lavan los trapos sucios en casa y luego el resultado se presenta ante la opinión pública como impecablemente democrático. Y digo casi siempre, porque de vez en cuando aparece un presunto aspirante que se siente agraviado y maltratado por el aparato y entonces todo  el mundo cae en la cuenta de cómo funcionan las cosas de puertas para adentro.

No sabe uno si han sido las prisas en la convocatoria del 23 de julio, que ha pillado incluso a los más allegados a Sánchez por sorpresa, o simplemente la costumbre de imponer sin ningún disimulo la regla elemental del jefe acostumbrado a que el manejo del aparato interno siempre la da la razón, lo que ha provocado que el “tolonazo” deje las peores costuras del traje a medida para Sánchez al descubierto, y lo que es peor, el talante “democrático” que se gasta el amigo, en todos los medios de comunicación.

Queda ahora claro también, sobre todo para aquellos que desde la lejanía contemplamos los acontecimientos del día a día político, que las relaciones entre Milagros Tolón, alcaldesa de Toledo, y Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, eran como nos las contaban y no como idílicamente aparecían reflejadas abrumadoramente en los medios de comunicación. De eso, no se hablaba, o se hacía disimuladamente en la mayoría de medios, pero en cuanto desaparecían las cámaras, las grabadoras y uno hablaba con cualquier persona del mundillo, mínimamente al tanto de la politiquilla de la región, el tema aparecía con una rotundidad sin matices: Tolón y Page son en el PSOE absolutamente incompatibles y enemigos íntimos hasta la eternidad, como los mejores amores.

Pero uno tiene uno de esos días en los que se siente positivo, justo, benéfico y hermanado con la Humanidad y siente que al fin y al cabo hay un aspecto en toda esta historia de la imposición de Milagros Tolón en las listas con el que uno se queda: por una vez, Pedro Sánchez es fiel a los suyos y los deja colocados para cuatro años.