Capilla Sixtina CAPILLA SIXTINA

¿Vale este método?

23 mayo, 2017 00:00

Ya sabemos el resultado de las llamadas “Primarias” del PSOE. Tiempo habrá de comentar los resultados, pues ahora comienza el siguiente acto de lo que no sabemos aún si ha sido una tragedia o una comedia disparatada. Los militantes socialistas, como accionistas de una organización política que les pertenece, aunque no tanto como ellos creen, decidieron en un momento determinado que el método adecuado para elegir a su Secretario General podía consistir en exponer en público sus miserias internas, enseñar las tripas y las vísceras de su organización. Durante varios meses los aspirantes a dirigentes y los militantes entre sí se han llamado de todo menos bonitos. Se han descalificado unos a otros, se han insultado. Y todo ha sucedido como en un circo. Un circo romano. El público ha descubierto lo que intuían: que en las interioridades de las organizaciones, sobre todo si tratan de poder, las cosas suelen ser turbias cuando no directamente fétidas. El espectáculo no ha tenido a lo largo de estos largos meses ni un solo comentario positivo entre los medios de comunicación. Todos, los de un bando o de otro, se han dedicado a resaltar las miserias. Cada medio en función de sus intereses. Lo cual no debe suponer, como algunos creen, que deban cambiarse los medios de comunicación. Lo que hay que cambiar son los métodos.

Nadie ha hablado, por mucho que nos empeñemos, de lo demócratas que son los chicos del PSOE, que han decidido, como dueños de la organización, exponer al público sus debilidades, sus coherencias e incoherencias, sus miserias personales. Y esto lo han aprovechado todos. Unos, los propios, para lucir lo mejor de cada casa, que más útil hubiera sido tenerlos guardados. Hay quienes han elegido el momento para conseguir sus minutos de gloria. Otros, los adversarios y competidores, para realizar todo tipo de maniobras. De tal manera que la impresión generalizada, para quien no está muy informado, es que esto ha sido una representación de las luchas y peleas internas de una organización. A esa gente ahora, tras ese proceso de exhibicionismo interno que han llamado Primarias, intentarán convencerles de que esos que se han puesto a parir, tras los resultados finales, se abrazarán y se olvidarán de todo lo que han dicho del contrincante. Tendrán que convencerles de que, después del proceso catártico de Primarias, los espíritus mezquinos se han transformado por el voto poderoso de los militantes en espíritus diáfanos, almas limpias. Sin rencores y sin heridas. El problema surgirá si no consiguen convencerles. Lo que no resultará fácil. Las noticias positivas no cuentan entre los medios de comunicación. No venden. Y quienes no se dedican a estos asuntos de la política, ignorarán la trayectoria seráfica que, de manera milagrosa, han experimentado los antiguos rivales. La gente corriente, probablemente, se habrá quedado con la brocha gorda. Con la impresión difusa de un partido a la greña y de unas gentes dignas de poca confianza. Si se comportan así entre ellos, ¿cómo actuarán en el desempeño de los cargos públicos? José María Izquierdo, periodista de un determinado medio, lo expresó admirablemente, “deciden los militantes, pero lloran los votantes”. Sí, la impresión  será ese malestar difuso que queda cuando ya todo se olvida.

Al llegar al final del artículo queda otra incidencia. En estas Primarias han intervenido todos, además de los militantes. Los partidos adversarios, los partidos competidores, los medios de comunicación de un lado, de otro y de más allá. Periodistas con nombres, pero cuyos intereses desconocemos. Gentes escribiendo en Facebook o en Twiter.  Cada uno ha hablado de lo que le convenía. Algunos han hecho mención a la descomposición de la socialdemocracia. Otros han aprovechado para actuar por su cuenta en la búsqueda de un espacio que les proporcione las bolsas electorales de los competidores directos. Estas Primarias ha tenido más agresiones de fuera que las elecciones de Estados Unidos o de Francia. Solo que los “hackers”, han sido internos. Por si se desconoce, algunos han declarado abiertamente su estrategia: colaborar lo más posible en que las peleas internas se mantengan. Por la experiencia de otros países sabemos lo que sucede con los partidos distraídos en guerras interiores. Por las experiencias propias también. Los ciudadanos no votan partidos que intuyan que se presentan  divididos. Viven en una contradicción. Quieren que los partidos sean democráticos, pero que no los perciban como enfrentados entre ellos. Así que lo más probable es que el delirio de estos meses, que por cierto va a mantenerse hasta el próximo Congreso, no haya ayudado en nada a que el PSOE se presente ante la sociedad como partido generador de confianza. Se ha adentrado en terrenos pantanosos. Cuanto más te mueves, más te hundes.