EL OSTRACISMO DEL JUBILADO - José Enrique Centén Martín (7 de septiembre de 2017)
Es como si fuese un destierro, y a ese exilio Plinio lo definió: “el consuelo alivia y no mata la tristeza; y su tristeza de desterrado es, sin duda, una de las fuentes que le atormente y dure hasta la muerte” (1). Porque empieza con una rutina, al principio se sigue en contacto con antiguos compañeros y amigos, incluso va a visitarles a la empresa, puede que alguno le llame, pero poco a poco notas más el distanciamiento con excusas como “tengo mucho lío”, “perdona ahora no puedo, te llamaré”, compañeros con quien has compartido cerca de 20 años o más, angustias y fatigas durante largas horas de jornada laboral. Al cabo de poco tiempo se siente el vacío, no se reconoce a nadie y todo primer pensamiento del hombre, sea un leproso, o un prisionero, pecador o un inválido es: tener compañero en su desgracia (2). Buscará nuevos contactos en el entorno con personas en su misma situación, pero son amistades efímeras, dado que empiezan a desaparecer bien por aburrimiento o la edad, personas con quien cuesta compartir emociones al ser conversaciones superfluas en la mayoría de los casos. Estará henchido de dudas y ésta, con el tiempo, llegará a paralizar su capacidad de obrar (2).
Se acerca el ocaso poco a poco, porque en la mayoría de los casos, sólo se irá a por el pan o alguna compra olvidada, y pasar largas tardes ante la TV, cuidará a los nietos porque los hijos necesiten una escapatoria entre semana o fines de semanas y vacaciones escolares hasta que tengan edad de quedarse solos, luego es prácticamente el olvido por parte de los tuyos. Situación que también puede abarcar a parados de larga duración mayores de 55 años, agravada con enfermedades por su situación, depresión, ansiedad..., o compañeros despedidos o forzosamente prejubilados y conocidos por amigos comunes. Eso en la mayoría de los varones, porque las mujeres están más activas forzosamente, continuarán con las labores de siempre, la casa, la comida y cuidar al varón, que nunca las ha realizado.
Algunas personas pueden que tengan alguna actividad y se comuniquen por correo electrónico con antiguos compañeros, con las mismas reflexiones que se hacía en el trabajo, pero en este caso sin recibir nunca respuesta, es un diálogo en una sola dirección, hasta que alguien cansado te dice: “bórrame de tu lista de correos”, le pides disculpas por haberle importunado y su pronta respuesta es: “no me has importunado, sólo es que estoy harto de politicastros y memócratas”, la edad te hace ser más templado y recapacitar, pensando que no dice por ti lo de “memócrata”, y pesar de ello, a algunos de los que quieren olvidarme echaré de menos.
1.- Gregorio Marañón, Tiberio “Historia de un resentimiento”, Editorial Espasa Calpe, 11ª Edición página 46.
2.- Erich Fromm, “El miedo a la libertad”, 8ª impresión: octubre de 2011, Paidós pp. 56,58.