Cartas al Director

SÁNCHEZ, ALIAS PROFANEITOR - Roberto (12 de septiembre de 2018)

12 septiembre, 2018 09:29

Un nuevo espectáculo del gobierno socialista del reino de España, por obra y gracia de los antiespañoles, deja medio turulato al Presidente y su grupeto de alegre muchachada con vocación de dimisión.

Ya son dos ministros, y eso que todavía no conocemos la tesis doctoral del jefe.

Que una Ministra dimita por plagio, es lo mínimo, aunque no tenemos la certeza ya que no quiso enseñar su TFM, y debemos guiarnos por supuestas informaciones de medios –curiosamente afines o teledirigidos-.

Seguiremos sin saberlo, pues ya es pasado, y ahora toca dirigir el tiro al Presidente del partido adversario, que creo es por lo que esta señora ha dimitido o la han dimitido desde el cuarto poder.

Pero si alguien debería quedar tocado, y desde mi punto de vista, hundido, es el presidente Sánchez. ¿Cómo se pude defender a esta señora y asegurar que seguirá en su puesto y a las 3 horas que anuncié su dimisión por un supuesto plagio?

Literalmente le ha dejado, como diría otra ministra del paro, con el culo al aire.

Era él quien debió cesarla para tener algo de credibilidad, y no dimitir cuando tu jefe ha defendido tu valía y honradez. Características, que por lo que se ve, no han sido suficientes para permanecer en el puesto y demostrarlas. Aunque a buen seguro no le impedirán llegar a buen puerto de un puesto reservado para dimitidos o cesados a costa del contribuyente. Ya sea por estas tierras o allende los mares.

Pero este no ha sido el último bochorno de este gobierno.

Otro que ha defraudado, aunque no soy entre los que se siente como tal, ha sido el Ministro de Exteriores, un tal Borrell, al que poco le ha durado su supuesta firmeza contra el independentismo. No sólo hace declaraciones contra la justicia española, poniendo en entredicho sus medidas y actuaciones, sino que dice que Cataluña es una nación, y hasta le escuche ayer decir que la diada era una celebración nacional.

Pero es lo que hay cuando se está más preocupado por profanar tumbas de muertos, en lugar de solucionar los problemas de los vivos. Sólo faltaría que cuando levante la fosa de Franco no hubiera nada, y alguien tuviera que dimitir por equivocarse de tumba, mientras Profaneitor propone una comisión de búsqueda y captura de los restos.