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La difícil papeleta que tienen Cospedal y el PP si Page sigue bloqueado por Podemos

6 junio, 2017 00:00

Es difícil saber lo que el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, piensa en estos momentos y cómo quiere abordar la negociación para aprobar los Presupuestos de la Junta y desbloquear la crisis política actual que vive la región. Pero lo que está claro es que, a tenor de la minoría del PSOE en las Cortes regionales, el presidente necesita el apoyo de al menos uno de los otros dos grupos políticos de la Cámara, el PP o Podemos, a los que tiene que convencer para que el Gobierno castellano-manchego pueda avanzar y la comunidad autónoma siga su camino sin nuevos sobresaltos. En principio, la opción más apetecible y deseada por el PSOE es la de negociar con Podemos y pedir a su secretario general en la región, José García Molina, que reconsidere su ruptura del pasado mes de abril con el objetivo de cerrar un nuevo Presupuesto y que todo vuelva a fluir de nuevo.

Eso sería lo más lógico entre dos socios que, pese a sus diferencias, tienen el compromiso desde junio de 2015 de sacar adelante la gestión de la Administración autonómica. Sin embargo, nada hace indicar que eso vaya a ser así, entre otras razones porque la desconfianza mutua entre el PSOE y Podemos ha crecido en Castilla-La Mancha de forma exponencial y, a día de hoy, las posiciones están muy enfrentadas, sin que nada haga prever que se vayan a producir acercamientos. Distintos fuentes coinciden en señalar que Page y García Molina llevan muchos meses sin hablar y que la distancia entre ambos a día de hoy resulta insalvable. No obstante, los intentos de acercamiento se van a producir y habrá que esperar los resultados para ver si esta "sociedad" sigue funcionando o no, aunque sea de forma coyuntural.

La otra opción que tiene Page, si finalmente le falla Podemos, es la de acudir al Partido Popular, absolutamente enfrentado al Gobierno socialista de la Junta y todavía muy dolido por el injusto trato que recibió del PSOE María Dolores de Cospedal durante su etapa en la Presidencia de Castilla-La Mancha. En este caso, Page también lo va a tener difícil, pero no cabe duda de que el PP se encontraría con la papeleta, complicada pero decisiva, de tener que ayudar o no a un político del que siempre han recelado y al que consideran ejemplo de mala gestión en Castilla-La Mancha. No será fácil para Cospedal, líder del PP castellano-manchego, tomar una decisión al respecto, pero tampoco será plato de gusto dejar que la situación siga empantanada y nadie pueda gobernar, forzando unas elecciones anticipadas que serían de difícil encaje ciudadano.

Existe, además, otra variable importante que puede inclinar la balanza del PP hacia uno u otro lado. En el caso hipotética de un adelanto electoral, los populares ahora mismo no tendrían candidato con el que enfrentarse a Page, ya que sólo ha pasado la mitad de la legislatura y Cospedal, muy sólida en su papel de ministra de Defensa y con aspiraciones de más alto nivel, aún no estaría dispuesta a regresar a la primera fila de la política en Castilla-La Mancha, opción que en mayo de 2019 sería también imprevisible pero algo más viable. Por tanto, el papel del PP ahora mismo no es cómodo ni fácil y eso puede también terminar siendo una ventaja para el presidente Page.