Lo de Santa Ana de Pusa
Vaya por delante que hay algo de trazo grueso en el análisis que van a leer a continuación. Desconozco si hay algún matiz que se me escapa, pero estarán de acuerdo conmigo en que es escandaloso que en un ayuntamiento de la región haya ganado la única plaza de operario de servicios múltiples un concejal del PSOE. Según la denuncia que esta semana ha realizado la diputada provincial Sagrario Gutiérrez, el edil socialista es el que mejor nota sacó en un examen en el que se realizaron preguntas del tipo: “¿Cuántas personas se casaron en el municipio en el año 1808?, ¿cuántos habitantes tenía Santa Ana de Pusa en 1577? o ¿cuántos puentes hay en el casco urbano?”. No digo yo que no sea importante conocer algo de la historia del municipio donde uno quiere trabajar, pero de ahí a saberse el censo exacto del pueblo desde hace cinco siglos hay un trecho. Vamos, que o te han chivado las preguntas o has tenido más suerte que un policía en una fiesta de los Pujol.
Pero el problema, siendo grave, no parece que esté en el caso concreto de este pueblo toledano, del que, insisto, desconozco detalles justificadores, que digo yo que los habrá; es más bien que este episodio no es casual, que responde a una forma de hacer las cosas. Con la corrupción pasa como con la manipulación periodística, que donde más habita es en los lugares más pequeños. Es cierto que la Operación Lezo, la Púnica, el caso Bárcenas, los ERE de Andalucía o el escándalo de Urdangarín y Asociados tienen un tufo nacional irresistible. Bien puestos están los focos sobre tales dispendios de lo público. Pero esos latrocinios masivos, presuntos o no, están documentados por todo tipo de periódicos, televisiones, tuiteros, instagramers y radios. Hay tertulias diarias que se dedican a hacer monográficos sobre las corrupciones de los mayores. Pero, ¿quién se ocupa de las pequeñas triquiñuelas de la España que habita más allá de la M-30?
En el caso que nos ocupa, según el PP, el candidato sabía que iba a ganar la plaza de antemano, ya que, denuncian, empezó a vender su ganado justo antes de que se convocara la plaza. Dicen, además, que los 13 aspirantes no pudieron acceder a ningún temario, por lo que no descartan impugnar la prueba.
Y este caso que les cuento seguro que no les es extraño. Reconozcan conmigo que si miran a su alrededor, seguro que les suenan historias así, ¿verdad?, extraños viajes, facturas pagadas en B o en C, favores de ida y vuelta, ascensos injustificados, algún sobre traspapelado, asfaltados sospechosos, piscinas demasiado grandes, parques demasiado sucios… y en ese plan, que diría Umbral. Y sobre todos estos casos no hay ninguna luz, no hay un Ferreras haciendo monográficos, ni ejércitos de internautas vigilantes. Allí solo reside la débil condición humana y el poco patriótico y desagradable ejercicio de mirar para otro lado.
Así que seamos honestos y busquemos la luz allá donde haya oscuridad, aunque a casi nadie le importe.