Podemos le gana el pulso al PSOE y deja a Page debilitado
Pocas veces hemos asistido a una representación de teatro político como la que ha tenido lugar las últimas semanas en Castilla-La Mancha. Nadie en la región sabía a qué atenerse ya que el gobierno socialista de García-Page ha jugado en todo momento con la posibilidad de convocar elecciones en el caso de que no hubiera acuerdo con la oposición en torno a los presupuestos. Sabíamos que era un órdago del Gobierno y una manera de presionar al resto de partidos y a la sociedad civil para hacer que Podemos o el PP apoyaran sus cuentas. Lo que no sabíamos era el grado de simulación que se estaba utilizado en este embate en el que el único que ha salido triunfador y victorioso ha sido Podemos, al que se le va a castigar la traición del mes de abril regalándole dos carteras en el Consejo de Gobierno.
Son los nuevos tiempos y el resultado de la equivocación de García-Page en su apuesta en las primarias para elegir al líder federal de su partido. Eso le debilitó y la consecuencia inmediata, para dar la apariencia de que en Castilla-La Mancha la sintonía con Podemos es igual de buena que la que mantiene Pedro Sánchez a nivel nacional con Pablo Iglesias, es la entrada de dos miembros del partido morado en el Ejecutivo autónomo de Page. Habrá que concluir que José García Molina tenía razón y que acertó en sus planteamientos y en su actuación cuando en abril decidió por sorpresa votar en contra de los presupuestos. Ahora va a tener las cuentas que deseaba y además dos personas en el gobierno, tal vez él mismo, para controlarlas.
Lo malo de todo esto no es que el nuevo ejecutivo esté formado por una coalición de partidos de izquierdas -habrá que darles un margen de confianza y puede incluso que hagan una buena gestión- sino la cara de tontos y la sensación que nos ha quedado a todos de que la política de Castilla-La Mancha se está decidiendo en este caso fuera de la región.