Talavera es una ciudad lamentablemente acostumbrada a las pérdidas históricas, los olvidos sistemáticos y las ilusiones perdidas. La derrota es el estado natural de la ciudad desde hace algunas décadas y ahora llegan de nuevo cantos de sirena que se están valorando entre muchos talaveranos con el escepticismo propio de quién ha perdido ya la confianza y está empezando también a perder muchas esperanzas. El multimillonario proyecto de implantación de una Universidad privada en Talavera, con gran aparato tipográfico, suena en estos momentos entre los ciudadanos como un déjà vu que se oye desde lejos y al que por ahora no se presta mucha atención. Ni ganas.

Cabe pensar que, en principio, los milagros no existen y que, si existieran, no se manifestarían en Talavera, que es la ciudad peor tratada de Castilla-La Mancha y anda ya de vuelta de este tipo de iniciativas que llegan con muchos altavoces y anunciando millones y empleos como la solución definitiva a todos los males presentes y futuros. En Talavera ya se anunció hace algunos años un proyecto de Universidad privada que no fue a ningún sitio y ahora parece que regresa una idea similar en la que pocos creen de momento entre los talaveranos, cansados ya de que se juegue con sus ilusiones una y otra vez.

Si el proyecto se convirtiera en realidad y llegase con todas las bendiciones legales, académicas, económicas,  sociales y morales, seguro que sería bienvenido, pero por ahora todo es escepticismo y duda.