Editorial

Cambiar el reglamento de las Cortes de Castilla-La Mancha y que los diputados digan lo que quieran sin ofender

6 octubre, 2017 00:00

Nos parece grave limitar la libertad de expresión en la tribuna de las Cortes de Castilla-La Mancha. El episodio de este jueves, en el que el presidente de la Cámara, Jesús Fernández Vaquero, retiró la palabra a la presidenta del Grupo Parlamentario Popular, Ana Guarinos, no puede y no debe volver a repetirse. Y menos bajo la excusa simplista de que es preciso ceñirse al orden del día, sin tener en cuenta los acontecimientos del momento que puedan afectar directamente a Castilla-La Mancha, como ocurre ahora mismo con la grave crisis en Cataluña. Entendemos que la libertad de expresión debe ser completa en la tribuna de un Parlamento, siempre que el orador no sea ofensivo contra las personas, los grupos o las instituciones y provoque con ello un problema mayor. Los límites de la libertad están perfectamente marcados en la Constitución y las leyes que la desarrollan, y estamos plenamente convencidos de que hay que ser flexibles en el uso de la palabra, esencia de la democracia.

Por estas razones entendemos que si el problema de las Cortes de Castilla-La Mancha para dejar hablar a los diputados está en el actual reglamento de la Cámara, que obliga a los parlamentarios a ceñirse estrictamente a los asuntos marcados en el orden del día, sería entonces necesario modificar este reglamento y dar prioridad a la libertad de expresión frente a estas cuestiones de orden político o administrativo que la limitan y la encasillan. Por otro lado, la aplicación de ese reglamento tiende actualmente a flexibilizarse con unos y hacerse más estricta con otros, de manera que con frecuencia termina siendo una situación injusta o arbitraria según los colores políticos que toquen en cada momento. Pensamos, por tanto, que el reglamento hay que modificarlo y abrir la Cámara a un margen mucho mayor de libertad de expresión. Es grave dejar a un diputado sin palabras.