Ver la paja en ojo ajeno... o cómo tapar las vergüenzas de Page
Corren tiempos complicados en nuestra tierra. No se puede encontrar ninguna razón para explicar la actitud deplorable y autoritaria de los socialistas que nos gobiernan en Castilla-La Mancha. En primer lugar y empezando por el secretario general de los socialistas de la provincia y presidente de la Diputación de Toledo, no puedo tolerar que Álvaro Gutiérrez nos prohíba debatir en el Pleno sobre las personas más vulnerables y sobre las ayudas para los municipios afectados por las tormentas de este verano.
Y es que Álvaro Gutiérrez es presidente de la Diputación gracias a un tripartito apoyado por IU, Ciudadanos y PSOE; esto es, un compendio de perdedores que en ningún caso representan a la mayoría de la voluntad de los toledanos porque los toledanos no querían un presidente a cualquier precio y con el único fin de garantizarse un sillón. Se trata de pacto de perdedores que lo único que está resultando son favoritismos personales y partidistas dejando de la lado a los más vulnerables. Gutiérrez no es de fiar y no da la cara por los ciudadanos; solo mira por y para él y pasará a la historia como el peor presidente de la Diputación Provincial de Toledo que tuvo que apoyarse en tres grupos políticos para arrebatar la presidencia al partido más votado como fue el Partido Popular.
Siguiendo con la plana mayor de los socialistas de Castilla-La Mancha, estamos asistiendo por desgracia al desafortunado teatro protagonizando por el presidente regional, cuyo doble rasero sobre la defensa de la Constitución española es alarmante e impropio de alguien que ocupa su cargo.
Las palabras de García-Page no acompañan a los hechos. En su Gobierno tiene a dos miembros de Podemos que se han mostrado a favor de los radicales de izquierdas que quieren romper España. Uno de ellos –el vicepresidente segundo del Ejecutivo- se fue recientemente a Cataluña a mostrar su apoyo a Junqueras y Colau. A pesar de esto, García-Page ha tenido la torpeza y ha cometido la irresponsabilidad de no cesar a estos dos responsables públicos.
Por otro lado, los colaboradores más cercanos de García-Page se mofan de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado al emplear una dialéctica en sus manifestaciones públicas totalmente intolerables. Me refiero, por ejemplo, al portavoz del Ejecutivo regional, Nacho Hernando, que dijo con mucha retranca sin gracia alguna que el Delegado del Gobierno en la región, José Julián Gregorio, sacó a pasear la pistola de Tejero. Lo mismo se puede decir de la portavoz parlamentaria, Blanca Fernández, que habló de ‘bombas lapa’ para referirse a las enmiendas a los presupuestos que presentó la oposición. Vergonzoso.
Las pulcras palabras que vierte García-Page sobre la Constitución y la unidad de España contrastan con sus acciones y sus inacciones. No es capaz de condenar ni de criticar ninguno de los episodios anteriormente mencionados. Tolera que en su Gobierno haya personas que hacen mofas políticas con asuntos delicados como es la seguridad de nuestro país, algo que aparentemente es inexplicable si se mira desde la razón y la lógica, pero es sabido que hace lo que sea con tal de mantenerse en el poder. Y es que el señor Page tolera y se apoya en un diputado de Podemos que publica tuits como este: ”Ya es hora de acabar con esta monarquía bananera y su régimen corrupto para construir una república democrática confederal basada en la libre adhesión de sus pueblos. No necesitamos una segunda Transición, sino una primera ruptura democrática con el franquismo”.
Como diputado provincial, como como ciudadano y como secretario general del PP de Toledo, me duele ver que García-Page ataque de manera despechada a Gregorio, de quien va diciendo que pidió la aplicación del famoso artículo 155, a pesar de que no fue así. Sin embargo, el socialista quiere hacer de esta polémica una cortina de humo con la que tapar sus innumerables vergüenzas, sus escarceos políticos con los radicales que apoyan la ruptura de España y su fidelidad a aquellos que hacen chascarrillos con el buen hacer de la Policía Nacional, la Guardia Civil y nuestro Ejército.
Podría seguir contando muchas vergüenzas de García-Page, como los vetos que ha impuesto recientemente en las Cortes de Castilla-La Mancha para que no se hable de la unidad de España ni se vote sobre la defensa de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Es la conducta propia del mercenario: guiarse en función de su interés personal; el problema, en este caso, es que se trata de un responsable político en cuyas manos está la deriva de nuestra tierra, a pesar de que la mayoría de ciudadanos no lo quisieron así.
No se puede consentir que García-Page centre su acción política en echar bilis sobre Gregorio por algo que no ha hecho. Más le valía al presidente de la Junta de Comunidades trabajar por nuestro futuro y demostrar su apoyo a la unidad de España. También debería respetar a las mujeres y no hacer comentarios machistas ni fotos con mujeres tapadas por un niqab, así como echar a su fiel aliado diputado Fernando Mora por insultar y menospreciar a una responsable pública del PP tan solo por ser mujer… Son muchas tareas pendientes las que tiene Page y pocas las ganas de cambiar y de comportarse como nos merecemos los ciudadanos de esta tierra.
Emilio Bravo Peña. Presidente del Grupo Popular de la Diputación de Toledo y secretario general del PP de Toledo