POM de Toledo: ¿Por quién doblan las campanas?
La Junta de Comunidades publicó este pasado 23 de Marzo la anulación del último planeamiento vigente en nuestra capital. Canta Gardel que “veinte años no son nada”, pero en este caso son 32 y la ciudad debe retroceder su planeamiento al Plan General (PGOU) aprobado en el 86, el año en que la Unesco aceptó a Toledo como Ciudad Patrimonio de la Humanidad y era alcalde Joaquín Sánchez Garrido.
El escenario es complejo, y antes que nada el colegio de arquitectos ofrece toda su leal colaboración para intentar aportar soluciones a esta difícil problemática. Desde el Ayuntamiento han planteado una estrategia que permita dar rápida cobertura mediante varias modificaciones al PGOU del 86, a los suelos desarrollados por un lado, y a gran parte de los clasificados como urbanizables por otro. Parece evidente que estas modificaciones no podrán emular al 100% el POM anulado salvo riesgo evidente de volver a caer en los supuestos de anulación, pero además los requisitos actuales obligarán a un rediseño de los sectores previstos en el 2007.
Debe preocupar, entre otros aspectos, las consecuencias de esta incertidumbre en el marco urbanístico. Los inversores, no solo inmobiliarios, necesitan unas “reglas de juego” nítidas y confiables, y no sólo ellos, también y en mayor medida las entidades financieras que los apoyan. Las modificaciones expuestas, sujetas a la dialéctica con los ciudadanos a través de sus propuestas y alegaciones, así como al posterior control regional, son una solución temporal y en el caso de la modificación 29, referida a los suelos urbanizables y con un trámite mucho más dilatado del deseable, ni siquiera es una solución rápida.
Toledo, con el conocimiento y aval que constituyen ser una gran ciudad con planeamientos ya desde 1943 (fecha del primer Plan General de la ciudad) debería iniciar de manera urgente la redacción de un nuevo POM, que dé respuestas a las preguntas e inquietudes de la ciudad.
Estas serían, entre otras: La solución definitiva a la protección y estudio de la Vega Baja; A la recuperación del circo y su entorno para la ciudad y los ciudadanos; El salto del río; El AVE y su probable transformación en línea internacional europea conectando con Lisboa; La recuperación de la línea de mercancías y la implantación de una plataforma logística; La necesaria ampliación del Polígono Industrial; El diseño y consolidación de las necesidades de expansión de nuestra universidad; La implantación de estrategias sostenibles para el casco a través de la regulación de nuevas formas de turismo…
Pero también hay tareas y muy importantes para nuestra administración regional. En un reciente Congreso celebrado en Cartagena, José María Ezquiaga, destacado urbanista y decano del COAM desarrolló una ponencia sobre la Mortalidad de los Planeamientos y concluía con tres puntos. El primero la necesidad de que el Planeamiento General dirija sus esfuerzos a diseñar la ordenación estructural de las ciudades con una visión territorial de lo público: el segundo la imprescindible simplificación de la tramitación de los planeamientos, exigiendo una revisión en profundidad de la legislación que permita simplificar procesos y plazos y en último lugar la necesaria modificación legislativa que permita flexibilizar las sentencias de nulidad.
Los dos primeros pertenecen de lleno al ámbito competencial de nuestra administración regional. Más del 50% de los municipios de nuestra provincia o directamente no tiene planeamiento o no lo actualiza desde hace 25 años, porque sus responsables políticos entienden que no serán capaces de generar el impulso social y económico necesario. Si un POM necesita más de 8 años en su gestación, es casi imposible que el equipo político inicial o incluso el mismo partido, lleguen a aprobarlos al final del proceso y mucho menos a aplicarlo.
Ernest Hemingway utiliza los versos de John Donne para su novela, y escribe “nunca preguntes por quién doblan las campanas, doblan por ti”. Las campanas del POM Toledo doblan por todos, pero es nuestra responsabilidad que el toque sea de arrebato y juntos políticos, técnicos, administraciones y la valiosa participación ciudadana, reiterando nuestra disposición a colaborar para hacer de la necesidad virtud, diseñemos el mejor Toledo posible para nuestros hijos y aprovechando para que toda la región se beneficie de una mejora en su ordenamiento urbanístico.
Carlos Rojo. Presidente de la Demarcación en Toledo del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla La Mancha