Revolución por la Tierra
Esta semana ha salido la aportación definitiva del grupo III al sexto informe del IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change. Grupo intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático). Esta aportación es muy importante porque trata de exponer cómo mitigar el más que preocupante aumento de temperatura del planeta en el que vivimos.
Sin embargo, es bastante probable que no hayas oído hablar de esto, ni sepas que se ha suavizado muchísimo respecto a la versión que se filtró a finales del año pasado. Aun así, el mensaje principal es el mismo: ¡¡hay que actuar contra el cambio climático ya!! Y hay que hacerlo desde las instituciones.
De poco sirven las medidas que ponen el foco en las acciones individuales cuando grandes compañías siguen contaminando a sus anchas. De nada vale intentar convencernos de que nos pasemos al vehículo eléctrico, o instalemos paneles solares en nuestras casas, cuando la mayoría de la población no puede permitírselo.
Estos dos ejemplos, tan evidentes, deberían hacernos comprender que las medidas tomadas hasta ahora no son más que meras operaciones de maquillaje que no atajan el problema real. Se necesitan acciones de gran envergadura y con mayor recorrido.
Es imprescindible que los que toman las decisiones (a los que votamos, no aquellos que les presionan en la sombra para hacer cumplir sus voluntades y no las del pueblo) dediquen sus esfuerzos en hacer caso a las recomendaciones científicas en este sentido que son bien claras: abandonar los combustibles fósiles y cambiar el modelo de explotación de recursos del planeta. Esto tiene unas connotaciones bastante claras, a mi modo de ver, y que son las que están impidiendo que se lleve a cabo lo que se tendría que haber empezado a hacer hace mucho tiempo.
Se vienen incumpliendo sistemáticamente los acuerdos internacionales sobre reducción de huella de carbono por la avaricia de los países ricos y de las grandes compañías que exprimen los recursos finitos de la Tierra para maximizar sus beneficios. Y nadie hace nada.
Permanecemos impasibles, crisis tras crisis, viendo como los ricos y poderosos se hacen más ricos y más poderosos. Los desastres nos atizan en la cara descubriendo las miserias de un sistema capitalista que nos está llevando a la mayor diferencia de clases en siglos y seguimos entrando en su juego de enfrentamientos políticos y guerras asesinas entre los pueblos.
Ya no se trata del planeta que dejaremos a nuestra descendencia, hemos pasado el límite al del planeta que sufriremos al final de nuestras vidas. Pero hay solución. Se pueden hacer cosas, pero hay que hacerlas ya.
La primera es informarse y exigir, unidas, que acaben los privilegios de una minoría, que es la que más contamina, y que el dinero público se destine a medidas reales que beneficien a todos y al planeta. Por ejemplo: desdoblamiento y electrificación de las vías del tren (nos suena, ¿verdad?).
Lo segundo, luchar por la justicia social porque no se entendería que esto se soportara equitativamente entre todo el mundo y no pagase más quien más tiene ni quien más contamina. Y la tercera, que no la última ni la menos importante, movilizarnos por ello.
El cambio climático existe, ya está matando gente y está provocando cambios en nuestro entorno (flora, fauna, agricultura, ganadería, etc.). que nos van a hacer la vida más difícil.
Urge una gran revolución, pacífica, por la Tierra y tiene que ser YA.
Juan Pedro Ayuso Cazorla. Presidente de XTalavera