Encuestas electorales, la coña de siempre
Hace tan solo unos días, la portavoz del grupo socialista en las Cortes de Castilla-La Mancha, Blanca Fernández, se descubría ante la audiencia en púlpito institucional como una excelente profetisa. De una sola tacada vaticinó a un año vista que el PSOE ganaría las elecciones autonómicas, y el PP sería penalizado por los votantes, entre otras imaginarias de la tan sagaz como precoz vidente. Una intervención que al parecer ha suscitado cierto desasosiego entre el colectivo de adivinos de este país, que ven en la diputada una inesperada competencia en el desempeño del arte del acertijo. Tan sólo el consuelo para los profesionales del sector de que la ciudadrealeña carezca del máster de la especialidad requerido para el normal ejercicio del oficio salvo, naturalmente, que a última hora exhiba uno expedido por la URJC.
Ante el éxito obtenido por la ocasional pitonisa, no han tardado en aparecer nuevos vaticinios de irresoluta procedencia. Uno de ellos encargado por el PSOE asegura que al día de hoy Emiliano García-Page obtendría la victoria y aumentaría tanto su porcentaje de votos como el número de diputados en unas elecciones autonómicas. Aún cuando sin alcanzar la mayoría absoluta, los diputados de Ciudadanos, que accederían por vez primera al parlamento regional, o también los de Podemos le permitirían seguir como presidente de la Comunidad, según estas interesadas predicciones. Un cambalache a costa del PP, con Cospedal en modo irresoluto y Tirado calentando en la banda, que sufriría un descenso importante en su actual número de diputados.
También, otra pesquisa de origen ignoto da ganadora a la alcaldía toledana a su actual regidora, Milagros Tolón, que ve aumentar su número de concejales y votos en perjuicio del PP, que también cedería espacio en beneficio de Ciudadanos. Unas adivinaciones que son contestadas tan pronto como aparecen por los afectados en la región, es decir el PP, cuyos más preclaros representantes tanto en la capital como en la comunidad no han hecho más que descalificar semejantes alucinaciones demoscópicas asegurando que las que ellos poseen, igualmente confusas, les dan un triunfo indiscutible.
Mientras tanto, semejante ejercicio de futurología en Castilla-La Mancha a beneficio del PSOE -cuyo secretario general, Pedro Sánchez, sigue sin cerrar las heridas internas de la formación, y sus líderes regionales guardan silencio en un clima de calma aparente- contrasta con el declive del partido coincidente en todas las encuestas aparecidas a nivel nacional. Un descenso lento pero constante que quedó reflejado en ocho de los nueve sondeos hechos públicos el pasado mes de marzo. Una intención de voto que cada vez más aproxima peligrosamente a la formación de Pablo Iglesias.
Prepárese la ciudadanía en estos doce meses que aún quedan para la celebración de los comicios locales y autonómicos en España. Durante todo este tiempo no faltarán adivinos de ocasión, trileros de estudios de opinión desconocidos, o contumaces agoreros para vociferar las bondades de su partido y las miserias del contrario, en la confianza de elevarse a los altares en tan singular faena. Un ejercicio farragoso y cansino que no hace más que aumentar la desafección, harta ya del comportamiento de nuestros políticos. Individuos cuya principal bagaje con el cargo político que ocupan es la amistad con el jefe y su habilidad para la lisonja. Sujetos más entretenidos en solventar sus particulares inquinas o clamar sondeos de opinión sin fundamento que resolver los problemas más básicos de unos ciudadanos que, por suerte, hacen poco o ningún caso a estos ocasionales profetas.