A la espera del motorista
En tiempos de Franco ser cargo en el Estado era la leche. Seguramente porque la nómina era bien escasa en comparación con el actual elenco de ministros, secretarios de Estado, directores generales, delegados varios, presidentes de organismos y empresas públicas, jefes de gabinete, asesores… Una época donde aquellos gerifaltes mandaban un huevo, tanto que a su paso era habitual cuadrarse en marcial apostura hasta los guardas rurales, salvo que portasen en el instante la escopeta de caza del “señorito” en jornada cinegética. Todos ellos emanaban la autoridad de quien por la época mandaba en este país, en todo el país, haciendo lo que le daba la gana salvo indicación expresa de doña Carmen.
Sin embargo, el jalifa corría el riesgo de perder de inmediato todo este boato con la llegada a su casa de un motorista del PMM portando la carta del adiós y agradeciéndole los servicios prestados. Sin mayores rodeos, sin necesidad de crisis de Gobierno, mociones de censura, cambalaches varios entre partidos, o presupuestos sin aprobar, que para eso estaba Laureano López-Rodó, el ministro al que Franco encargaba impulsar los planes de desarrollo de la época en este país. Mas con tantos cargos que se precisan en la actualidad para sacar adelante esta Administración, haría falta todo un parque móvil de motoristas para poder realizar las funciones adecuadamente. Una fórmula elegante de notificar el cese al interesado en la que también, aún sin necesidad de dar muchas explicaciones en la misiva, bien podía haberse añadido en la actualidad el motivo de la dimisión para un mejor conocimiento del emplumado: falta de confianza, corrupto, incompetente, chorizo, o simplemente por tonto, que también los hay, en sus diferentes modalidades.
La llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa provocará en los próximos días el cese de 437 altos cargos del Estados nombrados por Mariano Rajoy, según cálculos de los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha). También, el de miles de funcionarios eventuales, de carrera, asesores, jefes de gabinete que ocupan puestos de confianza y que no tararán en recibir la visita del motorista, ahora reconvertido acorde a las nuevas tecnologías y costumbres. El mismo número que con idéntica expectación, aunque con mucha mayor complacencia, esperan los afines al nuevo Gobierno y partido para ocupar sus puestos.
Un seísmo institucional que también afecta a Castilla-La Mancha, tanto en los cargos del Gobierno del Estado como en sus respectivas delegaciones provinciales y empresas públicas en la región. Sus titulares ya se encuentran a la espera del motorista. Mientras, salvo los que siguen en el Congreso como diputados, preparan su futuro laboral inmediato reincorporándose como funcionarios a la propia Administración, en sus anteriores puestos en la empresa privada o, a menos que lo remedie la formación política a la que pertenecen acogiéndoles en su seno, a incrementar las listas del desempleo. Hasta la próxima.