Asistimos aturdidos estos días a un frenesí de destinos políticos para la secretaria general del PP y presidenta de la formación en Castilla-La Mancha, María Dolores Cospedal. Una agitación en un momento donde el partido prepara su Congreso extraordinario para elegir los días 20 y 21 de julio al sucesor o sucesora de Mariano Rajoy. Mientras eso ocurre, no cesan en aparecer cada día una suerte de clarividentes ocasionales que sitúan a Cospedal como posible candidata de una diversidad de destinos políticos que para sí quisiera tanto político del PP en expectación de destino, ahora que su partido ha sido apeado del Gobierno de la nación.

Desde candidata a la alcaldía de Madrid, Parlamento Europeo, Comunidad de Castilla-La Mancha, además de diversas posibilidades dentro de puestos clave de su propio partido, sola o junto a otros candidatos. Se desconoce por ahora si en tamaña retahíla de destinos para la presidenta del PP en Castilla-La Mancha  optará igualmente a novicia en convento de clausura, utillera en equipo de fútbol femenino, o animadora en cancha de basquet. Naturalmente, a la relación de pitonisos no ha tardado en unirse el portavoz del Gobierno de Castilla-La Mancha, Nacho Hernando, que también ha dado su particular vaticinio especialmente estrambótico cuando se trata de la oposición. Un dictamen imprescindible en su condición de agorero oficial de la región siempre dispuesto a ofrecer sus sabios consejos desde púlpito institucional.

Ignoro si María Dolores de Cospedal -como en su día Catalina de Mendice, reina de Francia, que no daba paso sin consultarse con el astrólogo y charlatán Nostradamus, o la zarina Alejandra Fiódorovna que dependía de las premoniciones del pope supermacho Rasputín- dispone de bruja de cabecera para vaticinar su futuro inmediato. Mas con tanto provicero ocasional que cada día aparece con pasmosa seguridad situándola en lugar diferente, no hará falta a la secretaria general acudir a ninguno de los más reconocidos adivinos, futurólogos o videntes que forman parte del folklore patrio. Mejor guardarse los esfuerzos en librar una batalla cada vez más explícita e indisimulada, equipos respectivos incluidos, entre quien desde hace años la viene acechando sin mirarla. Una lucha fratricida por el control del partido que el Congreso del próximo mes de julio dictaminará su vencedor.