El casting de VOX
Asistimos en estas elecciones a un casting variopinto de candidatos a la hora de confeccionar las diferentes listas. Interpretes, toreros, deportistas… todo un elenco de profesiones poco propias para el ejercicio de la política, además de nula experiencia para el desarrollo del cargo al que se aspira. Personajes incluidos por los diferentes partidos en sus listas electorales para dar colorido a una candidatura, aunque afortunadamente la mayoría con escasas posibilidades de resultar elegidos al no estar situados entre los puestos de salida.
No obstante, Vox parece convencido que cualquier carencia de sus candidatos puede ser suplido perfectamente por las siglas del partido, y no tiene reparo alguno en fichar en cualquier caladero profesional y ubicarlos en lugar destacado. Ahí están los ejemplos de Rafael Fernández-Lomana, exconcursante de ‘Supervivientes’ que se presentó por Vox en Santander, el banderillero Pablo Ciprés, o el escolta privado Juan Manuel Hernández, ambos presentándose como cabezas de lista en Aragón.
Mas no solo de estas profesiones y de la milicia vive el partido de Santiago Abascal. En la ciudad de Toledo ha anunciado como cabeza de lista al Ayuntamiento de la capital al pintor y escultor Alberto Romero, desplazando para el cargo al que pocos días antes había sido designado, el talaverano y presidente provincial de la formación, Luis Miguel Núñez Gil. Con idéntico criterio y similar experiencia en política, Vox ha situado a Daniel Arias Vegas, profesor de Educación Física y entrenador nacional de futbol, como candidato a presidir la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
No dudo de las capacidades profesionales de ambos candidatos, incluso alguna destacada en páginas de sociedad como en el caso del artista toledano, pero prefiero encontrarme con ellos en una galería de arte o cancha de entrenamiento mejor que en cualquier despacho en las casas consistoriales o dependencias del Palacio de Fuensalida al frente de cualquier gestión de gobierno. Rellenar las candidaturas con este fondo de armario, parece más propio de un reclutamiento para el ejército de Pancho Villa, que de las personas adecuadas para la responsabilidad del desempeño de la gestión pública.
Lo que realmente llama la atención es el hecho de que los militares retirados (todos tienen más de 50 años) y los dedicados a las artes y la televisión superan al sector público, el científico y el económico, pero pasa siempre al principio en cualquier formación nueva: se rellena con fondo de armario. Si el partido se consolida en un par de legislaturas, dejará paso a perfiles más intelectualmente sólidos. De momento ahora es el Ejército de Pancho Villa.