Gutiérrez se mancha los zapatos en Cebolla
José Bono, en su discurso populista, solía decir que a él nadie le había dicho como estaban las calles de los pueblos de Castilla-La Mancha porque él, personalmente, se había manchado los zapatos de barro en un detallado proceso comprobatorio. El presidente de la Diputación de Toledo, Álvaro Gutiérrez, ha seguido sus enseñanzas y se ha hecho fotografiar con los zapatos embarrados en las calles de la localidad toledana de Cebolla. Los zapatos sucios y las manos limpias, buenos principios para la política contemporánea. El que sale en la misma foto manejando la azadilla no es miembro de la corporación provincial.
La canalización del arroyo que atraviesa Cebolla no parece que fuese una obra brillante, y en cuanto cae un chaparrón no da abasto para evacuar el agua. Esto no se conoció el pasado fin de semana, ya ha ocurrido otras veces, en esta ocasión con algunos heridos más coches arrastrados por las aguas porque la localidad, que es una de las más grandes del partido judicial de Talavera, estaba hasta la iglesia -majestuosamente situada en la cresta de la población- de gente que había acudido a las fiestas.
Nos hemos empeñado en construir en los cauces de los arroyos, ríos y ramblas y ya se sabe de antiguo que de vez en cuando, y pese a las teorías apocalípticas del cambio climático, la naturaleza tiende a recuperar sus territorios. La solución es que el arroyo recupere sus originales dimensiones, pero eso, seguramente ya será un imposible o un proyecto a largo plazo que exigiría modificar la proximidad de edificaciones a la ribera del arroyo.
En Valencia solucionaron el asunto desviando el cauce del Turia y ensanchándolo extraordinariamente, pero el arroyo Sangüesa es más complicado quizá porque es más pequeñito que el río levantino. Aunque se desviase su trayectoria, a su paso por el casco urbano seguiría siendo un problema. Divide Cebolla en dos zonas que convergen muy verticalmente sobre él, por lo que en situación de lluvias abundantes seguramente sería insuficiente como aliviadero de tormentas con su actual limitada estructura cubierta.
No fue sólo Gutiérrez el que respondió con rapidez a la necesidad de acudir a Cebolla a mostrar su aflicción por el destrozo, también estuvieron el delegado del Gobierno, el provincial de la Junta de Comunidades y al día siguiente el candidato a la presidencia regional del PP, Francisco Núñez. Bien por ellos, estuvieron con los damnificados. Ahora sólo hace falta que demuestren la eficiencia que avisan en época electoral y resuelvan de una vez por todas el problema, a ver si se va a convertir en costumbre, cada época de gota fría, acudir a Cebolla a marcharse los zapatos de barro.