Page sabe que ganará Susana
Si algo se ha ganado Page en la larga tira de años que lleva en el ejercicio de la política es el derecho a decir lo que piensa, sin considerar si es políticamente correcto o choca con los intereses de los que mandan en su partido, si es que hay alguien que manda. Convencido como está de que por el momento no puede aspirar al liderazgo nacional del PSOE, le queda el recurso de ganar influencia en la dirección nacional más allá del poder que le otorga el ser uno de los barones de referencia del socialismo español. El sábado hizo de portavoz del resto de compañeros barones para decir, en nombre de casi todos, que su futuro depende del resultado de las primarias y que personalmente no tomará ninguna decisión hasta saber quién es el nuevo secretario general del PSOE. Aunque parecía explícito el mensaje, la realidad es que en ese momento no aclaró qué va a hacer si pierde Susana Díaz.
Lo aclararon por él “fuentes próximas” citadas por OK Diario, que publicó a primera hora de la tarde que si Sánchez gana las primarias Page no se presentará al Congreso del PSOE para revalidar su cargo de secretario regional ni será candidato en las autonómicas de 2019. Las fuentes citadas señalaban que Page ya ha pasado por la "era Sánchez" y "sabe los que significa" y no está de acuerdo en tener que acatar de nuevo sus postulados, por lo que ya tendría decidido no revalidar su candidatura si eso sucediera. Ni secretario regional ni candidato autonómico. ¿Y entonces qué? Pues nada de nada porque si Page renuncia a esos dos cargos será una figura políticamente muerta y tendrá que buscar nuevos horizontes para su vida laboral, lo cual puede resultar complejo para alguien que ha vivido desde su más tierna juventud de un cargo público.
El mismo sábado otros dirigentes socialistas salieron a enmendarle la plana argumentando que lo de las primarias es un proceso colectivo, que no valen los personalismos y que una vez que se conozca quién es el nuevo secretario lo que deben hacer todos es cerrar filas y mirar hacia el futuro. Si Page no comparte esa opinión es porque sabe que una nueva etapa de Pedro Sánchez puede ser mortal por necesidad para los intereses del partido en general y para los suyos en particular dado que ha sido uno de los cabecillas destacados en la guerra contra el exsecretario. Pero lo que sabe Page sobre todo es que Sánchez no va a ganar. Si no estuviera absolutamente convencido no habría echado el órdago del sábado. Es una apuesta controlada. Lo que está en juego no es solo su futuro sino también el de la legión de personas que le acompañan en el gobierno autonómico y en el PSOE castellano-manchego. Y con eso ni se juega ni se especula ni se amenaza.