Llega la luz a este pueblo de Toledo después de cuatro días, pero ahora no tienen agua
El suministro eléctrico ha llegado a las doce de este mediodía al pueblo toledano de Villamuelas, lo que celebran sus vecinos, tras haber pasado cuatro noches sin luz, calefacción ni agua caliente, aunque siguen preocupados por los efectos de la borrasca Filomena, que ha helado las tuberías y muchas casas están sin agua, y por los importantes daños en la agricultura.
Así lo ha declarado a Efe el teniente de alcalde de Villamuelas, Nelson Pérez, quien ha explicado que los operarios se encuentran reparando los tendidos y cables eléctricos que aún se encuentran en el suelo y que desde que se ha restablecido el suministro, sobre las doce del mediodía, se han registrado dos pequeños cortes de luz, de unos 5 minutos, por lo "estamos un poco cautos, pero contentos de tener luz".
Ahora ha surgido un nuevo problema, que es el de las tuberías heladas por las bajas temperaturas, lo que ha hecho que muchas casas estén sin agua, ha explicado Pérez, quien ha resaltado que Villamuelas ha registrado esta noche 10 grados bajo cero.
Además, ha señalado que las dos carreteras de acceso al pueblo siguen en muy mal estado, una, la que va a Mora, "totalmente intransitable", y la que lleva a Villasequilla, tiene mucha nieve y hielo.
En este punto ha indicado que, aunque ayer por la tarde pasó por el pueblo una máquina quitanieves, queda aún mucho trabajo que realizar para que se pueda circular con seguridad por las calles y las carretera.
Otros efectos colaterales de 'Filomena' son los destrozos que ha causado el temporal en la agricultura de la zona, compuesta por olivos, viñas, pistachos y almendros, lo que ha hecho que estén estudiando pedir la declaración de zona catastrófica .
Por último, Pérez ha expresado la "preocupación" de los vecinos por el hecho de que el centro de salud continuara cerrado hoy y ha lamentado que esto ha propiciado que una señora que se ha caído esta mañana por el hielo y se ha fracturado un dedo haya tenido que ser atendida por su marido, que es quien le ha entablillado el extremo.