Manuel de la Rocha Vázquez (1972) comparte edad con el líder del PSOE, Pedro Sánchez, y en julio de 2014 llegó a su Ejecutiva pese a que había votado a su rival, Eduardo Madina. Desde allí ha trabajado como secretario federal de Economía para elaborar el programa electoral socialista. Ha trabajado en el extranjero siete años para el Banco Mundial hasta que en 2007 volvió a España, se afilió al PSOE y trabajó para el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
A de la Rocha la política le viene de familia. Es hijo del diputado e histórico dirigente de Izquierda Socialista, de quién heredó el nombre de pila. Y aspira a tener, junto a Jordi Sevilla, el vicepresidente económico en la sombra de Sánchez, un papel relevante en la economía española si el PSOE logra darle la vuelta a las encuestas el próximo domingo.
¿Cómo cambiará la economía española si el PSOE llega al poder?
Nos hemos puesto a pensar en cómo nos gustaría que fuese España dentro de 10 ó 15 años y qué tenemos que hacer para conseguirlo. También hemos estado mirando las mejores prácticas de otros países. Es un programa que tiene muy en cuenta el mundo en el que vivimos, que entiende la globalización y los condicionantes que implica participar en una unión monetaria. A partir de ahí, creemos que se puede crecer de otra forma, de una manera más igualitaria y robusta. Queremos apostar por un crecimiento más ligado a la innovación, al valor añadido y a las pymes. Creemos que el empleo y la riqueza lo crean las empresas, pero el Estado tiene un papel determinante para guiar la economía. Y en eso nos diferenciamos mucho de Podemos y otras fuerzas de izquierda.
¿En qué sentido?
Ellos apuestan por un intervencionismo a la antigua que abrasa la economía. Nosotros queremos una economía más inclusiva. Para hacer este tipo de economía necesitamos recursos. Queremos acercarnos al peso que tiene el Estado en países que tomamos como modelo: los países nórdicos, Alemania, Holanda…
¿Eso significa subir los impuestos?
Significa que necesitamos más ingresos. España tiene uno de los ingresos públicos por PIB más bajos de la UE. No vamos a subir los impuestos a la clase media y trabajadora, pero sí vamos a pedir a aquellos que nunca han pagado que paguen, y a los que tienen capacidad y apenas pagan, que hagan un esfuerzo. Es, por cierto, lo que dice la Constitución.
Si el PSOE llega el Gobierno, ¿se encontrará el país mejor o peor que hace cuatro años? ¿Reconoce el papel del PP en estabilizar la economía y evitar un rescate total?
En cuatro años el PP ha tomado docenas y docenas de decisiones. No seré tan simplista como para decir que todo lo que han hecho ha estado mal, eso sería demagogia. Se ha beneficiado mucho de condiciones externas y hoy España crece más que otros países del euro porque todavía no hemos recuperado los niveles de riqueza anteriores. Reconocemos que lo peor de la recesión ha pasado, pero no nos gusta hacia dónde va la economía, más desigual, con un mercado de trabajo muy precario. No se está haciendo lo suficiente para mejorar la empleabilidad de los 2,3 millones de parados de larga duración.
Si derogar es recuperar derechos, algo que dice Sánchez a menudo, ¿por qué al derogar la reforma laboral no se recupera la indemnización por despido que había antes?
Derogaremos la reforma laboral, pero no podemos dejar en el limbo al mercado laboral.
Pero si se vuelve al anterior marco de las relaciones laborales, no hay limbo legal.
Pero tampoco estamos satisfechos con lo que había en el año 2010. No queremos mirar hacia atrás. De manera inmediata, recuperaremos los derechos más básicos, restableceremos la negociación colectiva, elevaremos el salario mínimo y suprimiremos el contrato de fomento del empleo. Después, pondremos en marcha una negociación entre sindicatos y empresarios para un nuevo estatuto de los trabajadores.
La subida hasta el salario mediano en España se hará a medio y largo plazo, de ocho a 10 años. De manera inmediata lo subiremos algo.
Hay empresas que no están dispuestas a pagar 1.000 euros como salario mínimo, que es a lo que ustedes proponen llegar en dos legislaturas. ¿En vez de crear empleo, esa medida lo destruirá?
La subida hasta el salario mediano en España se hará a medio y largo plazo, de ocho a 10 años. De manera inmediata lo subiremos algo. Es importante atajar el problema de la pobreza laboral. Hay más de dos millones de trabajadores que tienen empleos a tiempo completo y no pueden pagar las facturas básicas. También ayudará a impulsar el consumo de las familias, que es lo que está tirando de la economía, así que impulsará el crecimiento. Pero la subida del salario mínimo se hará teniendo en cuenta la situación de la economía.
La Comisión Europea dice que habrá que recortar en 10.000 millones los presupuestos del año que viene. ¿Por qué el PSOE no aclara qué partidas tocará?
Si llegamos al poder, lo primero que haremos será mirar cuál es la situación real de las finanzas públicas. Confiamos en no encontrarnos demasiadas facturas escondidas en los cajones.
Es decir, que podría ser más recorte que 10.000 millones.
Creo que es posible que el déficit sea superior.
¿Dónde están las sombras de las cuentas públicas?
Tengo la sensación de que el déficit de las comunidades autónomas puede ser superior a lo que está diciendo el Gobierno.
La última vez que pasó fue hace cuatro años, con un efecto grave.
En cualquier caso, miraremos cuál es. Tenemos un compromiso de reducir el déficit al 1%, pero también decimos que hay que tener en cuenta el contexto económico y la situación de partida. Si nos encontramos con un déficit muy elevado, tendremos que reconsiderarlo. También vamos a pedir un tipo mínimo a las grandes empresas, una reforma de la tributación de la riqueza o la introducción de una fiscalidad medioambiental.
Es importante dar una señal a los mercados de que nos lo tomamos en serio y creemos que es factible reducir el déficit al 1% sin recortes del gasto nominal.
Si el Pacto de Estabilidad fija un límite de déficit del 3%, ¿por qué reducir el margen del Gobierno con un déficit del 1%?
Nuestra propuesta del 1% en cuatro años es muy diferente al 0% en tres años que propone el PP. Y lo haremos de manera equilibrada, entre ingresos y gastos. Según el tratado fiscal, el déficit estructural tiene que estar en el 0,5%. Es importante dar una señal a los mercados de que nos lo tomamos en serio y creemos que es factible reducir el déficit al 1% sin recortes del gasto nominal.
¿Se ha moderado Podemos?
Parece que han aprendido de las lecciones de Syriza y, si es así, algo habremos avanzado. Pero su programa fiscal es completamente procíclico, con una subida bestial de impuestos en línea con las propuestas históricas de IU, con 70.000 millones más por encima del ciclo y un aumento de gasto de 90.000 millones. Tienen una confianza desmesurada de la capacidad del Estado de intervenir en la economía, pero ni las bases imponibles estarán ahí ni el gasto público será eficiente.
El programa de Ciudadanos es más responsable.
La posición fiscal de Ciudadanos es muy parecida a la del PP. Quiere rebajar impuestos, tener un Estado pequeño y alejado de los principales países europeos. El PP sigue anunciando regalitos fiscales a distintos colectivos a los que ha tratado mal. Los anuncia de forma frívola: grandes regalos para las rentas altas, migajas para los de abajo, agujero fiscal y más adelante, recortes.
El PSOE propone financiar parcialmente con impuestos las pensiones. ¿Cuáles, en qué porcentaje?
Es importante recuperar el consenso del Pacto de Toledo y sacarlas del debate político. Las pensiones necesitan estabilidad en el tiempo. Con la reforma del PP, no se garantiza la estabilidad ni el poder adquisitivo de los pensionistas. Pero a medio y largo plazo, el PP prevé mantener el gasto actual sabiendo que el número de pensionistas se va a doblar. Eso esconde una rebaja sustancial de las pensiones públicas. En el corto plazo, hay que acabar con la reforma laboral. En el largo, hay que abordar el problema demográfico. Hay 20 años complicados a partir de la década de 2020, cuando se jubila la generación del baby boom. Es casi seguro que se necesitarán más ingresos y no está escrito en piedra que todos los ingresos de la Seguridad Social tengan que provenir de las cotizaciones.
¿Pero la demografía no es demasiado tozuda? ¿Deberían asumir los ciudadanos que pensiones como las actuales no son posibles en el futuro?
La tendencia demográfica dice que vamos a tener de 20 a 25 años muy complicados. Luego, las tensiones se reducen. A partir del año 2053 ó 2054 las cosas mejoran. Es en el período difícil donde tenemos que centrarnos. Defendemos el ahorro privado, pero nuestra apuesta es el sistema público con pensiones dignas para todos.
También pretenden cerrar las puertas giratorias hasta cinco años.
Sí, aunque en este capítulo hay mucha demagogia, por ejemplo cuando se cita a Felipe González, que llevaba 15 años fuera de la política. Las propuestas de Podemos entierran profesionalmente a los políticos. Creo que eso no es lo que los ciudadanos quieren. Hay que regular los conflictos de interés, regular los lobbies, evitar decisiones que favorezcan a algunas empresas. Pero si ponemos demasiadas barreras, los políticos se convertirán en funcionarios o profesores de universidad.