Susana Díaz ha respondido al desafío de Pedro Sánchez. En este pulso, ha querido demostrar que, efectivamente, tiene cultura de partido. Y lo ha hecho recordándole que las decisiones sobre pactos políticos en el PSOE se toman “en el comité federal”. “Espero que entre todos seamos capaces de poner sobre la mesa lo que necesita España y que PSOE esté a la altura de este país”, ha dicho Díaz. Son, por tanto, decisiones colectivas y eso es muy distinto a lo que él proclamó para frenarla tras su reunión en Moncloa con Mariano Rajoy: “Ella tiene cultura de partido y sabe que es esta dirección federal y mi persona quien marca y quien propone”.
Así lo recoge la Cadena Ser en un anticipo de lo que será la entrevista que este viernes emitirá con la presidenta andaluza. La entrevista se grabó nada más terminar la sesión de control en el último pleno de este periodo de sesiones en la Cámara autonómica, que coincidió con la reunión en La Moncloa de Rajoy y Sánchez, y después de que éste abriera la posibilidad de que el PSOE explorara alternativas para intentar formar un gobierno “de cambio, progresista y de diálogo”.
Al final, en el PSOE va a acabar materializándose aquella frase extraña de “esto va de usted o de yo” que Sánchez usó en el debate contra Rajoy. Porque el pulso entre Díaz y Sánchez sube enteros a medida que se acerca el 28 de diciembre, la fecha elegida para este comité federal, y en la que Díaz manifestará su posición.
El no a Rajoy de Sánchez y el no a Podemos de Díaz
Lo interesante de ese posicionamiento andaluz no es lo que ya se sabe. Dos 'noes' rotundos: uno a la investidura de Rajoy y otro a las “aventuras ni oportunismos” de alianzas con otras fuerzas que llevan por bandera el secesionismo. “No podemos apoyar a Rajoy ni al PP (ni Mariano Rajoy ni a otro candidato alternativo) porque han hecho muchísimo daño y es la palabra que hemos dado a los ciudadanos, pero, evidentemente, no nos podemos sentar a negociar con fuerzas políticas que están planteando la ruptura del país, de España y el soberanismo”, según ha señalado de nuevo en referencia a Podemos. Lo interesante es si la andaluza acabará por dar el paso y plantará batalla a Sánchez en la disputa por la secretaría general o en un escenario de nuevas elecciones, llegado el caso.
Ella cuenta con una ventaja sobre Sánchez. En este fragmento adelantado por la Cadena Ser, ésta recalca algo importante: la fuerza de las urnas. El PSOE “no ha obtenido la confianza mayoritaria” en España, pero en Andalucía han logrado la cuarta victoria consecutiva. Eso equivale a que los 22 escaños de los socialistas andaluces son casi el 28% de los 90 que tendrán en el Congreso de los Diputados.
El problema radica en que esos 90 diputados le han dado algo más que un balón de oxígeno a Sánchez. El resultado ha sido mejor de lo que se esperaba, ha habido caída pero no descalabro, y eso les da fuerza para que Sánchez intente ser presidente del Gobierno, después de un hipotético fracaso previo de Rajoy. Esa es la tesis de Ferraz, porque no quieren oír hablar de una repetición de elecciones. Y esos 90 escaños le dan fuerza a Sánchez para plantar cara a Díaz.
El problema es que de fraguarse esa posibilidad de pactos múltiples, parece difícil que un partido que anda con tanta división interna pueda ser garante de estabilidad alguna y de liderar un nuevo gobierno.
En Andalucía, ese escenario está abierto desde el momento en que hay un no al PP y a Podemos. De hecho, Díaz invitó el lunes al partido a pensar a “medio plazo” en la "estabilidad y la gobernabilidad", recuperar la confianza de quienes les votaron, los que no y se fueron con los partidos emergentes, y los votantes jóvenes. Ese medio plazo tiene una ambigüedad calculada de elecciones bien por imposibilidad de formar gobierno, bien por legislatura breve.
Otros barones allanan el camino
De todas formas, no es sólo la ventaja que dan las urnas con la que cuenta Díaz. Esta ha llevado a su terreno a otros barones. El extremeño Guillermo Fernández Vara, el manchego Emiliano García-Page, fueron los primeros en allanarle el camino con esas negativas al PP y a Podemos, en una clara estrategia por que el primer foco recayera en otros y luego ella saliera a reforzarlo. En este grupo de disidentes a las estrategias que se barajan en Ferraz están también el valenciano Ximo Puig, que mantiene unas excelentes relaciones con Díaz, y se ha incorporado desde este miércoles Javier Fernández. "No a facilitar la investidura de Rajoy y a pactar con Podemos mientras esa fuerza política plantee la posibilidad de fragmentar el país", han dicho los tres, aunque no al unísono.
Es probable que, de lanzarse a la secretaría general, siga el mismo modus operandi. Es decir, que vayan otros barones por delante pidiéndole que lo haga, y ella acabe por hacerlo. En esto Díaz es habilidosa, porque como en una partida de ajedrez mueve peones para acabar, si no hay consenso alguno en el cónclave del lunes, en un jaque mate.
La dificultad estriba en la combinación de la secretaría general del partido con la de seguir siendo presidenta de la Junta de Andalucía. Hay quienes en el partido no ven impedimento. De hecho, uno de los principales valedores de Susana Díaz y que ya en su momento abogó porque diera ese salto, Rodríguez Zapatero lo ve factible.
Si la combinación de ambos cargos no es posible, entonces se abriría un escenario complicado en Andalucía. Díaz tendría que buscar un doble relevo: en el partido y en la Junta. Entonces, Andalucía sería una comunidad que ha tenido en menos de seis años cuatro presidentes. Demasiados cambios.