¿Quién será el que tire la primera piedra? ¿Quién será el primer dirigente territorial en romper la tregua por elecciones y fijar una posición para determinar el futuro del PSOE? Todo el partido, comenzando por Pedro Sánchez y siguiendo por los secretarios generales de las distintas comunidades autónomas, luchan estos días por vencer a las encuestas. En público, aseguran que no habrá sorpasso de Podemos o, al menos, que el sistema electoral lo hace prácticamente imposible en escaños. En otras palabras: si Sánchez no logra gobernar porque la suma con Podemos no es suficiente, el PSOE no perderá la simbólica responsabilidad de liderar la oposición y ser la alternativa al PP, aunque sea por la mínima.
Sin embargo, los teléfonos echan ya humo entre los llamados barones, cuadros medios y referentes del partido, que sopesan la estrategia en caso de que la derrota sea inapelable y señale la puerta de salida a Sánchez.
Conscientes del período de incertidumbre que puede abrirse en el PSOE, varios barones socialistas han sido advertidos por Podemos de que un paso en falso en el contexto nacional podría hacer peligrar sus presidencias. Según ha podido saber EL ESPAÑOL, esas llamadas se han producido en varias de las cinco donde la suma de escaños de PP y Podemos supera al PSOE y han sido más intensas donde no hay una coalición de Gobierno o un pacto sólido, es decir, en Aragón, Castilla-La Mancha y Extremadura.
"Ha habido advertencias, con más o menos delicadeza, dependiendo de la comunidad autónoma", explican fuentes socialistas al corriente de la situación interna en varias autonomías. Eso explicaría por qué todos los ataques a Podemos parecen circunscribirse a la confrontación partidaria y los barones se mantienen cautos a la hora de descartar un Gobierno de coalición con Podemos cuyo proceso de conformación y funcionamiento produce sudores fríos en una amplia mayoría de dirigentes, también en la sede de Ferraz.
"En algún caso han sido muy explícitos para impedir la tentación de que los barones se olviden de que gobiernan gracias a Podemos y tumben la expectativa de un Gobierno conjunto con el PSOE en España", explican. Fuentes del PP aseguran, además, que esas presiones han tenido lugar en otras autonomías, como en Baleares, donde el pacto con los econacionalistas de Més y con Podemos funciona relativamente bien.
El botón que iniciaría una guerra nuclear
El equipo de Pablo Iglesias ha negado que esas amenazas formen parte de la estrategia de la dirección del partido. Según Iglesias, el PSOE ha sido muy torpe en la campaña al atacar frontalmente a Podemos y se ha equivocado de adversario, algo que probablemente pague en las urnas, ya que el electorado de izquierdas no es tan cainita como las militancias de ambos partidos, entre las que en los últimos meses ha crecido una animadversión que ya de por sí dificultaría cualquier posible pacto.
El entorno del líder de Podemos asegura que un pacto en el conjunto del Estado (sea quien sea el que lo lidere) no condicionará la estabilidad de las cinco comunidades autónomas donde Podemos es relevante, ya sea por su participación directa en el Gobierno o por la posibilidad de tumbar cualquier iniciativa parlamentaria aliándose con el PP.
Según Podemos, si boicotearan o tumbaran la estabilidad institucional en regiones gobernadas por socialistas, éstos podrían hacer lo propio en las principales alcaldías del país en manos de Podemos; como en Madrid, donde el PSOE se plantea entrar para apuntalar a Carmena; en Barcelona, donde el PSC ya lo ha hecho, o otras capitales de provincia como Zaragoza. La guerra nuclear, la agresión mutua como consecuencia de la falta de entendimiento en el Gobierno central, podría acabar dañando irremediablemente a ambos partidos. Todo para nada, porque los interrogantes sobre el Gobierno central seguirían sin cerrarse.
Javier Fernández y Susana Díaz
No es la primera vez que Podemos y PSOE se mandan recados, pero el poder institucional ha actuado como eficaz anestesia ante los conatos de unas guerras entre partidos que en realidad sólo beneficiarían a un PP. Sin embargo, más de un dirigente territorial se ha tentado la ropa a la hora de exigir cambios en su partido, comenzando por la marcha de Pedro Sánchez, que muchos dan por descontada en caso de que no tenga la Moncloa al alcance de la mano.
Por ese motivo, los presidentes autonómicos cuyos Gobiernos no dependen de Podemos serán clave en la noche del domingo: Javier Fernández y Susana Díaz. Ambos tienen una animadversión casi visceral contra Podemos, que ha entorpecido y boicoteado la formación de sus Ejecutivos hasta obligarles a pactar con Izquierda Unida y Ciudadanos, respectivamente.
Las nunca dirimidas aspiraciones al timón del PSOE de Díaz dependen, en gran medida, del apoyo que coseche en otras autonomías de peso. Es en esas comunidades donde las presiones de Podemos podrían conseguir un efecto en cadena que dé un nuevo respiro, aunque sea temporal, a Sánchez.
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