Así serán las próximas olas de calor: más frecuentes, largas, cálidas y podrán ocurrir en cualquier momento
Las sequías, las tormentas de polvo, la contaminación o los incendios forestales son algunos fenómenos que exacerban las olas de calor.
28 junio, 2023 18:07El calor no da tregua en España. El termómetro ha llegado a registrar temperaturas de 44 ºC en algunas zonas. Y es que, según varios estudios, la frecuencia de las olas de calor aumentará durante los próximos años. Uno de ellos, publicado el año pasado, revelaba que las olas de calor extremas tampoco son un fenómeno nuevo y daba cuenta de algunas que habían pasado desapercibidas.
Y concluyó, en palabras de su autora principal, Vikki Thompson, que "es probable que los eventos de calor extremo aumenten en magnitud durante el próximo siglo". Publicada en la revista Science Advances, el estudio utilizaba una nueva metodología para identificar y valorar la importancia de los cinco mayores fenómenos de calor extremo desde 1960. Según sus resultados, la peor ola de calor se habría producido en el Sudeste Asiático en abril de 1998, donde se alcanzaron los 32,8 ºC.
Esta parece una temperatura insignificante, sobre todo si la comparamos con las que se están viviendo en España ahora mismo. Entonces, ¿por qué ambas se consideran olas de calor? Este tipo de fenómenos meteorológicos extremos se caracterizan por su relatividad. Varios investigadores del CSIC, en una entrevista para el medio EOS, definían las olas de calor como "periodos con temperaturas significativamente superiores a los valores habituales registrados en un lugar determinado".
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Y de hecho, aclaraban que las olas de calor no tienen por qué darse solamente en el verano: "Pueden ocurrir en cualquier época del año, pero en regiones con una marcada estacionalidad, el término suele aplicarse a las que se producen en verano". Aunque no existe una definición exacta de qué constituye una ola de calor, estos científicos señalan que hay dos criterios ampliamente aceptados para su caracterización: una intensidad mínima y una duración concreta —normalmente 3 días—.
Las zonas más vulnerables
El equipo de Vikki Thompson realizó una evaluación de las zonas donde será más probable que surjan olas de calor en el futuro. Por suerte, España no está entre ellas. La investigación, publicada en la revista científica Nature Communications el pasado mes de abril, reconoció como zonas de alto riesgo a América Central, Afganistán o Europa Central. "Tenemos que preguntarnos si los planes de acción contra el calor para estas zonas son suficientes", señaló Thompson.
Los investigadores utilizaron estadísticas de valores extremos —un método para estimar los periodos de retorno de fenómenos poco frecuentes— y grandes conjuntos de datos procedentes de modelos climáticos y observaciones para identificar las regiones y las comunidades que, en consecuencia, corren mayor peligro de sufrir un calor extremo.
Y advirtieron que podrían ocurrir fenómenos de calor extremos en cualquier parte. Se descubrió que se habían producido fenómenos inverosímiles en casi un tercio (31%) de las regiones evaluadas en las que las observaciones se consideraron suficientemente fiables entre 1959 y 2021, como la ola de calor de 2021 en el oeste de Norteamérica.
Causas profundas
Los investigadores reafirmaron que uno de los causantes del aumento de la frecuencia, intensidad y duración de las olas de calor es el cambio climático. Otros científicos han identificado otros factores que las favorecen: las variaciones climáticas naturales.
"Las ondas planetarias atmosféricas y los sistemas meteorológicos de altas presiones son factores inmediatos comunes en las zonas extratropicales", explicaron los investigadores del CSIC en declaraciones a EOS."La vegetación y la humedad del suelo también pueden instigar y exacerbar las olas de calor a través de complejas retroalimentaciones con la atmósfera", añaden.
Una de las preocupaciones de los investigadores en relación con las olas de calor es que en ocasiones coinciden con otros peligros climáticos, como las sequías, las tormentas de polvo, los episodios de contaminación o los incendios forestales. "Lo más frecuente es que su aparición combinada responda a factores atmosféricos compartidos o a retroalimentaciones tierra-atmósfera que hacen que estos peligros se exacerben mutuamente", señalaron los investigadores del CSIC a EOS.