Taylor Swift es la artista del momento. Sus conciertos son los más caros y aclamados por la crítica. Sus entradas, codiciadas como nunca. Se ha propuesto arrebatar récords hasta a los propios Beatles, y sus visitas por los países que incluye la gira Eras Tour terminan convirtiéndose en eventos masivos de los que es imposible no enterarse. Esta semana, España enloquece con la chica de Pensilvania. Llevaba 13 años sin cantar en el país y ha elegido Madrid para su regreso. Y lo ha colapsado.  

El pasado miércoles, horas antes del primer espectáculo de la superestrella, los alrededores del estadio Santiago Bernabéu quedaban cortados y con previsiones de desvíos del tráfico desde las diez de la mañana. El mismo estrés vial que teme sufrir París con un megaevento como los Juegos Olímpicos lo vivió la capital gata por la presencia de una sola persona. El Ayuntamiento de Madrid ha diseñado un plan que, aunque para las 130.000 personas que se sumarán a la taylormanía no supone un gran problema, no ha sido bien recibido por múltiples usuarios en redes.

Taylor Swift al comienzo de su concierto de este 29 de mayo en Madrid. Foto: Ricardo Rubio/Europa Press

Estos han mostrado su descontento por los 69 camiones con los que la artista ha paralizado el tráfico, dejando solo un carril libre en algunas de las ubicaciones afectadas —las calles Concha Espina, Rafael Salgado y Padre Damián—. Además, su presencia ha reabierto el debate en torno al fenómeno logístico que supone la gira de Taylor Swift, considerada una de las celebridades que más contaminan. En cualquier caso, ¿esto es así realmente o se trata de un mito contra una artista de éxito planetario? 

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Su impacto en el medio ambiente

La prueba de su llegada a Madrid quedó inmortalizada por fotógrafos que esperaban en el aeropuerto de Barajas, y que captaron a la cantante poniendo rumbo a la ciudad con un despliegue de tres coches protegidos por la Policía Nacional. No aterrizó con uno de los Falcon que tiene en propiedad, sino, según la información consultada en Flight Radar, con un avión de la flota de alquiler estadounidense NetJets. 

La expectación por los vuelos de la estadounidense tiene un largo historial, y es que en 2023 las redes le atribuyeron el título a la celebridad que más huella de carbono produce por vía aérea. Aquel año sus dos jets recorrieron 286.500 kilómetros, lo que equivale a cruzar España de punta a punta más de 265 veces. Estas cifras se extraen del vídeo publicado por la organización especializada en el seguimiento de aeronaves Ground Control, que también ha analizado los movimientos de Elon Musk y Kim Kardashian, entre otros. 

En los comentarios de la publicación, varios internautas denunciaron el impacto ambiental de la estrella. "Y ahí estoy yo soportando una pajita de papel que se rompe después de dos sorbos", comentó uno. "Ha realizado más vuelos en un año que todos los miembros de mi familia en las últimas cuatro generaciones", reacciona otro. Con estos viajes, la cantautora podría haber emitido alrededor de 1.200 toneladas de CO₂ a la atmósfera. 

En 2024, Taylor Swift vendió uno de sus dos jets privados, aunque la polémica continuó al conocerse su intención de demandar a Jack Sweeney, universitario de Florida y creador de la plataforma al que recriminaba por atentar contra su derecho a la intimidad y su seguridad personal. Este 2024, las emisiones de la cantante podrían superar a las del año anterior, ya que el Eras Tour no terminará hasta diciembre, con 152 conciertos repartidos por cinco continentes.

Pese a los datos, la duda sobre si realmente el tren de vida de Taylor Swift agrava o no la salud del medio ambiente no termina de resolverse por el hecho de que, según sus representantes, el jet de Taylor Swift se presta regularmente a otros usuarios. Por ello, aseguran quienes la defienden, es "descaradamente incorrecto" atribuirle a ella la totalidad de estos viajes. 

En la batalla legal contra Sweeney, los abogados de Swift, del bufete Venable, acusaron al estudiante de participar en un "comportamiento de acecho y acoso". También insisten en que la estrella del country compró más del doble de la cantidad de créditos de carbono necesarios para compensar el uso de su jet para la gira, según expresó el portavoz Tree Paine al Washington Post en febrero.

¿Es la que más contamina?

Según los datos de myclimate Carbon Tracker, al menos, no. En 2024, la organización publicó un listado de los 30 famosos que más emisiones lanzan con sus aviones privados, pero lo sorprendente es que ella no aparece en el Top 10. En su lugar, encabezando el ranking se encuentra el rapero estadounidense Travis Scott, cuyos viajes sumaron un total de 6000 toneladas de CO2 emitidas a la atmósfera, acompañadas de un impresionante recorrido de 300.000 kilómetros.

Le siguen de cerca la empresaria Kim Kardashian, con 5800 toneladas; el propietario de SpaceX y X (antes Twitter), Elon Musk, con 4500 toneladas; la pareja formada por Beyoncé y Jay Z, que emitieron 4300 toneladas solo en un año; y Bill Gates, Steven Spielberg, Tyler Perry, Leonard Blavatnik, Kylie Jenner y Celine Dion en los demás puestos. 

La taylormanía llega a Madrid

Esta semana, el debate sobre el impacto ambiental de Taylor Swift cala en Madrid, donde algunos centros educativos han tenido que aplazar exámenes y los vecinos reclaman soluciones ante el malestar provocado por el ruido. "Tú no puedes entrar en Madrid con el coche que compraste hace cinco años, pero ella, cantante y activista del cambio climático, puede colapsar las inmediaciones del Santiago Bernabéu con sus 69 camiones, tras llegar en jet privado" señala un usuario en X (antes Twitter).

El vídeo muestra un trasiego de vehículos en los que viajarían los materiales para montar los equipos de luces y sonido, etc. Es muy probable que los conciertos de la artista pasen a la historia por su producción y escenografía inauditas: rayos láser, pirotecnia, pantallas gigantes... Aunque ha mantenido un perfil bajo en cuanto a los detalles financieros, se estima que el montaje del espectáculo podría rondar los 100 millones de euros. Además, ella tampoco escatima en vestuario: ayer desfiló por el Bernabéu con 12 cambios con referencias estilísticas a sus discos. 

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Los conciertos de Taylor Swift tendrán un impacto económico significativo en Madrid. Según Swiftonomics, el índice que mide el impacto de la cantante en las ciudades por las que pasa, su visita generará más de 20 millones de euros a la hostelería, el comercio y el transporte de la capital, que podrán beneficiarse de la oleada de visitantes. Los hoteles cercanos al estadio aseguran que el porcentaje de ocupación roza el 100%, y los comercios locales esperan que sus ventas aumenten en esta semana marcada por el ritmo de la música. 

El Ayuntamiento de Madrid también destaca la importancia de estas citas como motores para impulsar internacionalmente la capital gata. Además, como ya se explicó en EL ESPAÑOL, el Consistorio está trabajando para minimizar las afectaciones que se puedan producir en el entorno. Los conciertos también cuentan con el apoyo de múltiples figuras políticas que han asistido presencialmente, como Yolanda Díaz, vicepresidenta del Gobierno; Cayetana Álvarez de Toledo, portavoz del Partido Popular en el Congreso; Óscar Puente, ministro de Transporte y Movilidad...

Una influencia social implacable

Taylor Swift es la persona más influyente de 2023 según la revista Time y la cantante más escuchada de todo el año en Spotify. Su popularidad la ha hecho llenar estadios, pero también convertirse en un fenómeno mundial que incide sobre la cultura, la economía o la política. Tanto es así que incluso el vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, pidió su apoyo para que movilice a los jóvenes a votar en las elecciones europeas del 9 de junio. 

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¿Por qué hacer tal petición a una artista que ni siquiera vive en el continente? La respuesta tiene una razón y se remonta a 2018. Durante las elecciones de medio mandato de Estados Unidos, Swift apoyó a los demócratas en su estado, Tennessee, para que comenzase "el proceso curativo que tanto necesitaba" su país, en un momento en el que Donald Trump ya estaba en la Casa Blanca.

El efecto de estas declaraciones fue masivo: la autora de The Tortured Poets Department consiguió la hazaña de que más de 38.000 personas se inscribiesen en el censo electoral para participar de las elecciones. Lo consiguió a golpe de clic, subiendo una historia a su cuenta de Instagram que motivó a sus cerca de 279 millones de seguidores a ir a las urnas. Como resultado, los demócratas acabaron ganando.