Imagen de archivo de una abeja.

Imagen de archivo de una abeja. iStock

Historias

Calor y plaguicidas, el cóctel mortal de las abejas: la crisis climática reduce su esperanza de vida un 70%

Un estudio de CREAF y la UAB alerta de que los inviernos más cálidos ponen en jaque a estos polinizadores clave.

27 junio, 2024 02:28

"En el peor de los escenarios de aumento de temperaturas simulados, las abejas viven unos cinco días menos que en condiciones normales". Sergio Albacete, investigador predoctoral del CREAF y de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), asegura que aunque parece "una diferencia pequeña", en realidad significa todo un mundo para este pequeño insecto.

El estudio del que es autor principal, publicado en la revista científica Global Change Biology, lo deja claro y él lo explica: "En periodos de vida tan cortos como los de las osmias [un género de abejas de la familia Megachilidae], de aproximadamente unos 20 días, ese ligero aumento de temperatura puede tener consecuencias devastadoras a nivel poblacional".

La crisis climática, los cambios en los usos del suelo, la introducción de nuevas especies (como las avispas invasoras) o el uso de plaguicidas son, según el estudio, los principales factores que afectan a la reducción de las poblaciones de abejas. Organizaciones como COAG, además, alertan de drásticas reducciones en el censo apícola de entre el 40% y el 50%. 

Según Naciones Unidas, casi el 35% de los polinizadores invertebrados, en particular las abejas y las mariposas, están en peligro de extinción a nivel mundial. Lo mismo le sucede a cerca del 17% de los polinizadores vertebrados, como los murciélagos.

Además, recuerdan desde la ONU, las tasas actuales de extinción de especies son de cien a mil veces más altas de lo normal por culpa, sobre todo, de la acción directa del ser humano y del cambio climático antropogénico.

Eso sí, como ya explicó el investigador del Real Jardín Botánico-CSIC, Pablo Vargas, a ENCLAVE ODS, los problemas que afectan a las abejas son múltiples, y no son los mismos para todas las familias de este insecto. En el mundo existen 25.000 especies diferentes de abeja, y solo en España podemos encontrar un millar de ellas. Las que más sufren en estos momentos, aseguraba, son las de la miel. Sobre todo porque les afectan ácaros y hongos que diezman las poblaciones

Con esto en mente, el estudio, titulado Las abejas expuestas al cambio climático son más sensibles a los pesticidas, analiza los efectos de la interacción entre crisis climática y los plaguicidas. Para ello, expusieron a la abeja silvestre (Osmia cornuta) a dos escenarios "realistas" de aumento de temperatura durante el invierno. Además, les aplicaron "dosis subletales" del insecticida Sulfoxaflor. 

Tóxicos y calor

Los resultados fueron claros. Según el texto publicado, hay una "interacción sinérgica" entre cambio climático y la exposición a plaguicidas. Albacete lo explica: "El incremento de las temperaturas durante el invierno provoca que las osmias consuman sus reservas energéticas y agoten sus cuerpos grasos". 

Y añade: "Estos cuerpos grasos juegan un papel crucial en el proceso de detoxificación de sustancias como los plaguicidas. Por lo tanto, suponemos que las abejas con menos reservas de energía son más sensibles a los efectos de estos plaguicidas". Y es que las abejas que no fueron expuestas a temperaturas cálidas pero sí a pesticidas sufrieron una reducción de su esperanza de vida de un 50% cuando ingirieron la dosis más alta de insecticida.

Pero la longevidad de las abejas no es la única que se ve amenazada por el calentamiento global y esas dosis subletales de insecticida. Según el estudio, esta exposición también afecta a la capacidad de respuesta a la luz y al comportamiento alimentario de estos insectos.

Albacete es tajante: "Hay que tener en cuenta que, a pesar de que los niveles de insecticida a los cuales se exponen las abejas durante la floración generalmente no son suficientes para causar la muerte del individuo, pueden tener efectos sobre su fisiología y comportamiento y, por lo tanto, sobre su éxito reproductivo".

Asimismo, muchos de los pesticidas, destacan los autores del estudio, son persistentes y su efecto repercute más allá de las épocas en las que se aplican, que suele ser antes de la floración. Y es que se han encontrado rastro de ellos en el polen y el néctar de los cultivos. 

Anselm Rodrigo, investigador del CREAF y la UAB y coautor del estudio, recuerda, además, que "los efectos observados en el experimento son el resultado de exponer las abejas a una dosis realista de un determinado insecticida, pero en los sistemas agrícolas, las abejas se exponen de manera crónica a una gran variedad de agroquímicos (insecticidas, fungicidas, herbicidas…), así que todavía se complica más su supervivencia".

Escenarios realistas

El estudio, en el que también ha participado el Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-Universitat Pompeu i Fabra) y la Universidad de Bolonia (Italia), expuso a las abejas a dos escenarios climáticos futuros basados en los estándares del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Condiciones, explican los investigadores, que pueden considerarse ya "realistas" y "vigentes".

Jordi Bosch, también investigador del CREAF y coautor del estudio, asegura que "las temperaturas de nuestro escenario climático más pesimista ya están sucediendo". Las hemos visto durante los últimos años en "inviernos especialmente cálidos". Por tanto, concluye, los impactos que han observado durante su investigación "ya pueden estar afectando en la actualidad a las poblaciones de polinizadores silvestres".

Los autores de esta investigación insisten en que sus hallazgos tan solo demuestran la importancia de "considerar múltiples factores de estrés para comprender los declives en las poblaciones de abejas". Pero no solo eso, el informe destaca también la importancia de "revisar los umbrales de toxicidad definidos en la evaluación del riesgo de los plaguicidas que marcan las legislaciones europeas".

Porque, zanjan los autores, las poblaciones de abejas se enfrentan a temperaturas cada vez más cálidas, y "estos umbrales podrían no ser bastante protectores".