El fin de los subsidios a los combustibles fósiles se acerca: ¿eso hará que suba el precio de la gasolina y la calefacción?
- Grupos activistas organizan una marcha en Bruselas para pedir el fin a las ayudas públicas a petroleras y gasísticas.
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A finales de septiembre se conocía la sentencia de la pareja de activistas que tiraron sopa sobre Los Girasoles de Van Goh en la National Gallery de Londres: 20 y 24 meses de cárcel a cada una. Esta acción, que se ha repetido en otros muchos cuadros, hasta en la Venus de Velázquez, llamaba a dejar de subvencionar combustibles fósiles.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha publicado un informe con datos de 2022 que sumaba a 7 trillones de dólares (6,8 billones de euros) las ayudas públicas globales que se le había dado a los combustibles fósiles. Reino Unido destinó 67 mil millones a financiar estas empresas, mientras que España llegó a 11.5000 millones de euros.
Hoy, 5 de octubre, los activistas vuelven a marchar pidiendo el fin total de los subsidios. Si Europa quiere llegar a los compromisos adquiridos para 2030 de reducción de emisiones, lo primero que tienen que hacer es atajar la fuente principal, que en este caso es la generación de energía.
Estos subsidios se aplican a la industria cuando los precios de los combustibles, altamente volátiles, suben demasiado. Esto ha pasado recientemente con la guerra de Ucrania o la escalada de violencia en Oriente Próximo. Las subvenciones son algunos como la exención de impuestos del combustible aéreo.
El país número 13
Al terminar la COP de 2023 un grupo de 12 países, entre los que se encontraba España y liderados por Países Bajos, firmaron una declaración en la que se comprometían a terminar con estas subvenciones y llamaban a otros países a hacer lo mismo.
"Urgimos a todas las partes presentes en la COP 28 a eliminar de forma gradual los ineficientes subsidios a los combustibles fósiles como se acordó en el acuerdo de Glasgow", se lee en el comunicado.
Y en septiembre se sumó el guerrero número 13 a la guerra contra el cambio climático. Reino Unido aprobó un recorte a estos programas. También tuvo un matiz político ya que además hubo una revuelta silenciosa al abstenerse los propios parlamentarios laboristas en el poder. El parlamento apoyó el plan de la eliminación de las ayudas, menos a las rentas más bajas.
Las emisiones de gases de efecto invernadero, principal culpable del calentamiento global, difícilmente se rebajarán si los precios se bajan artificialmente con dinero de los gobiernos, dicen los defensores del fin de las subvenciones. Sin embargo, eso probablemente suponga una subida de precio a la energía y al combustible que afecte a los más vulnerables.
En la carta conjunta que firmaron los países tras la COP28 se identificaban tres barreras para acabar con estas subvenciones. La primera es la falta de transparencia de las ayudas para conocer cuáles son las que llegan de forma directa e indirecta, a través de la dispensa de impuestos.
El segundo punto es el entramado de los mercados con efectos en distintos países con otros marcos regulatorios. En el ESG Summit Europe, se debatió en profundidad la armonización de estándares en los que las empresas operan. Se debe poner una especial atención, menciona el texto, al transporte marítimo y aéreo, columna vertebral, del comercio internacional.
Por último, el obstáculo del diálogo y que todos los países actualicen los progresos de forma simultánea con un "calendario claro". Además, pone de relieve el que al eliminar estas subvenciones los costes ambientales no se internacionalicen en otros países.
El precio real de la luz
Estos mecanismos financieros son los que consiguen que el precio de la energía se mantenga estable, relativamente. Se teme que con la falta de ayudas públicas los precios suban, lo que es muy posible que pase, al menos a corto plazo. Grupos y organizaciones llaman a que esos fondos se traspasen de forma ordenada a las energías renovables.
Como la tecnología de las energías renovables sigue mejorando y cada vez es más asequible, se puede presumir que las limpias sean cada vez será más barata. Esto también poseía significar que los millones de las renovables lleguen a los pueblos donde se hacen grandes instalaciones. Aunque esto levanta ampollas por una transición energética justa que no favorezca solo a las grandes empresas.
En cualquier caso, todavía está lejos un cambio completo en las compañías beneficiarias de las ayudas. Según el último informe de la Agencia Internacional de Energía Renovables (IRENA, por sus siglas en inglés) las ayudas a los combustibles fósiles triplican las de las renovables. En este contexto económico, IRENA calculó que para llegar a los compromisos se debe doblar la potencia instalada en 2023 todos los años, hasta 2030.
En España, donde si bien se supone que se está viviendo una revolución energética, el 40% del consumo energético de las viviendas aún depende del gas, según el Observatorio de la Rehabilitación Eléctrica de la Vivienda en España (Oreve).
Esto hace que aún sea más complicado la eliminación de las ayudas porque el impacto lo sentirán especialmente la gente de bajo recursos. Por ejemplo, en Reino Unido, se han mantenido ayudas a las rentas más bajas. Mientras, se sigue empujando por el cambio de modelo energético con los ojos ya puestos en la COP 29 que se celebrará en el 'petroestado' Azerbaiyán, y no levanta muchas expectativas. Ya se verá.