El 'superciclo' electoral de 2024 llega a su fin: 1 de cada 3 votantes vive en un país donde la calidad democrática flaquea
- Desde 2020, 1 de cada 5 'perdedores' de unas elecciones se ha negado a aceptar los resultados; esos procesos democráticos se han resuelto en los tribunales.
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Hace exactamente 46 años, el 6 de diciembre de 1978, los españoles acudían a las urnas para hacer historia y votar, en referéndum, la que sería su primera carta magna democrática en 36 años. Esa votación pondría punto y final a la dictadura franquista y sembraría el germen de la democracia moderna española, un sistema político que llevaba desaparecido desde la Segunda República.
Precisamente por eso hoy, 6 de diciembre, se celebra el Día de la Constitución en nuestro país. Pero una carta magna o unas elecciones no son, automáticamente, sinónimo de democracia plena. Y es que, como asegura el informe El estado global de la democracia, del think tank sueco IDEA International, uno de cada tres votantes vive hoy en un país en el que la calidad de su proceso electoral no es la óptima.
Y eso lo dicen cuando el superciclo electoral de 2024 está a apenas a cuatro comicios de concluir. Este año está siendo clave para las democracias, pues marca el récord histórico del mayor número de personas acudiendo a las urnas en un mismo año a nivel global.
Esto, indican los autores del informe, sería todo un "triunfo de la democracia" si no fuera por un pequeño detalle que marca la diferencia: "La calidad de las elecciones en muchos países ha disminuido significativamente desde la última vez que se votó".
Eso sí, el texto recalca que no se trata de un fenómeno puntual, sino que viene fraguándose desde hace varias décadas, pues "la participación ha venido cayendo y las protestas y disturbios, aumentando". Como ocurriera, por ejemplo, el 6 de enero de 2021, cuando una turba de partidarios de Trump decidieron asaltar el Capitolio estadounidense ante la derrota del entonces presidente del país.
"Incertidumbre radical"
El ejemplo de Estados Unidos no es el único. Desde el think tank Freedom House recuerdan que "las elecciones imperfectas", además de los conflictos armados, llevan 18 años contribuyendo al "declive democrático" en todo el planeta.
"Vivimos en una era de incertidumbre radical, en la que los desafíos múltiples y complejos amenazan los patrones de estabilidad y crecimiento en los que hemos llegado a confiar", auguran desde IDEA International. Algo que se pudo comprobar, por ejemplo, durante las últimas elecciones presidenciales de Estados Unidos, donde la tensión y la incertidumbre provocó que se pudiese contar con los dedos de una mano los analistas que se aventuraron a hacer predicciones.
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, además, podría leerse como muestra de la pérdida de confianza de la ciudadanía estadounidense en las instituciones. Para evitar que la incertidumbre y la imperfección de los sistemas electorales echen por la borda las décadas de esfuerzos democráticos en todo el planeta, Freedom House propone que se apueste por "la diversidad, proteger el disenso y construir coaliciones internacionales para apoyar sus propias normas y valores".
Las urnas, a juicio
Solo así, dicen, "las fuerzas democráticas podrán revertir el largo declive de la libertad global". Según IDEA International, y como también aseguró a principios de año el índice al respecto publicado por The Economist, la situación actual es el caldo de cultivo idóneo para que los resultados electorales sean "disputados" y "contestados" de manera continua.
"Cuando los dirigentes políticos hacen declaraciones públicas en las que cuestionan la credibilidad de unos comicios o impugnan una elección ante un tribunal, se envía una señal importante a los votantes", indican los investigadores de IDEA International.
En ocasiones, matizan las preocupaciones son legítimas. Sin embargo, en otras se tratan de "intentos cínicos de erosionar la fe pública en la victoria de un oponente". Algo que, por cierto, ha venido ocurriendo en uno de cada cinco procesos electorales acaecidos entre 2020 y mediados de 2024. Es decir, fueron "impugnados en al menos un procedimiento legal, y el escrutinio y el recuento de votos se convirtieron en los aspectos más controvertidos del proceso electoral".
Asimismo, durante ese mismo período de tiempo, "en una de cada cinco elecciones un candidato presidencial o partido perdedor rechazó públicamente los resultados de los comicios". Además, "los partidos de oposición boicotearon una de cada diez votaciones". Esto, aseguran los investigadores, son señales de alarma de un cierto empobrecimiento de los procesos democráticos.
Más retrocesos que avances
Todos los estudios realizados en el último año por diferentes analistas internacionales sobre el estado de las democracias son contundentes: los avances son escasos, mientras que los retrocesos no frenan. El informe Libertad en el mundo 2024 de Freedom House alerta de que "los problemas generalizados con las elecciones, incluida la violencia y la manipulación, están provocando un deterioro de los derechos y libertades".
Y pone varios ejemplos, como el de Ecuador, país que ha sido "degradado de libre a parcialmente libre" en su ranking de libertades, pues "sus elecciones fueron interrumpidas por organizaciones criminales violentas, que mataron a varios funcionarios estatales y candidatos políticos".
O el de Camboya, Guatemala, Polonia, Turquía y Zimbabue, donde los políticos en el poder han tratado de "controlar la competencia electoral, obstaculizar a sus oponentes políticos o impedirles tomar el poder después del día de las elecciones". Asimismo, las fuerzas militares también han derrocado al gobierno electo en Níger.
Eso sí, no todas son malas noticias. Por ejemplo, aseguran desde Freedom House, que Tailandia ha pasado de "no ser libre a ser parcialmente libre" y todo, indican, "gracias a unas elecciones más competitivas". Y eso a pesar de que "una constitución redactada por los militares ha permitido que fuerzas no democráticas distorsionen el proceso posterior de formación del gobierno".