Los vientos impredecibles, falta de apoyo terrestre y la radiación solar: por qué no hay aviones comerciales sobre la Antártida
- El 70% de los vuelos se concentran en el hemisferio norte por población, infraestructuras y condiciones meteorológicas.
- Más información: Por qué las turbulencias en los aviones han aumentado a causa del cambio climático
El trayecto más corto entre dos puntos es la línea recta. Por eso, lo más lógico sería cruzar la Antártida para ir desde la punta austral de Latinoamérica hasta las costas australianas. Sin embargo, esta es una ruta que los aviones comerciales evitan por seguridad.
Portales como Flightradar24, que monitorean los vuelos comerciales en tiempo real, calculan que hay una media de 100.000 vuelos diarios, y entre el 70% y el 75% de los aviones se concentran en el hemisferio norte.
Para ello dan varias razones, además de ser la zona con más concentración demográfica y económica. Son importantes las condiciones meteorológicas que ponen en riesgo la seguridad de los trayectos por la falta de apoyo terrestre en caso de emergencia, hasta la radiación solar.
El principal motivo que mencionan los expertos es la falta de apoyo terrestre para cualquier emergencia. La mayor parte de la tierra se concentra en un lado del globo, dejando la parte de atrás, la del océano Pacífico, una con muy pocos puntos donde un avión podría realizar un aterrizaje de emergencia.
También, aunque la Antártida sea el quinto continente, está completamente deshabitado, por lo que el apoyo también sería mínimo, además de unas pocas estaciones científicas.
Además, así como más cerca del ecuador hay corrientes de aire bien conocidas y estudiadas que se aprovechan para empujar los aviones con los vientos de cola, en los polos —Norte y Sur— los vientos funcionan de forma diferente.
La atmósfera se compone de varias capas como la mesosfera o la troposfera que entre otras cosas protegen la tierra de los rayos del sol. Se estima que un piloto de avión, al final de su vida activa, ha estado expuesto incluso a más radiación que los trabajadores de una planta nuclear.
El cambio atmosférico
El principal causante del cambio climático es el aumento de gases de efecto invernadero en la atmósfera. El efecto del que más se habla es el aumento de las temperaturas, que es especialmente elevado en los polos. Pero eso también tiene repercusión en las corrientes de aire.
Igual que recientemente se hablaba de la desaceleración de la corriente AMOC en el océano Atlántico, que intercambiaba aguas cálidas entre el Caribe y Groenlandia con consecuencias desconocidas, algo parecido pasa también en el aire. Un estudio de la Universidad de Reading (Reino Unido) prevé que las turbulencias serán más comunes.
El estudio analizó la serie histórica de turbulencias entre 1979 y 2020 y encontró un claro aumento en algunos puntos del planeta. Por ejemplo, destacaban las rutas del Atlántico Norte, una de las más utilizadas donde se han registrado hasta un 55% más.
La explicación que dieron los científicos es el cambio de la temperatura en el aire hace que las corrientes también se muevan hacia arriba y hacia abajo de forma inesperada. En ocasiones, las turbulencias en sitios concretos como cordilleras montañosas son claras y los pilotos las pueden evitar. Sin embargo, las nuevas condiciones las hacen cada vez más difíciles de detectar.
Esto puede ser una llamada a reducir el número de vuelos, en la medida de lo posible, del medio de transporte más contaminante del mundo que en unas condiciones tan impredecibles serán más largos, costosos y movidos.