Es un hecho. Los datos que publica la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en su último informe del clima constatan que los episodios de récords de calor están sustiyendo a los del frío. Nos encaminamos hacia temperaturas más cálidas con episodios extremos de sequías y falta de lluvias y más calor en nuestros mares.
En la presentación del estudio elaborado por la agencia, Hugo Morán, secretario de Estado de Medioambiente, ha dejado patente que “los impactos del cambio climático ya están aquí y vamos por detrás de los acontecimientos”. Unas declaraciones que se desprenden de unas conclusiones que si bien no son nuevas, vienen a reiterar lo que la ciencia lleva avisando en las últimas décadas.
El año 2021 fue un período en el tuvieron lugar fenómenos muy extremos como los que observamos a principios de año con Filomena o la ola de calor que tuvo lugar en verano, la más intensa en temperaturas desde 1975.
Lo cierto es que este último año, más allá de esa anomalía térmica, ha estado marcado por una aceleración en el incremento de las temperaturas. Los termómetros llevan ya una serie de años pisando el acelerador y, dados los récords de emisiones de gases de efecto invernadero, todo apunta a que seguirá siendo así.
Como consecuencia, menos episodios de frío y más días de calor. Como ha asegurado Rubén del Campo, portavoz de la Aemet, en la presentación del estudio, el 2021 fue uno de los siete años más cálidos a escala global desde que existen registros.
Además, el incremento de 1,1 grados en la temperatura media del planeta, “no es sólo un grado”, insiste Del Campo, sino que “se traduce en un incremento de los fenómenos extremos”. Reconoce que el año 2021 fue “excepcional” y recuerda cómo los meteorólogos nunca habrían pensado que se hubieran podido alcanzar los 50 grados en zonas como Canadá.
En España, los impactos del clima se están notando. Tanto que, de acuerdo a los datos recopilados por la agencia, “es la primera vez que ocurre que hay ocho años consecutivos con temperaturas cálidas por encima del promedio”, asegura Del Campo.
Beatriz Hervella, también portavoz de la Aemet, ha asegurado que en 2021 llovió un 11% menos respecto de la media del periodo 1981-2010. De hecho, se acumularon 569,2 litros por m2 menos que en 1981. Es el séptimo año más seco de este siglo. La estación primaveral del último año, además, también fue calificada como la segunda más seca de las últimas dos décadas.
Asimismo, en octubre y noviembre de 2021, se desencadenó lo que en los meses siguientes se confirmó como sequía meteorológica. “Al finalizar septiembre, nos encontramos en una situación de escasez de precipitaciones”, asegura Hervella.
Todos estos factores tuvieron un efecto indudable sobre la fenología, es decir, sobre la relación entre los ciclos biológicos de los seres vivos y el clima. En este sentido, se habló de primavera adelantada, porque, como consecuencia de las altas temperaturas en febrero y marzo, especies como el almendro adelantaron su floración.
Además de esto, los datos del último informe de la Aemet reflejan que, en los últimos 10 años, los récords de días cálidos han sido 10 veces más frecuentes que los de días fríos. Como apunta el portavoz de la agencia, “hay años en los que incluso no han existido récords de frío”.
Un dato relevante comentado durante la presentación del informe es que aunque Filomena nos pareció un episodio de frío extremo, lo cierto es que los datos reflejan que en el pasado eran temperaturas que podían registrarse durante los días más gélidos del invierno de los años 50. Es decir, había más días de frío y con temperaturas más bajas.
Eso, poco a poco, ha ido reduciéndose a medida que hemos alimentado la atmósfera de contaminantes que están calentando e intoxicando el ambiente. Y no sólo el aire, porque los océanos también están sufriendo las consecuencias.
Más temperatura en nuestros mares
Igual que aumentan las temperaturas del aire, los océanos también sufren las consecuencias. Son captadores natos del CO2 que existe en la atmósfera, así que cuantas más emitamos, más capturaran nuestros mares y mayor temperatura adquirirán, con el riesgo que ello supone para la biodiversidad marina, las temperaturas del planeta y la disponibilidad de alimento.
El informe presentado por la Aemet señala que, desde el año 2003, el calor de los mares circundantes a España han alcanzado temperaturas superiores al promedio. En particular, los años 2017 y 2020 fueron los que registraron mayores aumentos. De hecho, se calificaron como extremadamente cálidos.
Como asegura Del Campo, esto “se traduce en que en las zonas costeras de nuestro país se produzca un aumento de las noches tropicales”, con las consecuencias que esto tiene sobre el descanso o el riesgo de incendios y su mayor dificultad para extinguirlos.
Estos días, además, estamos ante lo que podría calificarse como la primera ola de calor del verano, y el mar también podría experimentar este aumento de temperaturas. Como ha informado Meteored, la temperatura del agua se encuentra entre 4 y 5 ºC por encima de la media para estas fechas.
De hecho, en la última semana de mayo, la cuenca más occidental presentaba una de las anomalías de temperatura superficial más cálidas del mundo. Además, la previsión a corto plazo es que se produzca un ascenso progresivo y evidente de las temperaturas. Sobre todo en aguas de la Comunidad Valenciana o Baleares.
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