En 2022, sólo los 100 museos más visitados del mundo recibimos casi 141 millones de visitantes. Este incremento continuo de visitantes a los museos en la sociedad global los consolida como instituciones protagonistas de nuestro tiempo, transformadoras del mundo en que vivimos.
Hoy día, los museos trascienden ampliamente su rol de exposición, preservación y divulgación de sus colecciones artísticas para erigirse en centros culturales, actores vivos en los debates actuales y permeables a las mutaciones sociales. Estas instituciones culturales ejercen, además, importantes funciones socioeconómicas, turísticas, educativas y pedagógicas, interculturales, investigadoras y de vertebración de alianzas en diversas materias. El papel de acompañamiento que jugaron los museos durante el confinamiento pandémico del COVID19 ha sido una clara manifestación del positivo impacto social de la cultura.
Por todo ello, más allá de la misión fundacional de las Colecciones, los museos están llamados al compromiso social en diversos frentes, que requieren un refuerzo de su actuación institucional, sólidas alianzas entre el sector público y el privado y, consecuentemente, la mejora de su gobernanza.
Entre estos frentes y desafíos que abordan los principales museos del mundo, cabría destacar los inherentes a la necesidad de un liderazgo estratégico que proyecte una visión clara para la institución a medio plazo. De tal forma que refuerce su marca e identidad, profesionalice el equipo y mejore la calidad de sus servicios y la experiencia integral museística.
Un compromiso que le permita acompañar a los cambios sociales, que requieren de reflexión, debate y referencias axiológicas; así como a la vanguardia tecnológica y a las expectativas del público, y que promueva, además, la viabilidad financiera. Y todo ello como garantía de la sostenibilidad funcional del modelo museístico.
Un segundo y permanente objetivo es la relevancia y conexión con el público.
Los museos deben competir por ser relevantes para una audiencia global diversa, reflejando la pluralidad de la sociedad en sus exposiciones, con la inclusión de múltiples voces y perspectivas. Esto implica abordar temas contemporáneos y sintonizar con debates culturales que resuenen con diferentes grupos demográficos.
Una derivada de esta conexión y acercamiento al público consiste en garantizar la máxima accesibilidad, tanto arquitectónica y sensorial, como de acceso a la información y servicios del conjunto de la colección. Otro desafío importante para los museos del siglo XXI es la integración de la tecnología y la experiencia digital, que debe estar siempre al servicio de la Colección, su misión y sus valores.
Necesitamos contar con una presencia en internet que favorezca el pleno conocimiento y difusión de la colección, facilitando itinerarios virtuales o preparando la visita presencial. Adoptando constantemente enfoques innovadores como la realidad aumentada, la realidad virtual y aplicaciones interactivas para mejorar la experiencia del visitante y hacer que la visita cuente con el máximo atractivo.
Pero es el ámbito de la ejemplaridad y la gobernanza ética donde los museos tienen hoy uno de sus frentes más complejos. Entre los retos de este grupo se cuentan los de prácticas éticas con todos sus públicos de interés, internos y externos; así como también los relativos a transparencia, buen gobierno y rendición de cuentas.
Estos últimos se traducen en un gobierno corporativo eficaz, así como en trasladar la información más relevante a la sociedad, exponiendo la gestión y administración de los fondos públicos y privados que ingresa. El rédito es, más allá del pleno cumplimiento legal y el acercamiento a la ciudadanía, la generación de confianza social y una mejor imagen reputacional.
Parte esencial de la gobernanza ética es contar con una política de sostenibilidad y responsabilidad ambiental sólida y coherente. Los museos del siglo XXI enfrentan la presión de ser más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente, minimizando el impacto que generan. Ello supone la gestión eficiente de sus recursos hídricos, energéticos, plásticos y de residuos, y la adopción de prácticas más ecológicas en todas sus operaciones.
La política medioambiental conecta con la contribución a la Agenda 2030 y a los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), que permite a los museos converger, a nivel nacional, con las metas establecidas por la ONU a nivel internacional, amplificando los resultados de las mismas. Es decir, responder a las necesidades sociales del presente, pero siempre sin renunciar a la protección del medioambiente, el crecimiento económico y el desarrollo social como garantía del patrimonio nacional a futuro.
Es en este ámbito de respuesta al compromiso social y de necesidad de reforzar el marco de integridad de nuestra gobernanza, en el que, como museo nacional, el Thyssen-Bornemisza, ha aprobado el pasado 4 de julio a través de su patronato su nuevo Código ético y de buen gobierno.
Su objetivo es conformar un marco idóneo en integridad, transparencia y buen gobierno. De esta manera se reforzarían las obligaciones legales y estatutarias ya existentes y establecerían los principios, mandatos y normas de conducta que regirán las actividades del museo, sus herramientas de control y las consecuencias de los posibles incumplimientos.
El código supone el desarrollo y actualización de la versión anterior de 2019, que se completa ahora con la adaptación a nuevas leyes y normativas surgidas de directivas europeas en materia de transparencia y prevención de corrupción, como la Ley 2/2023, de 20 de febrero, reguladora de la protección de las personas que informen sobre infracciones normativas y de lucha contra la corrupción y conlleva un ambicioso avance en integridad y gobernanza ética. La norma nacional se sitúa en línea de las instancias del IV Plan de Gobierno abierto y del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
El museo, con el nuevo Código ético y de buen gobierno, se alinea así con los principales museos e instituciones del mundo y recoge las mejores prácticas nacionales e internacionales, la trasparencia, el buen gobierno, la integridad y la conducta corporativa.
Código ético del Museo Thyssen-Bornemisza
- La extensión como sujetos obligados de empleados, directivos y también patronos, los valores inspiradores y los principios éticos y de conducta.
- La configuración estatutaria de la política de la Colección permanente.
- Las normas de funcionamiento del patronato y las relativas a su evaluación.
- La evitación del conflicto de intereses.
- El mandato de transparencia económico-financiera.
- La obligación de planificación estratégica.
- Los deberes en cuanto a la Política de Transparencia y buen gobierno y los documentos a publicar para la rendición de cuentas.
- El compromiso con la Responsabilidad Social Corporativa, así como con la Agenda 2030 y los ODS.
- La idoneidad de la política de personal, igualdad y conciliación.
- La evolución de la Política de Medioambiente y sostenibilidad.
- La implantación del Comité de ética y buen gobierno como órgano colegiado encargado de velar por la Política de Transparencia y buen gobierno.
- La regulación del Canal ético, con las máximas garantías y la especial protección del denunciante.
- El régimen disciplinario en caso de posibles incumplimientos del Código, además de la obligación de su divulgación y cumplimiento.
El Código ético y de buen gobierno forma parte de la Política de Transparencia y buen gobierno del Museo, junto al Código ético de la gestión de Compras, el Código de Conducta para la realización de inversiones financieras temporales y el Portal de Transparencia del Museo transparencia que recoge más de setenta documentos y contenidos de información y gestión para la rendición de cuentas, y que se regula en el Protocolo de Transparencia.
Por todo ello, el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza es reconocido, desde 2019, como el museo más transparente de España por la Fundación Haz, que evalúa en Transparencia y buen gobierno a los principales Museos Nacionales.
En conclusión, esta política de integridad y ética institucional vertebra la gobernanza del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza como Museo de Todos, y lo refuerza institucionalmente para abordar los distintos y complejos desafíos de nuestro tiempo.
***Evelio Acevedo es director gerente del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.