El Real Decreto de Envases español y el texto provisional del Reglamento de Envases y Residuos de Envases de la UE, que se espera esté finalizado a finales de año, han marcado un hito importante en la legislación medioambiental, al establecer nuevas directrices para la gestión y el reciclado de envases.

En este contexto, los Sistemas de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) surgen como una herramienta clave para aumentar las tasas de reciclaje, lo que a su vez permite un mayor contenido reciclado en los envases. Estos sistemas son fundamentales, ya que no solo permiten una mayor eficiencia en la recogida, sino que mejoran la calidad de los materiales reciclados.

Además de promover el reciclaje y un medio ambiente más limpio, la circularidad real se convierte en una palanca crucial para la descarbonización de nuestra economía: el reciclaje de producto en ciclo cerrado, especialmente para las latas de aluminio, es clave en términos de eficiencia energética y reducción de la huella de carbono.

Cuando las latas de aluminio para bebidas se recogen, se reciclan y se transforman de nuevo en latas, se ahorra el 95% de la energía empleada para fabricarlas a partir de material virgen. Para ello, es necesario garantizar la disponibilidad de materiales con flujos de residuos limpios y separados de alta calidad.

Los países que cuentan con un SDDR han incrementado significativamente los volúmenes de aluminio reciclado, lo que ayuda a garantizar un suministro constante de material de alta calidad para la producción de nuevas latas, apoyando una economía circular y reduciendo la necesidad de materiales vírgenes.

Es un hecho que un SDDR efectivo puede allanar el camino para un mayor reciclaje de lata a lata, asegurando que una mayor proporción de aluminio reciclado se dirija de nuevo a la industria de envases de bebidas.

En España, ha habido cierto progreso en cuanto al aumento de las tasas de reciclaje de latas de bebidas de aluminio: del 67% en 2022 al 70% en 2023, con una población cada vez más concienciada. Sin embargo, hay un largo camino por recorrer si queremos alcanzar el objetivo del 80% de recogida selectiva fijado para 2026 en el texto provisional del Reglamento de Envases y Residuos de Envases de la UE.

Con esto en mente, la implementación de un SDDR será clave para acelerar la descarbonización de nuestra industria. No podemos darnos el lujo de simplemente sentarnos y esperar hasta que sea obligatorio en 2029. Dado que todavía existe un alto nivel de incertidumbre sobre las inversiones necesarias para descarbonizar el aluminio primario, esto también enviaría las señales adecuadas a los inversores.

Como segundo mercado europeo de latas de bebidas, España necesitará un enfoque ambicioso y armonizado, como ha defendido recientemente la ministra Ribera. Un ejemplo claro: Portugal —país vecino con el que se nos compara a menudo— ya ha aprobado su propio SDDR, lo que subraya la urgencia de que España no se quede atrás si queremos preservar la unidad del mercado ibérico. También será esencial asegurar un marco de SDDR eficiente y justo que abarque todo tipo de envases de bebidas, alineado con las mejores prácticas internacionales.

Pero la aplicación de políticas de círculo cerrado no es la única medida que nos permitirá cumplir los objetivos fijados por Europa: es esencial fomentar una mayor participación y compromiso de los consumidores en las iniciativas de reciclaje, promoviendo la selección de opciones sostenibles y la adopción de hábitos más respetuosos con el medio ambiente.

En Ball, llevamos mucho tiempo comprometidos con la sostenibilidad y con minimizar el impacto de nuestro negocio. Como se indica en nuestro Plan de Transición Climática, nos fijamos el objetivo de alcanzar un 90% de tasas de reciclaje y un 85% de contenido reciclado en todos los productos para 2030 en las regiones en las que operamos.

Para lograrlo, trabajamos continuamente con proveedores para aumentar el contenido reciclado de nuestros envases y ya hemos alcanzado una media mundial del 70% de contenido reciclado en nuestros envases de bebidas.

También hemos unido fuerzas con una coalición internacional de actores del sector para instar a los gobiernos a acelerar las tasas de reciclaje de latas de aluminio para bebidas hasta al menos el 80% en 2030 y cerca del 100% en 2050. Estos hitos son fundamentales para que el sector del aluminio cumpla con el límite de 1,5 °C del Acuerdo de París.

Además, nos hemos combinado recientemente al Grupo Español de Crecimiento Verde (GECV), una organización sin ánimo de lucro creada en 2014 que reúne a más de 60 empresas de diversos sectores en España para hacer frente a los retos medioambientales y apoyar una rápida transición ecológica.

Al participar en el Grupo de Trabajo sobre Economía Circular del GECV, Ball entablará debates sobre los retos y oportunidades que este nuevo paradigma presenta para las empresas. Este grupo pretende identificar los elementos necesarios para fomentar la producción y el consumo sostenibles, impulsando al mismo tiempo la innovación y el desarrollo económico. Nuestra participación subraya el compromiso de Ball de apoyar la transición hacia una economía circular en España.

El futuro del sector de los envases de aluminio para bebidas depende de la adopción de modelos de círculo cerrado y de ambiciosas políticas de reciclaje. España tiene una oportunidad única para liderar esta transformación hacia una economía circular, reduciendo sustancialmente los residuos, descarbonizando los productos y promoviendo la sostenibilidad. Y la industria de envases de bebidas, con nuestro firme compromiso con el reciclaje y el medio ambiente, está preparada para apoyar y liderar este cambio hacia un futuro más ecológico y responsable.

*** Lluís Pitarch es Public Affairs & Sustainability Manager para el sur de Europa de Ball Corporation.