Imagen de Mario Picazo, meteorólogo y experto en Ciencias Atmosféricas.

Imagen de Mario Picazo, meteorólogo y experto en Ciencias Atmosféricas. EE

Referentes Cambio climático

Mario Picazo, experto en clima: “Este invierno vamos a tiritar, pero no va a ser lo habitual”

El experto en cambio climático adelanta un mapa de colores rojos estos meses y asegura que la sequía de España "no se va a solucionar con lluvia".

26 noviembre, 2022 01:30

La rosa del azafrán fue noticia hace varios días. La planta que dio nombre a una de las zarzuelas más conocidas de nuestro país está desapareciendo. Es la única que no florece en primavera. Su cosecha casi se realiza entre nieve y hielo, pero este año, no pueden soportar la escasez de precipitaciones ni las constantes anomalías cálidas. Es solo una de las víctimas de un clima cambiante y extremo.

Mario Picazo (Valencia, 1963), meteorólogo en eltiempo.es y profesor de cambio climático en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), aún se sorprende del desconocimiento que existe sobre los efectos de lo que está ocurriendo en nuestro planeta. A su breve paso por Madrid, y antes de volver a Estados Unidos, el experto se reúne con EL ESPAÑOL para explicar hasta qué punto las lluvias que estamos teniendo son solo un espejismo. Como el charco de agua en medio del desierto.

La sequía permanece en nuestro país y “ya es difícil presentar un mapa de cómo va a ser el invierno que no tenga colores rojos o que ese sea el único color”, lamenta el experto. Las temperaturas cálidas se han zambullido en meses en los que los termómetros daban un respiro y las lluvias escasas empeoran la situación.

[Un otoño cada vez más desaparecido: el calor persiste más allá del verano y suma 6 meses de récords]

La tendencia parece continuar. Según la última información difundida por Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), este noviembre será posiblemente uno de los cinco más cálidos para este mes de toda la serie histórica, desde 1961.

El experto confiesa que el cambio climático cada vez se nota más en las predicciones meteorológicas. Su imprevisibilidad está mermando la capacidad predictiva de los modelos que utilizan científicos como él. Asegura que “hay muchos puntos de no retorno (como el deshielo del Ártico) que están empezando a surgir, que no controlamos. No sabemos cómo van a reaccionar”.

Pregunta: A mucha gente le sorprende escuchar hablar de sequía en los medios cuando llueve, como está ocurriendo ahora. ¿Cómo les explicarías esta contradicción?

Respuesta: Bueno, primero hay que pensar que hemos arrancado este año con un déficit tremendo, porque todo esto viene desde el invierno, que fue muy seco. Luego en verano hizo mucho calor. La gente piensa solo en que como no llueve, hay sequía. Cuando hace mucho calor perdemos muchos recursos hídricos porque se evapora mucha agua de los embalses y eso ha hecho que hayamos llegado al otoño con una situación crítica. Empezó a llover en octubre, que es un mes lluvioso en España, y todo el mundo piensa que ya con esta lluvia se ha solucionado. Además, muchas veces pones el informativo, lees una noticia online o en un periódico y como ves que aunque no llueva en tu sitio, está lloviendo en general, ya genera la idea de que se acaba la sequía. 

Para empezar, hay que ver dónde ha llovido. Ha llovido en unas zonas muy concretas. No todas las cuencas se han beneficiado de esa lluvia. Cuando hablas de sequía piensas en el Júcar o el Segura, que son las que más bajas están de agua, pero este año no, porque curiosamente ha habido una situación de lluvias en el Mediterráneo. Hay que pensar en una cosa: nuestra sequía no se soluciona tanto con lluvia, que ayuda porque es agua que al final o llena algo los embalses o acaba en el suelo o subsuelo, sino sobre todo con lo que caiga en invierno. Nuestro recurso de agua es la nieve porque es la que se queda en las montañas que poco a poco va fundiendo y va rellenando. Y llegamos a la primavera y es donde tenemos una idea de cómo vamos a atravesar el verano y seguir el año. Eso es lo que tenemos que esperar: cómo llega este invierno. 

P: Como decías, veníamos de un año de déficit de lluvias y ahora mismo tampoco estamos viendo las precipitaciones que deberíamos, ¿no es así?

R: La sequía no se ha acabado para nada, seguimos estando muy por debajo de lo normal a estas alturas. Este agua que ha caído ha ayudado algo, pero insisto, hay muchas cuencas que están deficitarias ahora mismo, sobre todo por el suroeste. O sea que vamos a ver lo que llega con la nieve. Cada vez más, España es un país vulnerable, sobre todo en lo que tiene que ver con la situación hídrica. Vamos a ir a más en ese sentido, pero también hay una ciclicidad natural que siempre ha existido. Tenemos décadas más secas, décadas más lluviosas. Estamos ahora en una que puede ser más seca de lo habitual. Pero sí que es cierto que esto [la sequía] lo llevamos arrastrando desde años atrás. 

Habría que tener unas situaciones de precipitación copiosa, seguida, continuada, como estamos viendo ahora, y que a algunos les está fastidiando porque ya se acostumbraron a que no llueva. Tendríamos que tener una continuidad bastante grande para que realmente lleguemos a primavera y poder decir que se ha notado.

P: En España nuestros embalses están al 32% de su capacidad, según los últimos datos del MITECO. ¿Cómo hemos llegado a esta situación? ¿Ya no sabemos retener la lluvia que cae? ¿Es el cambio climático? ¿Es el mal uso del agua?

R: Son varias cosas. Los últimos ocho años han sido los más cálidos. ¿Qué quiere decir eso? Que todo lo que sea agua, la perdemos ya por las temperaturas más altas. Es evaporación, es así. Somos más, consumimos agua con más facilidad. Yo creo que la gente se conciencia sobre el uso del agua, pero todavía no hay la concienciación que haría falta en un sitio donde el agua se va a convertir en un bien preciado. Y en España, sí, hay comunidades que dicen ay, es que como vivo en Asturias, aquí no para de llover y tenemos los embalses llenos siempre. Bueno, cada uno con lo suyo, pero también han tenido sequía los asturianos. Ese factor más el hecho de que la tendencia es a que vayamos a una pluviometría cada vez más baja en España, porque dentro de la fórmula de cambio climático, del nuevo clima que vivimos, eso es lo que nos ha tocado aquí: ser cada vez más secos y desérticos y puede ser que un año llueva mucho, pero en general, si tú miras la tendencia, que es lo que miramos en climatología y sobre todo mirando 30 años atrás, esa es la tendencia y esa va a ser más cada vez y más extrema.

P: ¿Cómo le explicarías a alguien que desconoce el límite de 1,5ºC qué puede suponer? Porque hay quien cree que esto solo hará que haga un poco más de calor.

R: Bueno, porque no saben que una temperatura global de 1,5ºC más implica que en unas zonas haya temperaturas mucho más altas. Implica que todo eso es una cantidad de energía tremenda y el planeta, de alguna forma, la saca a relucir con una meteorología mucho más extrema. Es decir, tú cuando aportas energía a un sistema climático de un planeta, sea la Tierra o sea cualquiera, lo que estás haciendo es aportando más energía para que todos los fenómenos que genera sean más extremos: huracanes, borrascas, sequías, precipitaciones y olas de calor. 

Para los que no tengan un contexto claro de qué significa ese 1,5ºC, tienen que saber que está a punto de llegar. Durante todo el año ha habido situaciones de olas de calor muy intensas. También ha habido episodios de aire muy frío. El comentario general muchas veces es: "Pero si tuvimos una Filomena con la que nevó e hizo frío, y vosotros todavía decís que ese año ha sido cálido". Pues sí, tú coges el año entero y haces una media y sale eso. Filomena es precisamente un episodio del cambio climático también. Es un fenómeno que es más extremo de lo habitual y el cambio climático hace lo extremo, más extremo. 

P: De hecho, este verano fue un ejemplo e incluso la primavera y parte del invierno, porque tuvimos falta de lluvias, episodios de calor muy tempranos y extremos, temperaturas en el mar muy elevadas. Ahora, va a llegar el invierno. ¿Qué nos puede esperar? Igual que hemos visto este año un clima extremo en las estaciones más cálidas, ¿nos aguarda lo mismo estos meses?

R: Vamos a tener posiblemente ahora en diciembre un episodio siberiano, pero te puedo adelantar que ya es difícil presentar un mapa de cómo va a ser el invierno que no tenga colores rojos o que ese sea el único color. Este invierno va a ser más cálido de lo normal. Eso no quiere decir que no tengamos esos episodios de frío. Es decir, tú estás hablando de una estación que dura tres meses y a lo mejor hay ocho anomalías positivas dentro del invierno, es decir que está más cálido de lo normal, y tres muy frías, y eso al final hace que sea un poco más caliente. La gente tiene que entender que cuando nosotros damos una predicción estacional, eso no excluye que tengamos situaciones de frío intenso y las va a haber. Ahora, ¿que todo el invierno esté de alguna forma marcado por esas situaciones? Pues lo más probable es que no. A pesar de que tengamos un invierno más cálido de lo normal, sí que tendremos episodios tan fríos. Y la pregunta general es: ¿habrá más Filomenas este invierno que viene? Ni idea. Que venga el señor de las cabañuelas y diga, ¡va a haber una Filomena! Pues es imposible de saber. ¿Episodios de frío? Puedo asegurar que sí, que vamos a tiritar, pero no va a ser la norma habitual.

P: ¿Es cada vez más difícil predecir la climatología? ¿El cambio climático está haciendo cada vez menos predecibles fenómenos como El Niño y La Niña?

R: Sí, porque ahora tenemos un fenómeno de La Niña. Llevamos tres inviernos consecutivos. Es que esto no se ha visto, La Niña se ha quedado. Siempre hay una alternancia. Es un cambio climático natural. Esos fenómenos sí que están ahí de forma natural, aunque no los entendemos del todo bien, pero hay una ciclicidad y siempre han estado. 

Ahora tenemos fenómenos de esos que ya no sabemos por qué duran lo que duran y cómo influyen con el resto de la climatología que estamos generando los humanos. Eso sí que hace difícil el pronóstico, porque los modelos numéricos en los que nos basamos los que hacemos predicción, empiezan a andar un poco despistados en ciertas situaciones y ya no marcan lo que tienen que marcar. Nos dicen que nos equivocamos, pero es que nosotros tenemos una herramienta numérica que es nuestra Biblia y con eso anunciamos lo que va a pasar. Si las matemáticas fallan porque las ecuaciones que hay en los modelos ya no representan bien el sistema climático de la Tierra, pues tendremos que ir ahí tuneando poco a poco.

Además, hay muchos puntos de no retorno que están empezando a surgir, que no controlamos. No sabemos cómo van a reaccionar, sobre todo en la parte oceánica. Hace 30 años, el océano era una palangana de agua sin ninguna dinámica. Ahora ya dentro de las ecuaciones de circulación oceánica se considera el océano profundo. Toda esa parte de comportamiento de los océanos, de cómo van cambiando y cómo puede influir, lógicamente complica la predicción. Yo creo que iremos ajustando. Pero hay muchos interrogantes. No te lo voy a negar, que no sabemos lo que puede pasar con esto. ¿Qué pasa si de repente se ralentiza la Corriente del Golfo y empieza a cambiar el clima de Europa? Ya está ocurriendo. Hay muchas cosas que todavía no controlamos bien, y esos puntos de no retorno que están a punto de ocurrir, como que el hielo desaparezca en algunas zonas y no vuelva a aparecer ya, por ejemplo, complica todo lo que es la predicción no solo de la meteorología del día a día, sino del clima de dentro de 20 o 30 años. Nos estamos quedando muy cortos.

P: El deshielo en el Ártico, ¿cómo puede afectar a nuestras vidas cotidianas? Porque para muchos parece que es un tema que queda muy lejos y que no tiene importancia.

R: Exacto, ese es el problema. Es que a veces no vemos las cosas que pasan. No hay fronteras en la atmósfera ni en los océanos. Es una dinámica junta. El hielo del Ártico tiene un impacto tremendo y sobre todo porque el hemisferio norte es el que más se está calentando. El hemisferio sur es más oceánico y por lo tanto ayuda a regular más temperatura. El norte se está calentando mucho más. El Ártico, tres grados más que el resto del planeta. Eso hace que el impacto sea tremendo porque estás quitando hielo que de alguna forma impacta mucho en la dinámica atmosférica. 

El que la corriente en chorro o el vórtice polar empiecen a tener una dinámica distinta, es decir, que empiecen a ondular más hace que las masas de aire frías lleguen más abajo de lo normal o que perduren más en el tiempo, o que las olas de calor se hagan más intensas. O sea que ese hielo, aunque parezca una tontería, aparte de que produce aumento del nivel del mar -que vamos a tener un impacto directo-, en general hace que la meteorología cambie, y al cambiar la meteorología, de repente tenemos estos vaivenes tan importantes.

P: Y, sin embargo, vemos comentarios de representantes políticos o de personalidades que no creen en toda la evidencia científica. O ni siquiera ven los efectos extremos del clima, como nos ha pasado este verano.

R: Todavía hay mucha etiqueta política con el cambio climático. Yo llevo en Estados Unidos desde el 2013. He pasado por Obama, Trump y ahora estoy con Biden. Lo de Trump fue increíble, y el impacto que tuvo en la investigación y a nivel mediático. Creo que todavía hay esa etiqueta política, por desgracia, es decir, es que si yo soy de este partido tengo que decir esto aunque no me lo crea o, por lo menos, aunque no lo diga muy alto, decirlo. Por eso nunca trato estas conversaciones con política porque no tiene mucho sentido. ¿Se creen que los científicos se están enriqueciendo por decir que las cosas son así? El científico, como científico que es, intenta que su información sea lo más rigurosa posible, a pesar de que tenemos incertidumbres, que no sabemos todo, pero sabemos más o menos en qué dirección van las cosas. Con eso te topas en muchos sitios del mundo y por desgracia es lo malo que tiene, que esto [el cambio climático] tiene una connotación política y vamos, como los cangrejos para adelante y para atrás, pero nunca avanzamos con la contundencia que hace falta. Y es por el tema político.

P: ¿Qué valoración tienes de la última COP? ¿Crees que está sirviendo de algo o se está volviendo en un escenario mundial del 'greenwashing'?

R: Empezamos en el 95 en Berlín. Imagínate. Creo que llevamos 28 años reuniéndonos porque ha habido más de alguna COP en un año, me acuerdo. Pero sí, con las COP siempre hay unos días de esperanza que todo mundo dice uy, a ver qué pasa este año. Y entonces llega la COP, todos empiezan a proponer y piensas, vaya, aquí va a pasar de todo este año, y al final no ha pasa nada. Yo estuve en la de Glasgow el año pasado. También se pusieron sobre la mesa algunas medidas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, como Estados Unidos, que se comprometió en reducir metano. Pero al final llegas a Egipto y dices, pero si no se ha hecho nada de aquello. 

Este año lo único que parece que ha relucido un poco por el hecho de que se hiciera en África es todo el tema de financiación, que es lo que más se estaba empujando. No tanto la financiación que haría falta, que es que los países ricos ayudan a los más desfavorecidos en adaptarse mejor o en luchar contra el cambio climático a nivel local, sino que les han dado dinero para pagar los platos rotos de alguna forma. Esto empezó en Copenhague en 2009, que se habló de 100.000 millones de euros y al final son pequeñas aportaciones para decir oye, mira, que ya que mis emisiones seguramente han hecho este huracán más fuerte que te ha destrozado medio país, pues te doy un poco de dinero y ahí se queda la cosa. Emisiones, que es el tema principal, cero. 

Ya sé que estamos en un año complicado. Todos sabíamos que con crisis energética, conflicto bélico, inflaciones, lo último que iban a decir los países es que iban a empezar a hacer una transición bestial. Pero por lo menos algo que te dé una esperanza de que realmente va a haber un recorte de emisiones como el que hace falta, y no se ha hecho nada. Mi valoración como siempre con las COP es de sabor agridulce: te crees que va a llegar algo y al final llega mucho menos de lo que tendría que llegar.

P: ¿Parece que siempre hay una excusa, no? 

R: Hemos tenido tres años complicados. Se encadenan una serie de cosas que lo último que hacen los gobiernos es pensar en estas cosas. Es que incluso hay gobiernos que se plantean ahora volver al carbón. Busca otra solución, aunque sea un combustible fósil, pero que no sea carbón, por favor. Pero van a lo seguro, a decir es que esto lo tenemos ya y es desenterrar y empezar a usar. 

Yo creía que el Covid nos iba a enseñar algunas cosas. La única lectura positiva del conflicto bélico es que los países se han dado cuenta, y hablando de Europa sobre todo, de la importancia que es ser independiente energéticamente hablando. Eso es fundamental. Ahí algunos se han puesto las pilas para decir oye, pues voy a empezar a buscar alternativas que sean mías propias: si soy un país de viento, el viento; o si soy un país de sol, el sol; o los dos u otras fuentes. Eso ha hecho que muchos países empiecen a pensar cómo me puedo independizar del combustible fósil que me manda otro y eso es positivo. Pero bueno, no va a llegar ya. Va a tardar.

P: Mientras tanto, seguimos adictos a los combustibles fósiles. ¿Qué está fallando? ¿Hace falta más presión social? ¿Ayudan acciones como las que ha llevado a cabo Just Stop Oil con sus ataques a cuadros o este activismo climático sirve para crear más rechazo?

R: Sí que es cierto que es la sociedad la que tiene la sartén por el mango y yo siempre lo digo. A ver, tú tienes derecho a elegir quién te representa políticamente. Esa persona tiene una política medioambiental determinada. Lo que pasa es que para poder decidir si realmente queremos elegir a una persona que nos represente y que haga unas cosas que hacen falta hacer, pues tenemos que tener conocimiento de lo que está pasando y eso implica entender. Hay tanta información de todo, mala información también, que al final la gente dice no sé si le voy a votar, porque promete, pero no sé. Eso por un lado en la sociedad. 

Y luego, hay que transmitir toda esa información con un rigor científico, con criterio, que sea entendible, divulgando de una forma y con emociones. Porque al final a los humanos nos gusta consumir emociones. Cuéntame la historia del cambio climático y lo que tengo que hacer, pero cuéntamela con casos de personas, cuestiones reales, palpables. El año pasado fui a Glasgow precisamente para estar con gente joven, con activistas. Estuve con Greta [Thunberg]. Estuve en el entorno de la gente joven activista, que tienen unas mentes maravillosas, que saben claramente lo que necesitan, que saben que a ellos son los que les va a tocar vivir esta situación más intensamente y que son los que realmente pueden alzar la voz para hacer cosas. 

¿Llegar al extremo de hacer lo que se ha hecho en museos y sobre todo en sitios culturales? Bueno, sinceramente te diré que no creo que sea la forma más correcta de hacerlo. Creo que es importante que se alce la voz. Esa ha sido la única forma de llamar la atención, porque cuando hay un Goya, un Picasso y de repente la gente piensa en el Goya o en el Picasso, más allá de lo que están hablando, pero al final están ahí y eso hace que sea un titular. Es lo que quieres, titulares, que abra un informativo, que abra una noticia, pero yo creo que tampoco estoy a favor de que sea de esa forma. Yo creo que la gente joven tiene otros recursos mucho más potentes para hacerse escuchar y para realmente marcar una diferencia social. ¿Que están haciendo muchas cosas? Sí. ¿Que falta mucho por hacer? También. 

Ellos son los que realmente pueden marcar la diferencia en ciertos momentos, pero no sé si me pegaría a un cuadro o tiraría tinta. Yo creo que es el extremo más radical.También cuando fui a Glasgow había gente que estaba ahí en la calle encadenada y luego otra gente que hacía otro tipo de activismo. Yo creo que es buscar la fórmula idónea que no produzca rechazo, porque al final, hay cierta parte de la sociedad que acaba viendo eso negativamente y entonces te produce rechazo todo lo que tiene que ver con este contexto. No es una fórmula eficaz.

P: Sobre todo en países como España, que como decías antes, va a ser uno de los países más vulnerables al cambio climático.

R: Aunque somos de los más vulnerables, no somos tan pobres como otros que no tienen medios económicos. Nosotros los tenemos para hacer cosas y las estamos haciendo, pero somos uno de los más vulnerables, está claro. Vamos a tener que adaptarnos, porque la mitigación no llega al ritmo que tiene que llegar, aunque hay que seguir planteándolo, por supuesto.