Los agentes pasaron horas esperando delante de la puerta. Según el letrero, aquel local malagueño era una tienda de colchones. Un lugar donde buscar el mejor compañero para el descanso. Sin embargo, no había ni rastro de clientela. Durante días, el dependiente entraba, pasaba largas horas dentro del establecimiento y salía sin hacer una sola venta. Cuando la Guardia Civil entró en el local el pasado viernes, encontró en la trastienda un taller clandestino. Un escondite donde un especialista encriptaba tarjetas telefónicas. En total, los agentes han localizado 150 terminales modificados para burlar cualquier escucha.
Ésa era la explicación por la costaba tanto relacionar a Robert Dawes, el narco detenido este viernes en Benalmádena, con la red de tráfico de drogas que lideraba. Una red considerada la más importante de Europa y con tentáculos en 13 países. Desde 2008, Dawes tenía su residencia en la Costa del Sol. Y desde entonces, los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil le siguen la pista. Tras analizar sus movimientos desde 2007, sospechaban que el capo británico era capaz de inundar Europa de coca y heroína desde su mansión española, donde llevaba una vida repleta de lujos.
Por eso, Europol creó un grupo especial para investigarlo. Y por eso, la colaboración entre la Agencia Británica contra el Crimen (NCA), la Policía Judicial Francesa (OCRTIS) y la Guardia Civil –encargada de coordinar los esfuerzos contra él- culminó tras ocho años de investigaciones con su detención en el marco de la Operación HALBERT IV. En total y en 17 operaciones internacionales distintas, los agentes han localizado más de tonelada y media de cocaína, media tonelada de hachís, han detenido a medio centenar de personas y decomisado 1.600.000 euros en efectivo, veleros, aviones y bienes millonarios entre Holanda, Francia, Portugal, España y Reino Unido.
Un capo de libro
El historial delictivo de Robert Dawes, de 44 años de edad y procedente de Nottingham (Reino Unido), arranca para la Guardia Civil en 2007. Ese año, los agentes especializados en el tráfico de estupefacientes le vinculan con varias operaciones en suelo español. Ante la presión policial, Dawes traslada su residencia a Dubai, donde fue detenido en Mayo de 2008 y extraditado a España. Tras un escaso período en prisión, el capo ahora detenido decidió implantar su residencia en Benalmádena, donde compró una imponente mansión con piscina. Una finca privada que convirtió en un fortín.
Sólo en el gimnasio, Dawes tenía seis grandes televisiones de plasma. Fuera y según fuentes de la investigación, esperaban coches de lujo como un Porche o un BMW X5. En el salón de la casa, custodiada día y noche por el círculo de seguridad que protegía al capo, Dawes guardaba un póster con su rostro: la imagen promocional de un libro escrito por un periodista inglés, que vive amenazado de muerte.
Desde su puesta el libertad en 2008, la Guardia Civil tenía "fundadas sospechas" de que "continuaba con su actividad criminal" enviando "grandes cantidades de cocaína procedente de Sudamérica a Europa y de heroína, procedente de Turquía y Afganistán, hacia el Reino Unido". Según las pesquisas del Instituto Armado, la red de tráfico de estupefacientes liderada por Dawen tenía presencia en Portugal, Francia, Bélgica, Holanda, Italia, Alemania, Turquía, Reino Unido, Emiratos Árabes Unidos, Pakistán, Venezuela, Ecuador y México.
Los informes de la Guardia Civil colocan también al narco británico como principal suministrador de drogas para la mafia calabresa, conocida como la Ndrangheta y considerada una de las más violentas de las que operan en Europa.
Militares comprados
El principio del fin para Robert Dawes arrancó en septiembre de 2013. En esa fecha, la policía francesa intervino en el aeropuerto de París un vuelo procedente de Venezuela. Allí localizaron 32 maletas con 1.332 kilos de cocaína y detuvieron a seis personas. Tres de ellos eran integrantes de la Ndragheta napolitana y el resto pertenecía a la organización liderada presuntamente por Dawes. Con los testimonios de los detenidos, la Policía Nacional de Venezuela detuvo en una intervención posterior en Caracas a otras 27 personas relacionadas con el envío de drogas. Entre ellos había varios mandos militares, que comprados por la mafia, facilitaban la entrada de las maletas cargadas de droga en vuelos comerciales.
Fue entonces cuando la investigación sobre Dawes se intensificó. El capo utilizaba teléfonos cifrados para comunicarse con otros miembros de su red, por lo que las escuchas telefónicas convencionales eran inútiles. Además, se cuidaba mucho de ser visto en público con personas relacionadas abiertamente con el crimen organizado. Sin embargo, los agentes pudieron constatar como de forma periódica, el narco británico viajaba a Madrid para reunirse con representantes de grandes cárteles de la droga en hoteles de la capital.
Los informes de la benemérita le sitúan cerrando operaciones en Madrid con el cartel colombiano de Medellín y los venezolanos del Cartel de los Soles, vinculados en varias investigaciones con altos cargos del estamento militar y el gobierno venezolano.
Tras estos movimientos, los agentes investigaron la telaraña de empresas que Dawes y los suyos habían creado en España para blanquear los ingresos del narcotráfico. Se centraron en una gran fábrica de muebles implantada en la Costa del Sol, que hacía cada cierto tiempo importantes pedidos a China. Además, detectaron que el capo traía contenedores de fruta procedentes de Sudamérica hasta el puerto de Algeciras. Allí introducía importantes partidas de cocaína.
Operación Halbert
El trabajo coordinado de la Guardia Civil y sus homólogos franceses y británicos durante siete años culminó el pasado viernes con la entrada y registro en los domicilios y propiedades de los distintos investigados. Bajo la batuta del Grupo de Drogas de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, agentes de los tres cuerpos registraron la mansión de Dawes en Benalmádena. En el asalto, fue necesaria la presencia de la Unidades Especiales de Intervención, que fueron quieres entraron de madrugada en la vivienda y neutralizaron a su servicio de seguridad.
Además de los ocho coches, las 19 viviendas valoradas en 5,5 millones de euros y los registros en varias empresas de la Costa del Sol relacionadas con la red del capo británico, los agentes decomisaron 450.000 euros en efectivo, 150 teléfonos móviles con tecnología de encriptación, 40 ordenadores portátiles y tablets y 30 discos duros que son analizados ahora en busca de nuevos datos. Mientras, Robert Dawes ha sido extraditado a Francia, donde las autoridades judiciales han decretado su ingreso en prisión.