Naciones Unidas acaba de publicar su informe para el año 2014 de desarrollo humano en el mundo, que en palabras de Milorad Kovacevic, jefe de estadística del Programa para el Desarrollo del organismo, se puede entender como el potencial de calidad de vida que ofrece cada país.
Este potencial se representa a través del Índice de Desarrollo Humano (HDI), una medida que contempla tres aspectos: la oportunidad de vivir por mucho tiempo y de forma saludable en un Estado, el acceso al conocimiento en ese territorio y un poder adquisitivo decente.
Noruega encabeza la clasificación mundial con una puntuación de 0,94 sobre 1, seguida de Australia, Suiza y Dinamarca. Mientras tanto, España ocupa el puesto número 26 con un valor de 0,88 en su Índice de Desarrollo Humano, justo por detrás de Finlandia y Eslovenia.
Entre los 28 Estados miembros de la Unión Europea, España se queda justo en el medio, en la posición número 13. Dinamarca encabeza la Comunidad de los Veintiocho en calidad de vida, por delante de Holanda y Alemania.
El Índice de Desarrollo Humano español ha ido incrementándose desde la década de los 90 e incluso ha crecido durante los años de la crisis, aunque a un ritmo paulatino. De hecho, España se incluye entre los países con un desarrollo humano “muy alto”, según las Naciones Unidas.
¿Pero por qué está España en el puesto 26? ¿Qué necesita mejorar para entrar en el 'top 20' de países más desarrollados?
El Índice de Desarrollo Humano se calcula teniendo en cuenta cuatro factores. En primer lugar, la esperanza de vida al nacer de los habitantes de un país. En segundo lugar, la media de años de educación recibida de los adultos mayores de 25 años de un Estado. En tercer lugar, los años de educación reglada que un niño con edad para entrar en el sistema educativo espera recibir en un país. Finalmente, la renta per cápita es el cuarto factor que determina el valor de su Índice de Desarrollo Humano.
La esperanza de vida de los españoles es la séptima más alta (82,6 años) dentro del colectivo de 26 países con HDI más elevados, por encima de Estados como Noruega, Alemania o Austria. La esperanza de vida de los españoles se halla por encima de la media para los países que la ONU entiende como “muy desarrollados”. Asimismo, Los niños españoles que entran en su sistema educativo pueden esperar recibir unos 17 años de educación, lo que sitúa a España en el puesto número nueve.
El problema reside en los años de educación que han recibido los españoles adultos y también la renta per cápita en España.
Los españoles mayores de 25 años son los que menos años de educación han recibido en comparación con los otros 25 países más desarrollados: 9,6 años, frente a los 12,6 de Noruega, que encabeza el ranking. Pero como este factor mide sólo la educación para los mayores de 25, afirma Kovacevic, tiene en cuenta también a las personas mayores que han pasado menos tiempo en las aulas que las nuevas generaciones.
“Aunque los jóvenes ahora estudian más tiempo y probablemente reciban una mejor educación, puede que haga falta que pasen un par de años para que entren en el grupo de los mayores de 25 y entonces el valor del Índice subirá”, dice el experto. “Pero éste no es sólo un número histórico, sino que pinta un retrato fiel del capital humano de la mano de obra de España”.
Por otro lado, la renta per cápita de España es la tercera más baja de este colectivo de países: 32.045 dólares, unos 29.638 euros al cambio de este jueves.
Pese a su alta puntuación en desarrollo humano, el paro de España sigue siendo elevado, el mayor entre los 26 primeros países en la lista de la ONU. El Índice de Desarrollo Humano no lo contempla como factor directamente, pero sí lo tiene en cuenta de manera indirecta, dice Kovacevic. “Por ejemplo, si los jóvenes están buscando trabajo y no están en la escuela, podría reflejarse en los años de educación que se puede esperar recibir (…) Y también puede reflejarse en el HDI probablemente a través de la productividad, que tiene un impacto directo en la renta per cápita”, afirma.
Kovacevic afirma que los programas sociales españoles y su sistema sanitario ayudan a mantener el potencial de desarrollo humano del país.
El HDI, sin embargo, difumina las desigualdades existentes en un sociedad. El IDHI, el Índice de Desarrollo Humano Ajustado por Poder Adquisitivo, tiene en cuenta esta cuestión. España tiene un IHDI de 0,775, un valor 11,5 puntos porcentuales más bajo que el de su HDI. Además, las diferencias entre mujeres y hombres no quedan reflejadas en el Índice de Desarrollo Humano. Aunque las mujeres españolas viven de media más que los hombres (85,3 años frente a 79,8), han recibido menos años de educación y su renta per cápita es 20.000 dólares menor que la de los hombres: 24.059 frente a 40.221.