“Nos ha faltado una semana y un debate”, dijo Pablo Iglesias al día siguiente de las elecciones, cuando analizó unos resultados que dejaban a Podemos a 1,4 puntos del PSOE. Este martes por la tarde, en el Congreso de los Diputados, a Iglesias le faltaron cuatro diputados de Compromís, que decidieron presentar una petición de grupo propio al margen de todos sus demás compañeros de candidatura. Lo sucedido evidencia que Podemos tiene varias almas, que Iglesias no es el líder indiscutible que las representa a todas y que por ese motivo, toda negociación con Pedro Sánchez de cara a un gobierno de izquierdas se complica enormemente.
La puesta en escena fue de infarto. Tras toda la tarde reunidos, Podemos convocó a los medios gráficos a las 18:30 en el registro general del Congreso para presentar su grupo. Hasta unas horas antes, los principales dirigentes habían reivindicado los cuatro grupos que anunciaron durante la campaña electoral: uno liderado por Pablo Iglesias, otro para En Comú Podem (sobre el que tiene una gran ascendencia la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau), otro para En Marea (con nacionalistas gallegos e IU) y el último para Es el Moment, la candidatura integrada por Compromís y una independiente.
Íñigo Errejón, número dos de Podemos, no apareció hasta las 19:54, seis minutos antes de que cerrase el registro, seguido de Joan Baldoví, el portavoz de Compromís, que acudía con un papel y cuatro nombres: los miembros de Compromís, que se desligaban del resto de la candidatura valenciana para reclamar grupo propio.
Es poco previsible que la Mesa del Congreso acepte el grupo separado de Compromís. No llega al mínimo de diputados requerido para formar grupo, que es de cinco. Aunque llegase, los integrantes de la Mesa, donde PP, PSOE y Ciudadanos suman siete de las nueve sillas, difícilmente aceptarían la propuesta tras haber rechazado la creación de otro grupo catalán y otro gallego.
El liderazgo de Iglesias
Si la semana pasada, Podemos sufría su primera derrota al lograr idéntica influencia en la Mesa que Ciudadanos, esta semana su grupo ha echado a andar mutilado. Aunque los parlamentarios de Compromís, o al menos alguno de ellos, vuelvan al grupo de Podemos, la tarde del martes en el Congreso ha supuesto toda una prueba de liderazgo para Pablo Iglesias, que ha logrado retener a los gallegos y catalanes a costa de una gran independencia dentro del grupo unitario. Podemos ya no es una marca unitaria y sólida en la que nadie discute a Iglesias, el principal valor electoral y mediático del partido. El liderazgo de Iglesias depende de la plurinacionalidad.
La negociación con Sánchez, en el aire
Probablemente Iglesias comience a saber lo que siente Pedro Sánchez cuando lo cuestionan internamente. Su margen de maniobra puede haberse reducido significativamente por este revés y su autonomía para negociar un pacto de izquierdas con Pedro Sánchez, también.
Si Sánchez confiaba en fraguar un pacto con Iglesias siempre que éste renunciase a pedir una consulta de autodeterminación para Cataluña, el portazo de Compromís pone de relieve que la negociación puede tener que ser a cuatro bandas, con cuatro interlocutores y con más concesiones.