El pesimismo se extiende por todos los estamentos del Partido Popular, que ve impasible cómo Pedro Sánchez resurge de sus cenizas para quitar la Presidencia del Gobierno a Mariano Rajoy. Mientras los socialistas “regalan grupos parlamentarios” en el Senado a cambio de un futuro apoyo en la investidura, los populares no son capaces de recibir el aliento de ni uno solo de los grupos de la oposición. Internamente, cada vez son más las voces que critican -siempre en privado- la pasividad del líder del PP. “Está en parálisis crónica, no es capaz de reaccionar”, reconoce más de un alto cargo del partido conservador.
La continuidad de Mariano Rajoy al frente del partido depende, casi al 100%, de que el PSOE se abstenga para que el popular sea investido presidente, una opción que cada día que pasa se antoja más difícil. “Si fracasa, el presidente podría quedar muy tocado tras la sesión de investidura. Será la escenificación de su soledad y el momento en el que las voces internas digan públicamente que dé un paso al lado”, reconocen fuentes internas del PP. La gran pregunta que se hacen dentro del PP y fuera del partido es “cuándo tirará la toalla”. Las quinielas sobre quién gobernará y cómo son muy variopintas, pero en casi todas aparece la cruz sobre el rostro del líder de los conservadores.
Muchos cargos del partido, incluidos algunos ministros en funciones, esperan con inquietud la conversación que el líder del PP mantendrá el viernes por la tarde con el Rey, cuando le preguntará si cuenta con los avales suficientes para pedirle al presidente del Congreso, Patxi López, que convoque el Pleno de investidura. Desde ese día, el futuro de Mariano Rajoy dependerá de su capacidad para formar Gobierno o de la suerte para que no lo consiga Pedro Sánchez.
Los cuatro escenarios que se abren ante sí son muy distintos. Una de las ideas que cada día que pasa coge más fuerza ante el mutismo en el que está instalado Rajoy es que el viernes “le diga al Rey que no tiene los apoyos suficientes para formar Gobierno, y entonces el jefe del Estado llame a Pedro Sánchez en primer lugar”, reconocen fuentes parlamentarias. Con esta táctica, el líder de PP evitaría “el bochorno” de presentar un proyecto de Estado en el Parlamento “y no ser apoyado por nadie”, solo por los 122 escaños de su Grupo Parlamentario. El precio que tendría que pagar es renunciar a seguir al frente del partido.
El segundo escenario que se contempla es que, al liderar la lista más votada, el presidente del Gobierno en funciones acepte ir a la primera sesión de investidura que se celebre en el Congreso y vender allí las cesiones que está dispuesto a hacer a cambio de que el PSOE se abstenga en su votación. Nadie en el PP apuesta por que Pedro Sánchez acepte “alguna de las propuestas” que le lanzará Rajoy. Sin embargo, “el presidente tendrá que vender que son los socialistas los que están dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de gobernar, aunque sea pactar con los independentistas”.
No enrocarse en su puesto
El Partido Popular es consciente de que el líder conservador ni siquiera en una segunda vuelta sería capaz de conseguir el respaldo de una mayoría simple de la Cámara Baja. “Entonces no tendrá más remedio que irse, y si se enroca pedirle que tiene que dejar paso a otro para que lo intente”, reconocen en privado fuentes internas del partido.
El tercer escenario encima de la mesa de muchos altos cargos de Génova es que Pedro Sánchez también fracase en su intento de ser presidente y se disuelvan las Cortes Generales. Rajoy ya ha anunciado su interés de repetir como cabeza de lista. “Él puede tener la voluntad de querer volver a encabezar la lista del PP, pero no le dejarían. Todos saben que con otro candidato y con nuevas elecciones, el resultado sería muchísimo mejor”.
Nuevas elecciones, el mejor escenario para el PP
El cuarto y último escenario que podría darse en las próximas semanas y que provocaría que Mariano Rajoy tirara la toalla es que con unas nuevas elecciones otro líder distinto a él consiga ser presidente del Gobierno y él intentara amarrarse a la presidencia del partido, que convocará un congreso para elegir al líder cuando se esclarezca la gobernabilidad del país. “Sería la revolución. El PP se levantaría en armas para que se fuese, aunque lo haría él antes. Conociéndole, daría él el paso atrás antes de que lo echasen”.
Si el líder del PP no consigue los apoyos necesarios tras la primera votación, hay quien contempla ya la posibilidad de que se apee de la carrera presidencial para facilitar un entendimiento con PSOE y Ciudadanos que no obligue a convocar nuevas elecciones. Sin embargo, es la hipótesis más remota que se baraja. La opción menos mala, “la mejor salida” para el PP, sería unas nuevas elecciones. Es el único as bajo la manga con el que cuenta Rajoy, que sabe que solo puede sobrevivir si es investido o si se convocan nuevas elecciones y nadie discute que el cartel electoral del PP debe repetir candidato.