Los dirigentes territoriales del PSOE fueron desfilando, uno a uno, por el despacho de Pedro Sánchez durante esta semana para preparar la reunión del Comité Federal que tuvo lugar este sábado. Pero el secretario general del PSOE no se lo contó, según revelaron varios, tanto aliados como detractores. Finalmente, Sánchez dio la campanada y propuso por sorpresa consultar a la militancia sobre los pactos con otros partidos. Aunque no los citó, se refería sobre todo a Podemos y Ciudadanos. Se trata de una decisión inédita en la historia del PSOE que Sánchez ni siquiera comentó con su Ejecutiva, reunida a primera hora de la mañana.
"Lo último que me preocupa es mi futuro. Lo que me preocupa es el futuro de los españoles. Creedme", imploró frente a los que le acusan de tener sólo dos opciones: la presidencia del Gobierno o "el INEM", según él. "Por eso quiero deciros que todas las negociaciones que se puedan abrir serán en abierto, con luz y taquígrafos. Que nadie se preocupe", dijo en referencia a los que sospechan que no dudará en recurrir en secreto a grupos independentistas como Esquerra Republicana y Convergència Democràtica de Catalunya si necesita sus votos.
"También os digo una cosa: esa decisión eventual que se pueda tomar de negociación y de acuerdo, tendrá todos los filtros posibles, todas las garantías posibles. Será ratificado por el Comité Federal. Y también os digo: haremos una consulta a la militancia del PSOE".
Un aplauso desapasionado de unos cuantos segundos siguió a esta frase. La decisión, reclamada hace semanas por el diputado Odón Elorza y comentada después en varios medios de comunicación, pilló a muchos por sorpresa. Otros la vieron como una fórmula para desviar la atención de otros asuntos y conseguir que los titulares de los medios (esta crónica es un ejemplo) hablasen de la consulta. En el fondo, a nadie se le escapó que se trata de una forma de hacer que la decisión sobre los pactos deje de depender exclusivamente del Comité Federal, donde Sánchez tiene muchos críticos que pueden sumar mayoría.
¿Que el Comité Federal quiere tutelar al líder del PSOE? Él tratará de llegar a un acuerdo por su cuenta, lo someterá después a los 193.000 militantes del partido y, si lo aprueban, la posterior reunión del Comité Federal será un mero trámite, según los planes del equipo de Sánchez.
"Solución nuclear" contra Díaz
Un dirigente territorial leal a Sánchez lo definió como "la solución nuclear". "No le quedaba otra salida, no se puede enredar tanto y puentear a Pedro de esa manera", lamentaba en conversación con EL ESPAÑOL. La reunión de este sábado iba a ser "un gran Cafarnaún y no lo ha sido", ejemplificó Miquel Iceta, el líder del PSC, en referencia a la conocida como 'ciudad de Jesús', donde predicó e hizo milagros. El comentario velado iba dirigido a Susana Díaz, la presidenta de Andalucía, que por enésima vez amenazó con dar un gran golpe en la mesa y no lo hizo. ¿Está contenta con el resultado de la reunión? "¡Yo siempre estoy contenta!", exclamó, aunque pocos le creyesen.
El planteamiento de Sánchez era difícil de atacar. Supone democratizar una decisión estratégica en un momento en el que los militantes piden más implicación y las cúpulas de los partidos reciben críticas por estar alejadas de los ciudadanos.
Los barones no rechazaron la propuesta sino que la hicieron suya al salir del cónclave. Entre ellos están los también presidentes autonómicos Javier Fernández (Asturias), Guillermo Fernández Vara (Extremadura), Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha) y Ximo Puig (Comunidad Valenciana), críticos con la Ejecutiva. A su salida de la sala, todos se deshicieron en elogios al mecanismo de democracia directa que unas horas antes ni contemplaban.
La letra pequeña de la consulta
Sin embargo, el anuncio de Sánchez fue todo menos claro. ¿Qué someterá a la decisión de los militantes? ¿Sólo un pacto con Podemos? ¿Un programa de gobierno que incluya la firma de partidos que le garanticen ser investido? Nada de esto quedó negro sobre blanco en una resolución y los dirigentes territoriales tenían varias explicaciones.
Fuentes del equipo de Sánchez aseguraron que el diseño de la consulta no está cerrado, sólo que la militancia hablará antes que lo haga el Comité Federal. Podrían ser "una, dos o tres preguntas", según estas fuentes. Caben dos posibilidades: que Sánchez someta a votación un acuerdo sin tener asegurados todos los apoyos necesarios en la investidura o que lo que presente a los militantes sea ya un pacto de gobierno mucho más completo, firmado por Podemos y Ciudadanos.
Hay una diferencia fundamental entre ambos. Si Sánchez llega al Congreso de los Diputados con el apoyo de la militancia pero sin tener la investidura amarrada, podría acabar dependiendo una vez más de las abstenciones, bien de Ciudadanos o bien de ERC o DiL. Sánchez ha dicho que no va a buscar su apoyo, pero los barones no se fían. Y Díaz y los barones quieren evitar a toda costa que Sánchez sea presidente gracias al apoyo, a la abstención o a la ausencia en la cámara a la hora de votar de partidos independentistas.
En su reunión de este viernes, Díaz y Sánchez trataron el asunto, según ha podido saber este diario. Cercanos a Díaz describen una explosión de furia de Sánchez cuando la presidenta le advirtió de que no toleraría ni siquiera la ausencia de la cámara de los independentistas, algo que favorecería al candidato socialista.
"No podría explicarlo en Extremadura"
Según recordó Eduardo Madina a puerta cerrada, Patxi López, hoy presidente del Congreso, llegó a lehendakari con los votos del PP para frenar al independentismo, por lo que no tendría sentido llegar ahora a la Moncloa gracias al secesionismo. "Yo no podría explicarlo en Extremadura", sentenció también a puerta cerrada el presidente de la región, Guillermo Fernández Vara.
Dirigentes como Vara, Díaz o Javier Fernández advirtieron en el cónclave a Sánchez de que con esos apoyos no puede ser presidente. Aunque llegaron a Madrid con la intención de plasmarlo por escrito, el anuncio de la consulta abortó la misión.
"Lo que pretendemos es el acuerdo que permita ir a la investidura", señaló un alto cargo de la Ejecutiva. "No te puedo decir qué va a votar Francesc Homs", señaló sobre el portavoz de DiL, la antigua Convergència.
"Cuando salgo a la calle a pedir el voto, no hago ningún tipo de exclusiones. Le pido el voto a todo el mundo", dijo José Ramón Gómez Besteiro, líder de los socialsitas gallegos. "Lo que hay que hacer es dirigirse a la cámara y que la cámara responda. Entrar en ese tipo de exclusiones nos llevaría a estigmatizar votos. No se trata de eso", añadió.
El PSOE, pendiente de Ciudadanos
En cualquier caso, Sánchez trabaja para tratar de convencer a Podemos y a Ciudadanos. Así lo hará a partir del martes, si el rey le encarga, como es previsible, que intente formar gobierno. "No vamos a hablar de sillones, vamos a hablar de algo que les debe sonar a algunos de ellos: de programa, programa y programa", dijo en referencia a los ministerios ya asignados por Pablo Iglesias y al "programa" que siempre reivindicaba Julio Anguita, el histórico líder comunista.
En la dirección socialista existe una opinión generalizada: Iglesias busca nuevas elecciones, porque cree que puede superar al PSOE, pero su apuesta decidida por un Gobierno con Sánchez le hará relajar sus exigencias para no cargar con la responsabilidad de ser el culpable del naufragio.
El problema es Ciudadanos. "A Ciudadanos y al PSOE es a quien menos le convienen las elecciones. A Ciudadanos porque si se repiten y el PP presenta a otro candidato, puede subir a su costa. Al PSOE porque Podemos puede superarle", según un barón. Por ese motivo, Ciudadanos acabará cediendo y renunciando a su "no" a un pacto en el que esté Podemos. "Si creen que de 40 van a pasar a 17 diputados, verás cómo pactan", augura otro dirigente autonómico que conoce bien a Albert Rivera.
Este domingo, Ciudadanos mantuvo su línea roja: no formará parte de ningún acuerdo que se negocie con Podemos. "Ciudadanos estará en contra y votara que no a un proyecto que contenga un acuerdo con Podemos", dijo desde Barcelona el número dos, José Manuel Villegas. "Sánchez debe elegir: pactar con la centralidad, o con partidos que ponen en duda Europa y la unidad España", añadió.
En una entrevista publicada por el diario El Mundo, Rivera abundó en el mismo argumento: "No vamos a apoyar nunca un Gobierno en el que Podemos tenga la batuta sobre la economía española. Me parece preocupante que esté en sus manos, y eso es lo que quiere Pablo Iglesias. Y también hay que evitar que se rompa España, que es lo que pretende", ha dicho.
Los barones adelantan la fecha del congreso
Uno de los motivos de la aparente tranquilidad de Díaz es precisamente la complejidad del pacto que trata de liderar Sánchez. La andaluza no cree que Sánchez vaya a lograrlo. Podemos y Ciudadanos son ideológicamente excluyentes en muchos ámbitos y ambos miran con desconfianza al PSOE. "Albert nunca dirá que sí a un Gobierno con Podemos", confía un socialista que habla a menudo con el líder de Ciudadanos. Por si fuera poco, Rivera y Díaz tienen una buena relación fruto de su colaboración en Andalucía, donde tienen un acuerdo de Gobierno.
Por ese motivo, Díaz y los barones críticos confían en que Sánchez se estrelle antes de llegar al acuerdo. Los dirigentes críticos no han dudado en forzar la mano de la Ejecutiva y fijar el congreso federal del PSOE para mayo, a pesar de que el secretario de Organización, César Luena, prefería junio. La fecha es ya un retraso respecto a lo que quería la presidenta andaluza, pero al menos los plazos han quedado fijados por escrito.
El 8 de mayo, los militantes podrán elegir a su nuevo secretario general en elecciones primarias. La maquinaria se pondrá en marcha mucho antes, el 11 de abril. En caso de que el rey encargue a Sánchez la investidura, desde la primera votación transcurrirán dos meses hasta que se acabe el plazo límite para formar Gobierno. Después, las Cortes deben disolverse y, en otros dos meses, los españoles deberán volver a las urnas.
En otras palabras: si Sánchez fracasa y se repiten las elecciones, es muy probable que se pueda celebrar el congreso del PSOE antes de la jornada electoral, eligiendo una nueva Ejecutiva y un nuevo líder. Será ahí cuando Susana Díaz tenga que decidir si amaga una última vez y deja pasar el tren de la Moncloa para siempre o da un esperado paso adelante.