Sevilla, febrero de 2012. Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón se miden en un congreso del PSOE por la secretaría general tras la marcha de José Luis Rodríguez Zapatero. Rubalcaba, que ganó a la exministra de defensa por 22 votos, había defendido en público una polémica propuesta: la eliminación de las diputaciones. "Si las diputaciones quieren seguir haciendo lo que están haciendo ahora creo que sobran", había dicho meses antes, en la campaña electoral de las elecciones que ganó Mariano Rajoy por mayoría absoluta.
En un encendido discurso ante los militantes, Carme Chacón se plantó. "Que quede clara mi opinión. Las diputaciones fortalecen el municipalismo y también la democracia. Si hay que mejorarlas, las mejoraremos (...) pero no estoy dispuesta a modificar nuestra democracia eliminando o debilitando las instituciones que la hacen posible", dijo, cosechando un gran aplauso.
Finalmente, Rubalcaba tuvo que rectificar para no arriesgar su ajustada victoria. El socialismo andaluz, con José Antonio Griñán como presidente de la Junta de Andalucía y Susana Díaz como líder emergente, se la tenía jurada y había apoyado activamente a la catalana.
Hoy, el socialismo andaluz es profundamente crítico con Pedro Sánchez y a Chacón, alejada de Díaz, ya le parece una buena idea suprimir las instituciones que hace cuatro años fortalecían la democracia.
Es precisamente en Andalucía donde ha estallado un motín contra el acuerdo con Ciudadanos con las diputaciones como detonante. Sus ramificaciones también son fuertes en Aragón, Castilla-La Mancha y hasta Castilla y León, una comunidad más próxima a Sánchez. Tanto es así que los pronunciamientos en contra pueden hacer que se tambalee la hasta ahora previsible la victoria de Sánchez en la consulta a la militancia de este viernes y sábado. El desgaste, según fuentes del PSOE, está asegurado por varios motivos. "El pacto con un partido de centro derecha como Ciudadanos es lo principal, pero la oportunidad para darle un toque de atención por parte de los que nunca lo han querido al frente del PSOE ha encontrado en las diputaciones la excusa perfecta", aseguran.
Esa excusa perfecta es entendible e inevitable cuando procede precisamente de los presidentes de las diputaciones que el llamado pacto de El abrazo quiere eliminar.
Presidentes socialistas por el "no"
Los primeros en indignarse aparecieron en Andalucía. Comenzó el motín el presidente de la Diputación de Jaén. Francisco Reyes aseguró que sería "difícil haber conseguido el nivel de prestación de servicios e infraestructuras" y avanzar en "la igualdad de oportunidades" sin las diputaciones, por lo que votará "no" al acuerdo que lleve la palabra "supresión". Después, el descontento se hizo público en otras provincias. "Yo no digo ni que sí ni que no, sino que se analice todo, y que el modelo de la Diputación de Huelva hay que mantenerlo porque es el que más nos vale", dijo su presidente, el también socialista, Ignacio Caraballo.
Irene García, presidenta de la Diputación de Cádiz, aseguró estar en "total desacuerdo" con la medida y pidió a la Ejecutiva de Sánchez que la "reconsidere" y "rectifique".
La rebelión estalló en Andalucía, pero es prácticamente unánime en las 18 gobernadas por socialistas. El presidente de la Diputación de Zaragoza, José Antonio Sánchez Quero, también anunció su voto en contra. El presidente de Aragón y líder socialista regional, Javier Lambán, presidente de diputación zaragozana durante 12 años, advirtió con sorna de que "jamás" se sintió "prescindible" en sus funciones. El líder regional fue más allá y se negó a concretar si apoyará personalmente el pacto con Ciudadanos en la consulta. Otros dirigentes territoriales, como Emiliano García-Page, de Castilla-La Mancha, también mostraron su decepción. Susana Díaz nadó y guardó la ropa. No se mostró en contra de la supresión sino que pidió su modernización. Y reconoció que sirven para "vertebrar y cohesionar el territorio".
Los barones no piden el "sí"
Los presidentes de las diputaciones pueden entendiblemente defender su puesto de trabajo. Pero los líderes regionales han eludido, en su mayoría, pedir el "sí" en la consulta, aun siendo conscientes de que un "no" sería demoledor para Sánchez, pero también para el partido. "No sé a qué juegan algunos de los que buscan la abstención o el "no" en la consulta. Como sigan así no van a tener ni partido que heredar", señalaba un miembro de la Ejecutiva a EL ESPAÑOL respecto al riesgo de que naufrague la consulta.
La verdadera dimensión del motín es incierta. Aunque se espera una participación baja, no hay encuestas y la influencia de los defensores del "no" es difícil de estimar. Sin embargo, la importancia de los cuadros locales y regionales ha sido siempre decisiva en las votaciones del PSOE, también en aquellas que, como ésta, eran secretas y en urna. Además, muchos de los presidentes de Diputación son líderes provinciales del partido.
La última consulta de gran calado fue la que eligió a Sánchez secretario general. El apoyo fue abrumador en las federaciones que ahora lo cuestionan, especialmente en Andalucía.