La nueva política toma la Cámara con cal viva y lingotes de oro
El 2 de marzo de 2016 marca un antes y un después en el parlamentarismo español tras años de sopor.
2 marzo, 2016 22:54Noticias relacionadas
Para unos fue un aperitivo (Francesc Homs) y para otros un bluf (Mariano Rajoy). Para la mayoría, la prueba definitiva de que España va a nuevas elecciones el próximo 26 de junio. Tras once horas de debate y de votación, el Congreso ha fracasado este miércoles en su intento de sacar a España de la interinidad política. “Esto está liquidado”, ha sentenciado un veterano político a la caída de la noche en el patio del Congreso.
Pero el 2 de marzo de 2016 ha hecho historia: ha sido el día en el que la nueva política ha entrado en tromba en una Cámara marcada durante décadas por el sopor bipartidista. Entre la cal viva de Pablo Iglesias y los lingotes de oro de Albert Rivera, hay un antes y un después en el parlamentarismo español. “Llevo aquí unas cuantas legislaturas, y nunca había visto algo así”, decía una veterana señoría al tiempo que otro compañero de bancada sentenciaba: “A partir de ahora, esto es lo que hay”.
¿Qué es lo que hay en la carrera de San Jerónimo? Algo de pompa y circunstancia a base de moquetas, bedeles y arañas de cristal y, desde este miércoles, la fuerza de unos partidos emergentes (9 millones de españoles) que hablan alto, claro y distinto. A veces, incluso gritan. “Más que sesión de investidura, a mi me ha parecido una sesión de embestidura”, añadía el veterano ocupante de escaño. Lo nunca visto desde la Transición, a juzgar por los veteranos del hemiciclo.
Muebles de Ikea y de caoba
“Comparar el parlamentarismo de Rajoy con el de los nuevos es como comparar un mueble de Ikea con uno de caoba”, decía un miembro del PP, que este miércoles se ha sentido particularmente orgulloso de la intervención de Rajoy, al que han atribuido en su partido un renacimiento político tras dos meses de letargo post 20D.
¿Qué es lo que hay en la carrera de San Jerónimo? Algo de pompa y circunstancia a base de moquetas, bedeles y arañas de cristal y, desde este miércoles, la fuerza de unos partidos emergentes (9 millones de españoles) que hablan alto, claro y distinto. A veces, incluso gritan. “Más que sesión de investidura, a mi me ha parecido una sesión de embestidura”, añadía el veterano ocupante de escaño. Lo nunca visto desde la Transición, a juzgar por los veteranos del hemiciclo.
Rajoy lleva 30 años puliendo un estilo parlamentario irónico y decimonómico. Este miércoles se ha divertido tratando a Pedro Sánchez y a Albert Rivera como a dos colegiales. Se ha mofado del acuerdo PSOE-Cs -“el de los Toros de Guisando”- y lo ha ridiculizado al recordar la desafortunada expresión de Leire Pajín, ex ministra de José Luis Rodríguez Zapatero: “Una conjunción interplanetaria” que será estudiada por los “niños españoles”.
Ha sido peyorativo con Sánchez, del que ha sugerido que ni siquiera tiene una inteligencia media: “Se lo voy a explicar tan claro que se va a enterar” “¿Verdad que lo entiende?”. Ha utilizado expresiones condescendientes para describir el esfuerzo de Sánchez por poner en marcha el reloj institucional: nueva era triunfal; "bálsamo de Fierabrás”, vodevil y comedia de enredo.
A pesar de lo clásico de su estilo, Rajoy ha introducido en el debate una novedad: discutir con Sánchez acerca de su relación con el Rey, de lo que dijeron al monarca aquel 22 de enero y de lo que provocó el desistimiento de Rajoy. Tampoco hasta este miércoles habían trasladado los partidos tradicionales la figura del Rey al hemiciclo.
Lasa y Zabala
Se ha sentado Rajoy satisfecho y exultante entre los aplausos de los suyos. Pero lo mejor, para el PP, ha venido un poco más tarde de la mano de Pablo Iglesias. “Felipe González, el que tiene el pasado manchado de cal viva”, ha bramado Iglesias en referencia a los etarras Lasa y Zabala, que fueron torturados, asesinados y enterrados en cal viva por los GAL (Grupo Anti Terroristas de Liberación). Sus compañeros de quesito (el triángulo que comparten en el hemiciclo), los socialistas, lo han acallado a gritos. Patxi López, el presidente de la Cámara, ha tenido que intervenir.
Lo más fuerte que se había oído aquí, allá por los años 90, fue el “váyase señor González” que le espetó José María Aznar al entonces presidente socialista Felipe González, recuerda un veterano observador. Este miércoles, Iglesias ha echado en cara a Sánchez que venga de un partido que ha incurrido en la corrupción y en el crimen de Estado y no de ese partido socialista al que perteneció su abuelo. Ese PSOE -qué coincidencia- que fundó una persona que lleva su nombre: Pablo Iglesias.
Según fuentes socialistas, Iglesias ha demostrado este miércoles con absoluta claridad que quiere ir a nuevas elecciones porque “es la única manera de desbancar al partido socialista y erigirse en líder absoluto de la izquierda española, que es su objetivo último”. La vieja guardia socialista, según fuentes parlamentarias, se ha tomado como la última y definitiva raya roja la que ha impuesto Iglesias este miércoles con los GAL.
Bandas organizadas
Menos agresivo que Iglesias, Albert Rivera ha perseguido un objetivo similar: en su caso, neutralizar a Rajoy, al que ha echado en cara la corrupción que asola el PP y su incapacidad para hacer las reformas que necesita España. Rajoy, irritado, no ha estado presente durante toda la intervención de Rivera. Por eso, el líder de Cs ha tenido que dirigirse a Rafael Hernando, el portavoz parlamentario. “Qué cosas de películas americanas eso de las primarias, señor Hernando”, ha ironizado Rivera. No se ha tomado bien Hernando que le recordara cómo el PP de Valencia utilizó “lingotes de oro” para blanquear dinero negro. Tampoco que la Guardia Civil hable de “bandas organizadas” en el seno del PP.
Así las cosas, el pacto es imposible. Según fuentes populares, el problema ahora es “cómo rellenar de actividad política los dos meses que nos quedan antes de que se disuelvan las Cortes a principios de mayo. Los ciudadanos nos pagan para que hagamos algo”.
La investidura ha fallado, pero los cuatro actores principales están satisfechos: el PP con el regreso de Rajoy, el PSOE por haber situado a Sánchez y al partido “en el centro de la política” y los emergentes (Podemos y Cs) porque se han situado como fuerzas potentes en la Cámara.
Patxi López ha querido despedirse así de una jornada larga, especial e inédita: “Ha sido un debate intenso y vivo como corresponde a un debate de investidura. Aunque no sea habitual, este presidente novato lo único que quiero hacer es darle las gracias por haber hecho posible este debate”.