El niño de Almonte que no quiere volver a su habitación
Su madre le dejaba solo en una habitación cerrada con cadenas y candados mientras ella se iba a trabajar a la campaña de la fresa.
4 marzo, 2016 14:58Noticias relacionadas
Desconsolado, nervioso, sucio y hambriento. Así es como se encontraron a un niño de tan sólo siete años los agentes de la Policía Local de Almonte (Huelva) el pasado miércoles, tras abrir la puerta sellada con cadenas y candados de la habitación donde estaba encerrado. Su madre le había dejado allí para irse a trabajar. Hay vecinos que aseguran que no era la primera vez. El juez que se ha hecho cargo del caso ha dejado a la madre en libertad con cargos por los delitos de abandono y malos tratos hacia su hijo en el ámbito de violencia doméstica, y le ha impuesto una orden de alejamiento de 200 metros.
Fuentes policiales aseguraron que el niño, al ser liberado, presentaba un grave estado de ansiedad por la situación vivida y fue trasladado a un centro médico. Tras una revisión, la Policía Local dejó al menor bajo la custodia de la Unidad especializada en delitos relacionados con menores y mujeres (Unidad Prommesas). Según los agentes, este respondía con grandes muestras de gratitud.
“Muy cariñoso” es como le describen, y “encantado” cuando le dieron de comer y una agente le llevó a su casa, le bañó y le dio ropa limpia. “A cualquier muestra de cariño, él respondía con más aún”, aseguran, convencidos de que, entre sus carencias, también parecería estar el afecto. “Lo único que no quería, bajo ningún concepto, era volver a la habitación”, recalcan.
El niño llevaba demasiadas horas solo. Su madre, jornalera en la campaña de la fresa, se había ido a primera hora de la mañana, sobre las 6:30. A él no le encontraron hasta las 15:00, después de que llamaran al 112 alertando de la situación del menor una pareja de rumanos que compartía el piso con esta mujer y otros inmigrantes.
Fue necesaria la presencia de los bomberos para que abrieran la puerta de una habitación que no era el lugar más idóneo ni para criar ni mucho menos para encerrar al niño. Estaba en “muy malas condiciones de salubridad, revuelta y con elementos tan peligrosos al alcance de un niño, desde una bombona de butano a cables y enchufes de una instalación eléctrica deficiente”, aseguran estas fuentes.
Está por determinarse si esta práctica de la madre era habitual. Algunos vecinos aseguran que sí y se está investigando. El juez que instruye este posible delito llamará a declarar como testigos en las próximas semanas a los que pueden dar datos que aclaren los hechos. Al parecer, la madre se marchaba a las 6:30 y hasta las 16.30 no regresaba.
Lo que la madre dijo tras ser detenida e interrogada, fue que una amiga se encargaba de llevar al menor al colegio, ya que ella entraba a trabajar cuando este aún no estaba abierto, y que también le recogía. El problema es que quien le ayudaba, ya no podía hacerlo. Ella estaba sola. El padre del menor reside en Marruecos. La única solución que se le ocurrió fue el encierro de su hijo, un niño que describió como “muy nervioso”.
Desde el Ayuntamiento de Almonte no entienden por qué esta mujer, una joven marroquí de 28 años, no recurrió a los servicios sociales municipales. El primer teniente de alcalde y concejal de Seguridad Ciudadana, Antonio Joaquín Díaz Trigueros, ha asegurado que el municipio cuenta con unos servicios sociales “sobredorados” debido a la importante población de la localidad y al flujo de personas que acuden a trabajar a la campaña agrícola. Ha indicado que el menor estaba escolarizado en un centro almonteño, por lo que la familia residía en el municipio desde hace tiempo.
Desde la Policía Local confirman este extremo. Tanto los servicios sociales municipales como el Servicio de Atención al Inmigrante son departamentos “muy activos” y sobradamente conocidos en este municipio. Ignorancia o tal vez miedo por no tener su situación regularizada en España, extremo que ahora se está investigando.
La Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales de la Junta ha iniciado las actuaciones de protección para garantizar la atención inmediata al menor mediante el ingreso en un centro de protección de menores en primera instancia y, “en breve”, pasará a acogimiento en una familia de urgencia mientras se clarifica su situación.