Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, maestro y discípulo, crearon juntos Podemos. Siempre han sido amigos y siempre han mantenido discrepancias políticas tanto en el fondo como en la forma. Ahora, la relación entre los dos líderes del partido de los círculos pasa por su peor momento. En medio de una batalla interna entre sus partidarios, parecen más lejos que nunca.
La crisis de Podemos estalló en el seno del Consejo Ciudadano de Madrid cuando dimitieron diez partidarios de Errejón. Encabezados por Emilio Delgado, fiel al número dos de partido, se marcharon con fuertes críticas a Luis Alegre, líder de la formación en Madrid y muy cercano a Iglesias. Ahí prendía la mecha de este incendio en la relación política y personal de los dos máximos dirigentes de Podemos.
En un primer momento, ambos bromearon con los rumores de crisis y el fuego parecía apagado. Sin embargo, una filtración que dejaba en mal lugar a los pablistas Miguel Vila y Tania Sánchez desencadenó una pelea inaudita que ha generado una gran división en el seno del partido.
Cuatro decisiones de Pablo sin Íñigo
El clima de división entre los dos líderes ha alcanzado niveles insospechados. Hasta el punto de que en las últimas semanas Pablo Iglesias ha tomado hasta cuatro decisiones clave sobre Podemos sin el concurso de Íñigo Errejón. Algo que parecía imposible hasta hace unos días. Primero, Iglesias fulminó como secretario de Organización a Sergio Pascual -gran amigo de Errejón-, después propuso a Pablo Echenique como sucesor, en tercer lugar decidió renunciar a la vicepresidencia en las negociaciones con el PSOE y, por último y como consecuencia de lo anterior, se puso a pilotar el equipo negociador.
Según explicaba el propio Iglesias este jueves, esas dos últimas decisiones -la renuncia a la vicepresidencia y pasar a liderar la negociación- las tomó junto a miembros de su núcleo duro como Irene Montero y Rafa Mayoral; y solo después se las comunicó al número dos de Podemos. Esta es una prueba evidente de la distancia que ahora mismo separa a los cofundadores del partido de los círculos.
En este difícil contexto, en los últimos días las diferencias entre ambos se han exagerado o minusvalorado hasta la saciedad. Las fuentes de Podemos consultadas por EL ESPAÑOL señalan que no están tan lejos como ahora parece, aunque reconocen que no pasan por su mejor momento. A tenor de sus trayectorias y de los últimos acontecimientos existen, al menos, cinco diferencias claramente identificables entre Iglesias y Errejón.
1. Sus referentes ideológicos. Esta es una de las diferencias más conocidas. Y la clave reside en Ernesto Laclau, el teórico que más ha influido en Íñigo Errejón. Este último es el ideólogo de que Podemos apueste por la "centralidad del tablero" y por huir de la vieja dicotomía entre derecha e izquierda. Esa apuesta por un populismo que no se identifica claramente con la izquierda ha sido la principal apuesta de Podemos en los últimos meses. Así, por ejemplo, en la campaña electoral el partido morado moderó sobremanera su discurso. Quien diseñó dicha campaña fue el propio Errejón.
Esta apuesta ideológica choca con las posiciones de Pablo Iglesias, amante de Gramsci, que sin embargo adoptó las tesis errejonistas en su momento. En las últimas semanas, sobre todo en el primer debate de la investidura fallida de Pedro Sánchez, Iglesias ha radicalizado su discurso hacia la izquierda. Y se ha movido en conceptos que contentan más a su núcleo duro -Montero y Mayoral-, a la corriente anticapitalista y al propio Juan Carlos Monedero, que dejó la dirección del partido precisamente enfrentado con Errejón, al que acusa de anteponer el tacticismo a las ideas.
2. El modelo de partido. En relación directa con esa diferencia ideológica está la divergencia sobre el modelo organizativo que debe elegir Podemos. En la asamblea constituyente de Vistalegre, en octubre de 2014, se impusieron las tesis de Errejón, que por aquel entonces estaba aliado con Iglesias y enfrentado tanto con los anticapitalistas como con Pablo Echenique. El modelo del número dos de Podemos es más vertical, jerarquizado y está formado por una secretaría general -la de Iglesias- y una secretaría política -la suya- que dirigen el partido con mano dura.
Ahí se enmarca la famosa frase de Errejón de que Podemos tenía que ser "una máquina de guerra electoral" centrada en el ciclo de elecciones del último año. Estas tesis han servido precisamente para que Iglesias tenga un poder casi omnímodo en el partido. Ahora, Iglesias, alejado de Errejón y más cerca de Echenique y los anticapitalistas, parece que quiere cambiar ese rumbo. De ahí su apuesta por Echenique como nuevo número tres.
3. Las formas moderadas. La moderación del discurso que proviene de los citados referentes ideológicos entronca directamente con la diferencia en las formas que mantienen los líderes de Podemos. Errejón es más pausado y tranquilo en el tono. Iglesias es más duro y agresivo contra los rivales políticos.
La "cal viva"
Aunque el secretario general de Podemos trata de moderarse para evitar trasladar esa imagen de agresivo, lo cierto es que a veces aflora su instinto de killer. Así ocurrió, por ejemplo, en el famoso rifirrafe que mantuvo con Pedro Sánchez en la sesión de investidura. La ya célebre mención al "pasado de cal viva de Felipe González" y la reacción de Errejón demuestran que sus maneras son distintas.
4. Los apoyos internos. De todo lo anterior deriva otra diferencia clara entre Iglesias y Errejón: la relación con sus compañeros de siglas. En concreto, llama la atención cómo han evolucionado ambos en su trato con la corriente Anticapitalistas que lideran el eurodiputado Miguel Urbán y la secretaria general en Andalucía, Teresa Rodríguez. Si la citada actuación de Iglesias en la investidura disgustó a los afines a Errejón, al mismo tiempo contentó a los anticapitalistas, tanto por las referencias de su primera intervención a las luchas de la izquierda (antifranquismo o 15-M) como por los citados ataques al PSOE.
Los anticapitalitas, unidos con Echenique, pelearon contra Iglesias y Errejón en Vistalegre. Ahora, cuando el trato entre las familias ha cambiado, están más cerca del secretario general y cada vez más lejos de Errejón. Así lo han dejado claro ellos mismos en varios artículos.
5. La relación con el PSOE. Por último, las divergencias mentadas entre Iglesias y Errejón (ideas, modelo de partido, formas y apoyos) confluyen en el asunto capital que hoy tiene que dirimirse en la política española: la relación entre Podemos y el PSOE. O, dicho de otro modo, la estrategia política que debe seguir el partido de los círculos de cara a la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno.
¿Y para formar gobierno?
No es un secreto que Errejón, por su perfil más pausado y dialogante, cae mejor en las filas socialistas que Iglesias. La sintonía que el número dos de Podemos tiene con Antonio Hernando no es igual, ni de lejos, a la relación ambivalente que mantiene el secretario general de la formación emergente con su homólogo del PSOE. Desde diversas fuentes de Podemos se remarca una y otra vez que no es cierto que, como suele decirse, Errejón sí quiera pactar con el PSOE mientras Iglesias no está dispuesto a hacerlo.
En este terreno, las diferencias parecen, en efecto, menores de lo que se ha dicho. Ambos defienden un gobierno de coalición y de izquierdas "a la valenciana" y reclaman al PSOE que rompa con Ciudadanos. Pero no es menos cierto que en las filas socialistas han vivido con mucha preocupación lo que le ha ocurrido a Errejón. Ellos creían que era más fácil convencer a Podemos de que se abstuviera si el número dos aún tuviera una posición de mayor fuerza. Sin embargo, ha sido claramente relegado. Hay motivos para pensar que a Podemos no le conviene una repetición de elecciones, sí, pero Errejón influirá mucho menos que antes en la decisión que finalmente tomará Iglesias. Ahora, son otros los que están más cerca del líder de Podemos.
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