Los secretos de mi biblioteca que le mostré a Bertín y no se vieron en el programa
La colección del director de EL ESPAÑOL ha fascinado a los espectadores de 'Mi casa es tu casa'. Estos son algunos de sus tesoros.
26 abril, 2016 10:23Noticias relacionadas
Muchos internautas me están preguntando por la biblioteca que le enseñé a Bertín. Sería interminable hablar de las joyas que hay entre sus 7.000 volúmenes. Pero sí puedo comentar algunos de los libros que le mostré y que no se vieron en el programa. Desde el frontispicio de l'Encyclopédie a la colección completa de El Español de Blanco White.
Así se gestó el programa
Centremos en primer lugar la cuestión. Cuando en febrero me dijo Agatha que Bertín iba a venir a grabar con ella un episodio de En tu casa o en la mía y quería que yo participara, no imaginé el follón que se iba a montar durante estos dos meses.
Con la confianza que ahora tenemos, tanto él como su productora me han reconocido que plantearon a TVE que el programa era sobre Agatha para eludir el riesgo de que los comisarios políticos que la controlan aplicaran el veto que existe sobre mí desde que puse a Rajoy contra las cuerdas con mis "Cuatro horas con Bárcenas" y los SMS.
Quienes hayan visto el programa se habrán dado cuenta de que el problema no era lo que yo dijera sino el mero hecho de que apareciera. Fui claro cuando hablamos de política en la biblioteca pero tampoco dije nada distinto de lo que escribo o cuento por la radio. Entre otras cosas porque no quería que el escándalo político tapara la proyección del universo estético de Agatha.
Todo eso explica que no preparara ni lo que iba a decir ni lo que le iba a enseñar a Bertín en la biblioteca. Al final el programa, tal y como ha sido emitido en Tele 5, refleja bien la espontaneidad que impregna todas sus conversaciones y entrevistas.
Lo único que teatralizamos
Lo más significativo que recuerdo que grabamos y no he visto en el programa es mi opinión sobre la actitud de muchos periodistas en las tertulias de la televisión. Dije que recordaban aquellas películas del cine español en las que los actores –López Vázquez, Saza, Gracita Morales- estaban encasillados en un personaje tipo. Y añadí algo así como: "Estos colegas tienen su opinión formada antes de que sucedan los hechos. Unos a favor del Gobierno, otros en contra del Gobierno".
En cuanto a las imágenes, lo único que en realidad no sucedió tal y como se ha mostrado es que Fabiola y yo no coincidimos en el portal sino que teatralizamos esa entrada conjunta. La charla de la comida fue tan abierta e improvisada como cualquier conversación entre amigos y enseguida nos olvidamos de que se estuviera grabando. Todos los libros que hay en el comedor son de arte y moda y pertenecen a Agatha.
La lámina de Botero y el 23-F
Fue durante la comida cuando, pasando de un asunto a otro, le conté a Bertín mi vivencia del 23-F. Al ver el programa me he dado cuenta de que es una pena que no se haya mostrado la lámina de Botero que descolgué de mi despacho como director de Diario 16 cuando me dijeron que una unidad golpista se dirigía hacia el periódico.
La lámina se titula Retrato oficial de la Junta Militar y viendo a sus personajes grotescos se entiende mejor el por qué yo tomé esa precaución.
Poco después de la grabación del programa, el 15 de febrero, Juan Luis Cebrián repitió en el aniversario del golpe su vieja patraña de que El Pais fue el único periódico que lanzó una edición especial esa noche en defensa de la Constitución. Si lo hubiera sabido le habría hablado de la edición extra que lanzó Diario 16 y le habría mostrado la foto de aquella noche ante el Congreso que zanja la polémica.
La entrevista con Agatha se grabó delante del bloque de estanterías del salón. Allí hay una sección de unos doscientos volúmenes dedicada a la vida y obra de Churchill. También están las obras completas de Azaña y Ortega y el Diccionario Biográfico de la Academia de la Historia.
Fernán Caballero, ascendiente de Bertín
Cuando terminamos de comer y subimos a la biblioteca hay unas imágenes que sólo se emitieron parcialmente y que tenían su gracia pues la escalera también está llena de libros -ahí tengo los dedicados a la España del XIX- y yo fui cogiendo los que pensé que podrían interesarle a Bertín en función de lo que íbamos hablando.
Él me contó en concreto que es descendiente de Fernán Caballero, es decir de Cecilia Böhl de Faber, y se quedó muy sorprendido cuando saqué de una estantería un ejemplar de la obra El Puerto de Santa María en la liberación de Fernando VII y le mostré el capítulo en el que se habla de las vivencias de la escritora y su madre Frasquita Larrea en los momentos finales del Trienio Liberal.
También saqué los primeros tomos de dos periódicos históricos que para mí han significado mucho y le hablé de ellos: El Español de Blanco White publicado en Londres entre 1810 y 1814 –tengo una de las dos únicas colecciones completas- y El Zurriago que a partir de 1820 se convirtió en el azote político de la corte de Fernando VII.
L'Encyclopédie y su frontispicio
Comprendo que las cámaras y el interés de Bertín se centraran en la primera edición de l’Encyclopédie que es sin duda la joya de mi biblioteca. A algunos tuiteros les ha hecho gracia que la guarde dentro de un mueble de Ikea pero combina muy bien con el rojo del sillón de cuero sobre el que se vio un cojín de EL ESPAÑOL.
Lo que no se emitió fue el momento en que le mostré a Bertin la fecha de publicación que figura en el primer tomo -1752- y el deslumbrante frontispicio con la alegoría de la verdad que inicia la obra. También le enseñé uno de los tomos que componen la parte denominada "Planches", formada por los grabados que resumen la actividad humana de la época.
A propósito de l’Encyclopédie le conté a Bertín –y no lo he visto en el programa- que el librero que me la vendió empezó negociando el precio a la baja y de repente se plantó, dándome a entender que tenía otro cliente. Era Arturo Pérez Reverte. El mismo ha contado que pasó por la librería y quedó fascinado por la obra pero llegó tarde porque yo me rasqué el bolsillo en cuanto vi peligrar la compra.
María Antonieta en el banquillo
Pero también hablamos de otros libros que tenía a mano. En las imágenes he podido reconocer sobre la mesa de Norman Foster -hay una igual en todos mis despachos- un tomo del Boletín del Tribunal Revolucionario que, por ejemplo, recoge las actas del interrogatorio a Maria Antonieta, tal y como fueron publicadas en los días anteriores a su ejecución en la guillotina. Y un tomo del semanario Révolutions de Paris que fue durante aquellos años terribles el equivalente a Cambio 16 al final del franquismo.
También tenía a mano un ejemplar de Los fantasmas de Madrid y Estafermos de la Corte publicado en 1763 con el que pretendía demostrarle que no había sido a mi al primero que se le había ocurrido apodar a un político 'El Estafermo'.
Y ahí estaba también en el extremo izquierdo de la mesa el maravilloso reportaje gráfico que alguien muy querido por Agatha y por mí, el gran Fernando Múgica, hizo aquella tarde de enero de 2014 en que me destituyeron como director de El Mundo.
Dispuesto a un nuevo programa
Fue entonces cuando empezamos a hablar de mis peripecias periodísticas cuando Bertín me dijo lo que ha repetido después: que le gustaría hacer un programa monográfico en el que habláramos de mis experiencias con el rey Juan Carlos y con todos los presidentes de la democracia. Le contesté que encantado, pues Bertín es un gran conversador que, con la técnica del policía bueno, termina abriendo el sancta sanctorum de cualquier secreto.