Bruselas

El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, no ha logrado ser recibido por ningún dirigente de la Unión Europea para exponer su proyecto independentista durante su primera visita a Bruselas. Puigdemont pidió reunirse este lunes con el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, pero éste declinó la petición alegando motivos de agenda, según ha confirmado su portavoz. Tampoco consiguió verse con el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, cuyo equipo descartó el encuentro también por razones de agenda, según han informado fuentes parlamentarias. El presidente catalán había asegurado previamente que nunca solicitó entrevistarse con ningún representante del Ejecutivo comunitario.

 

“Por lo que se refiere al presidente Juncker, puedo confirmar que hubo un contacto a nivel de gabinete y desde el gabinete se envió la respuesta de que, desafortunadamente, la agenda del presidente Juncker hoy no permite esta reunión”, ha dicho la portavoz de la Comisión, Mina Andreeva. En la agenda pública de Juncker de este lunes sólo figura un discurso en la Eurocámara a las 18:50 horas.

 

La portavoz no ha confirmado si Puigdemont solicitó reunirse con algún otro comisario, aunque ha dejado claro que no hay ningún encuentro previsto durante este lunes. Según fuentes comunitarias, aparte de Juncker, el presidente catalán no ha pedido entrevistas con ninguno de los pesos pesados del Ejecutivo comunitario, como Pierre Moscovici o Valdis Dombrovskis, ni tampoco con el representante español, Miguel Arias Cañete.

 

Durante el fin de semana, Puigdemont se ha reunido con el líder del partido nacionalista flamenco N-VA y alcalde de Amberes, Bart De Wever, con el presidente de Flandes, Geert Bourgeois; y con el presidente del parlamento belga, Siegfried Bracke. Este lunes se ha limitado a visitar la oficina catalana en Bruselas, donde ha sido recibido por el representante de la Generalitat ante la UE, Amadeu Altafaj.

 

“El objetivo de esta visita no era hablar, ni yo pedí tampoco hablar, con ningún representante de la Comisión Europea”, ha asegurado el presidente catalán un par de horas antes de que el Ejecutivo comunitario le desmintiera públicamente. “Cuando tenga interés en hablar, se va a producir lo que se tenga que producir. Y estoy seguro de que no solo va a ser en interés de la parte catalana sino que seguro que va a ser también en interés de la parte europea. Pero no era el objetivo de este viaje”, ha dicho Puigdemont.

 

“Cuando veamos que esto tiene que ser así y que hay interés mutuo vamos a pedir (un encuentro) y cuando lo pidamos estoy absolutamente convencido de que habrá razones encima de la mesa bastante poderosas para que les interese reunirse con nosotros”, ha insistido.

 

Pese a la negativa de Juncker a reunirse con él, Puigdemont ha sostenido que desde que llegó al cargo ha constatado, en reuniones con embajadores y en su visita a Bélgica, que “hay un enorme interés exterior a saber qué está pasando en Cataluña”.

 

Puerta cerrada en Bruselas desde el proceso independentista

 

Tradicionalmente, los sucesivos presidentes de la Generalitat catalana han tenido un acceso fácil para reunirse con los líderes de la UE. El antecesor de Puigdemont, Artur Mas, se entrevistó en 2011 con José Manuel Durao Barroso. La situación ha cambiado radicalmente desde el inicio del proceso independentista en 2012.

 

A partir de ese momento, el Ejecutivo comunitario interrumpió los contactos al máximo nivel con la Generalitat. Mas ya no volvió a ser recibido ni por Barroso ni por Juncker y la Comisión se ha alineado con las tesis del Gobierno español. En todas sus declaraciones públicas, Bruselas repite que si Cataluña se independizara, quedaría automáticamente fuera de la Unión Europea y tendría que solicitar su reingreso, que podría ser vetado por España o cualquier otro estado miembro.

 

 

 

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