Barcelona

Tras la euforia que generó la investidura de Puigdemont y la declaración parlamentaria del 9 de noviembre, el independentismo se encuentra desde hace meses en una situación de impasse: el pacto de estabilidad parlamentaria con la CUP es tan ambiguo como frágil, las diferencias entre ERC y CDC en el seno del Govern son de sobra conocidas, ya nadie vislumbra una república catalana en 18 meses y la sociedad civil está desmovilizada.

A pesar de que el Gobierno de Rajoy cumple ya 6 meses en funciones, no parece que el Govern haya aprovechado el vacío de poder para apuntalar su proyecto independentista. Las ponencias para las leyes de ruptura avanzan lentamente, no se sabe si habrá nuevos presupuestos, el “plan de choque social” no se ha aplicado y la desobediencia a los tribunales e instituciones estatales ha quedado en papel mojado.

La situación de punto muerto del proceso independentista coincide con la redefinición de tres de sus actores clave. Convergència debe decidir si refunda la formación u opta por crear un partido nuevo, la CUP ha de determinar hasta qué punto apoya al Govern mientras que la ANC, principal catalizador de las masivas movilizaciones de los últimos años, se encuentra inmersa en una profunda división interna y debe elegir un nuevo presidente.

Las tres organizaciones han escogido este fin de semana para fijar su nuevo rumbo para los próximos meses. La CUP celebrará el domingo su Asamblea Nacional, CDC consulta el sábado a sus bases el camino que debe tomar y el Secretariado Nacional de la ANC se reunirá el sábado para elegir sus dirigentes.

CDC: consulta interna y primarias

Convergència Democràtica de Cataluña (CDC) celebrará este sábado una consulta inédita en sus 40 años. 15.000 militantes votarán el sábado si la formación debe disolverse y crear un nuevo partido o bien si se apuesta por refundar la CDC actual. Artur Mas, Francesc Homs, Jordi Turull y otros cargos de peso del partido han manifestado su preferencia por la creación de un nuevo partido, pero la decisión recaerá sobre la militancia y más de 3.000 simpatizantes que se han acreditado para votar en la consulta interna.

La consulta interna no será la única novedad en CDC de este fin de semana. Por primera vez en su historia, los militantes decidirán quién encabezará la lista del partido para las elecciones generales del 26 de junio. Las bases deberán elegir si repite Francesc Homs como cabeza de lista o bien le dan el liderazgo a Sílvia Requena, una de las figuras ascendentes del partido.

Detrás de estas primarias se libra una batalla más importante para el control de la futura CDC. El sector “oficialista” apuesta por Homs (así lo han manifestado cargos relevantes como Mas o el president Puigdemont) mientras que Requena es la apuesta del sector encabezado por Germà Gordó, exconsejero de Mas y una de las personas que se postula para el cargo de coordinador general.



Después de las dos votaciones, la Ejecutiva se reunirá el domingo para acabar de perfilar las listas electorales. A continuación el Consejo Nacional aprobará definitivamente las listas y abordará el resultado de la consulta interna. La refundación o renovación del partido se llevará a cabo en el Congreso que se celebrará entre el 8 y el 10 de julio en Barcelona.

ANC: el sector crítico aspira a controlar la entidad

Las elecciones al Secretariado Nacional de la Assamblea Nacional Catalana (ANC), realizadas la semana pasada, dejaron a la entidad en una situación delicada. Los resultados de la votación para elegir los 77 miembros de este secretariado evidenciaron la inmensa brecha existente en la organización: de los cinco candidatos más votados, uno es el actual presidente, Jordi Sánchez, mientras que los cuatro restantes representan al sector crítico.

Tal y como sucedió el año pasado, Liz Castro -enfrentada abiertamente con Sánchez- ha sido la que ha obtenido más votos (4.071) seguida del actual presidente (4.005). Detrás de Sánchez han quedado el exdiputado Antonio Baños (3.752 votos) y el expresidente de Òmnium Cultural, Quim Torra (3.705). Ambos son considerados próximos a Castro y al sector crítico, que ha conseguido colocar en el secretariado a los 20 miembros que se presentaron a los comicios.

El hecho de que Castro ganara las elecciones no significa nada, ya que el presidente lo elegirán los 77 miembros del secretariado que se reunirán este sábado. Está por ver cómo actuará el resto de miembros del secretariado que no pertenecen al sector crítico: podrían consumar la destitución de Sánchez y abocar la ANC a un nuevo perfil o bien optar por mantener el statu quo de la entidad.

Con todo, el proceso electoral ha mostrado las diferencias existentes en el seno de una entidad concebida para agrupar a todo el independentismo. El sector crítico aboga por una entidad más independiente de los partidos y con una presidencia más cercana al perfil de Forcadell. Esto implicaría un presidente (o presidenta) capaz de enfrentarse a los partidos independentistas en el caso de que el proceso de ruptura baje de intensidad.

CUP: política en la calle o en las instituciones

La formación anticapitalista también debe decidir qué camino toma a partir de ahora. La CUP se ha hecho mayor de golpe y cuenta actualmente con 400 cargos electos, más de 2.000 militantes y sus 10 diputados en el Parlament son imprescindibles para Junts pel Sí (JxS). Las bases deberán decidir en la Asamblea Nacional de este domingo sobre la deriva política que adquiere el partido y abordar cambios que permitan mejoras en el funcionamiento de la formación.

Las dos almas que florecieron con la investidura de Mas volverán a enfrentarse este domingo. La Asamblea Nacional tratará de concretar sus obligaciones respecto al pacto de estabilidad parlamentaria -que cuenta con una redacción muy ambigua- y sobre el crédito que le otorgan al Govern de Puigdemont. Existe un sector partidario de hacerlo saltar todo por los aires en enero de 2017 si no ha habido gestos de “ruptura” por parte del Govern. Otro sector, sin embargo, aboga por esperar a que termine el plazo de 18 meses que se dio JxS. La formación también encara el dilema de consolidarse como una opción política de izquierdas o mantenerse más cercana a la calle y los movimientos de protesta.

En cuanto al aspecto organizativo, los anticapitalistas deben decidir si apuestan por una estructura más eficiente y elegir qué papel y relevancia tienen las organizaciones afines, el consejo político y la asambleas territoriales.

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