Quizá Carles Puigdemont nunca haya estado rodeado de tantas banderas de España como este viernes. El presidente de la Generalitat ha dado su primer discurso en Madrid en el hotel Palace, justo enfrente del Congreso.
Dispuestos en mesas redondas, empresarios y políticos han escuchado el alegato por la independencia del president. En el centro de cada mantel, dos banderitas: la de España y la europea. Entre los asistentes, ningún miembro del Ejecutivo de Rajoy: un divorcio sin paliativos.
De entre todos los políticos españoles con opciones de Gobierno, el president ha dejado clara su preferencia: Pablo Iglesias. "Cree honestamente en el referéndum por la independencia de Cataluña. Y lo pongo en valor. Pero él sabe que no va a haber una mayoría política en España que lo apoye", ha relatado el político catalán.
Puigdemont ha dejado claro que su hoja de ruta no pasa por España. Como ya dijo el día de su investidura citando a un poeta turco de nombre impronunciable, "lo más bonito del mar es lo que no hemos navegado". La independencia.
"Rajoy se ha despreocupado"
Traje azulado, camisa a juego y corbata marrón, el president ha cargado contra Mariano Rajoy nada más empezar su discurso, cuando muchos todavía no habían dado siquiera un sorbo a su café: "El Estado español se ha despreocupado del problema de la independencia, al contrario que miles de españoles".
Puigdemont ha comparado el país con una empresa de suscripciones y ha dicho con sorna: "Dos millones se quieren dar de baja. Un 8% del total de los que votaron el 20-D. La alarma sería inmediata en cualquier empresa".
"Ya no es sólo que no le preocupe, sino que avanza en la senda contraria. Incluso llegando a prohibir las esteladas. Un episodio grotesco", ha continuado.
Con tono conciliador, pero sin renunciar nunca a la secesión como fin último, ha llamado a alcanzar "una solución conjunta". "Tenemos que culminar el proceso con una mayoría aún más grande. En Cataluña preparamos estructuras de país".
También se sube al carro de Adolfo Suárez
El único punto en común entre Puigdemont y los candidatos al Gobierno de España ha sido Adolfo Suárez.
"Se la jugó por España y el resultado fue bueno. Consiguió acuerdos que parecían imposibles y logró cohesión en el país", ha afirmado.
"Ya no queda nada de aquel espíritu conciliador", ha terminado Puigdemont. Una conciliación que parece imposible mientras Cataluña no renuncie a su deseo independentista.
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