Las negociaciones entre Podemos y los representantes de En Marea rompieron ayer. El candidato de En Marea, Luis Villares, ha afirmado esta mañana que, tras siete horas de reunión para consumar la alianza instrumental, las relaciones están rotas.
Los socios gallegos de Podemos le reprochan al partido de Pablo Iglesias que no quisiera integrarse en la confluencia como el resto de los partidos que se han incluido en el partido instrumental. Por ello, el barco gallego de Podemos se rompe y finalmente los peores presagios se consuman. Ambos partidos se presentarán por separado. Concurrirán cada uno por su lado en las próximas elecciones autonómicas gallegas, el 25 de septiembre.
La reunión se prolongó desde las primeras horas de la tarde hasta bien entrada la madrugada del jueves en Santiago. Ni siquiera la presencia de los líderes Pablo Echenique y Carolina Bescansa fue suficiente para solucionar los problemas que se vienen fraguando en el seno de la confluencia desde hace meses.
Negociaciones rotas
Fue el propio candidato electo por las mareas, Luis Villares, el que confirmó esta misma mañana por varios medios diferentes la ruptura del acuerdo electoral. En una entrevista en Radio Galega, Villares aseguró que la coalición que Podemos exigía no va a terminar de formarse. "La dirección reclamaba una fórmula de coalición, algo que no podía ser, en la medida en que la fórmula de confluencia suponía un espacio de integración política".
El nuevo aspirante del partido instrumental formado por Esquerda Unida los nacionalistas de Anova y las mareas atlánticas lo confirmó también en su cuenta de Twitter, pocos minutos después de sus declaraciones en la emisora autonómica.
El descontento en el seno de En Marea es palpable. Los representantes del partido lamentan profundamente que el sector gallego del partido de Pablo Iglesias no haya dejado a un lado el elitismo y se hayan puesto al nivel de los otros tres partidos que integran el nuevo e incipiente partido instrumental. En gran parte, le reprochan a los de Pablo Iglesias que quisieran situarse en un nivel diferente al de los otros socios, en lugar de ocupar una posición de igual a igual con el resto.
Todos los partidos que quisiesen integrarse deberían hacerlo dentro de la organización creada hace ya varias semanas. Los plazos se han alargado para facilitar que Podemos Galicia terminase por quedar integrado dentro de la Marea, pero las divergencias en cuanto a la fórmula han terminado de romper por la mitad el barco que el partido de Pablo Iglesias compartía con sus socios gallegos.
La cuestión principal, por tanto, el nombre y la forma de estar en la coalición, era algo que ni Beiras ni los alcaldes de las mareas atlánticas (principales representantes de las Mareas) estaban dispuestos a asumir. De hecho, tanto Beiras como Xulio Ferreiro (alcalde de A Coruña y cercano a Pablo Iglesias) ya le recriminaron en repetidas ocasiones a Pablo Iglesias y a los suyos que no cabía otra opción que no fuera la integración.
El objetivo tanto de Pablo Iglesias como de su secretaria general en Galicia, Carmen Santos, era una coalición "a la catalana". Su objetivo no era otro que obtener el mismo acuerdo que En Comú y Podem alcanzaron en Cataluña, gracias al poder de Ada Colau. Por otro, los otros socios de la confluencia. Esquerda Unida, Anova y las mareas exigen a los morados que se integren en la candidatura como ellos, y no en coalición como Podemos exige.
Las bases de Podemos Galicia reafirmaron la semana pasada su apoyo a ir con En Marea en un 75 %. Carmen Santos apuntó que lo que debe matizarse es el “cómo” ir con los socios atlánticos. Tanto Pablo Iglesias como los otros pesos pesados del partido tampoco quieren quedar sumergidos en el nombre de la amalgama gallega.
Las consecuencias de esta ruptura pueden ser nefastas para Podemos. Las últimas encuestas de Sondaxe arrojaban el dato de que Podemos Galicia, de ir por separado, alcanzaría tan solo 6 parlamentarios, por los 12 de En Marea. En caso de ir juntos, el efecto habría sido multiplicador y se habrían convertido en una seria amenaza para que Feijóo no revalidase su mayoría absoluta.
Desde Podemos todavía no se dan por rotas las negociaciones, y no ha habido declaración oficial al respecto. Ahora ambos partidos, ya por separado, podrían entrar en aguas turbias, en un territorio desconocido cuyo resultado nadie sabe cómo acabará.