Traficantes de drogas, líderes de mafias, personas relacionadas con casos de explotación infantil o asesinatos. No existe un perfil único de los delincuentes británicos que se refugian en España, pero todos ellos buscan en nuestro país una serie de condiciones que no pueden encontrar en el Reino Unido.
Los cuerpos policiales tratan de asfixiar estas posibilidades. "Muchos de ellos vienen a España para establecer una base desde la que continuar llevando a cabo sus actividades ilegales", advirtió este jueves Steve Reynolds, director de Operaciones Internacionales en la Agencia Nacional contra el Crimen (NCA) del Reino Unido. "Sin embargo, deben saber que España no es un refugio seguro para ellos", añadió.
Las declaraciones de Reynolds tuvieron lugar en la presentación del balance de la Operación Captura, desplegada desde hace diez años en colaboración entre las autoridades británicas y españolas. El escenario elegido para el acto -Málaga- no fue casual: buena parte de los dispositivos desplegados en nuestro país contra fugados del Reino Unido tienen lugar en la Costa del Sol.
De acuerdo a los datos del informe, en los últimos años se ha detenido a 76 de los 86 fugitivos británicos más buscados en España. Los esfuerzos se centran ahora en la captura de los diez restantes: nueve hombres y una mujer. Como denominador común tienen el empleo de la violencia y el peligro que sustentan para la sociedad.
Por eso, desde el Ministerio del Interior -en colaboración con la NCA y la organización Crimestoppers- se ha pedido la colaboración ciudadana: "Sabemos que con ayuda de las autoridades españolas, junto a la de los ciudadanos tanto españoles como británicos, podemos localizar a estos individuos", advirtió el fundador y presidente de Crimestoppers, Lord Ashcroft.
Los balnearios fiscales
La barrera fiscal no es problema para los prófugos británicos que se asientan en ciertos enclaves españoles. El caso de Robert Dawes, vinculado con delitos de tráfico masivo de drogas, blanqueo de capitales y homicidios, resulta paradigmático.
Dawes, al que se le conocía con el sobrenombre de Lord crimen, era uno de los narcos más buscados de Europa. El Instituto Armado desarrolló sus pesquisas durante ocho años para desplegar el operativo que culminaría en diciembre de 2015 con su detención.
Robert Dawes, nacido en Nottingham, había construido su mansión fortificada en Coín, Málaga. El prófugo contaba con un lago artificial lleno de carpas que traía expresamente de Alicante para practicar la pesca. En su finca de grandes dimensiones tenía instalaciones adaptadas a sus excentricidades.
La construcción de estas fortificaciones es posible gracias a la red de empresas creadas por los mafiosos y sus colaboradores. Las sociedades suelen tener sus raíces en paraísos o balnearios fiscales; Gibraltar, por su proximidad geográfica, es uno de ellos.
El inglés, primer idioma
Pero los prófugos encuentran otro aliciente para establecerse en localidades de la Costa del Sol o del Mediterráneo: el inglés se ha convertido en el primer idioma en algunos puntos poblados de súbditos británicos. Para los delincuentes es fácil moverse por estos lugares y, por tanto, pasar desapercibidos.
El llamamiento de las autoridades para colaborar en las labores de búsqueda no sólo se extiende a ciudadanos españoles, sino también a los británicos que residen en nuestro país: "Ahora más que nunca es necesario aunar el esfuerzo de todos, para dar una respuesta coordinada y eficaz", advirtió este jueves Diego Pérez de los Cobos, director del Gabinete de Coordinación y Estudios de la Secretaría de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior.
Málaga, una de las ciudades con mayor representación británica, fue el escenario en el que se desarrolló una de las operaciones policiales de mayor envergadura de los últimos años. El líder de la organización The A Team se trasladó hasta la Costa del Sol, huyendo de la presión a la que le sometía el jefe de otra banda rival, The Anti A Team.
Ambas organizaciones -consideradas entre las más peligrosas de Europa- sostenían su particular guerra urbana en las calles de Manchester, protagonizando 21 tiroteos en 18 meses. Y el último enfrentamiento entre ambos líderes iba a tener lugar en España.
La Policía española, en colaboración con la NCA británica, detuvo el golpe en el último momento.
La información pública
A todos los elementos anteriores, los británicos condenados por explotación infantil suman otro factor: en el Reino Unido la información sobre pederastas es pública. Los ciudadanos tienen derecho a saber si viven cerca de uno de ellos, consideración que no existe en nuestro país.
El mes pasado, en septiembre, la Policía detuvo en Alicante a un hombre que tenía en vigor una Orden Europea de Detención y Entrega por las autoridades de su país. Los hechos denunciados tuvieron lugar entre 1994 y 1995, cuando el detenido entabló una relación de amistad con el padre de la víctima para conseguir un primer acercamiento al menor.
Entre los diez prófugos británicos más buscados en España hay dos acusados por implicación en casos de abusos a menores: Steven Carruthers -huido desde 2014 después de que se le intervinieran 5.322 imágenes obscenas en su ordenador, las más graves con contacto y abuso sexual entre adultos y menores- y Matthew Sammon -también huido desde 2014 por un caso similar-.
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