Durante cuatro días, Mariano Rajoy ha colocado piezas en su nuevo puzle y este jueves, al final de una jornada que se ha hecho eterna para algunos ministros, ha emitido una escueta nota de prensa después de reunirse durante 45 minutos con el Rey. El Gabinete, formado por 13 personas (7 repetidores y 6 caras nuevas), está diseñado para negociar con el PSOE y con C's el nuevo guión político de España, pero mantiene a Rajoy en su zona de confort cinco años después de llegar a Moncloa: a la derecha, su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, que refuerza su poder político al hacerse con la cartera catalana (Administraciones Públicas, el producto estrella de esta legislatura) y a la izquierda, su jefe de Gabinete, Jorge Moragas, un potente ex ministrable que mantiene intacto su enorme poder “aunque sin oropel”, según fuentes del PP.
En el Ejecutivo entra la eterna rival de Santamaría, María Dolores de Cospedal, pero con un poder limitado: la secretaria general del PP se hace con Defensa, como adelantó EL ESPAÑOL, pero no con el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), que permanece en manos de Santamaría.
"Defensa es relumbrón, pero no poder político"
Cospedal seguirá en la secretaría general del partido pero sólo hasta el próximo Congreso, previsto para dentro de unos meses. “Defensa es mucho de viajar, de bandera, himno y relumbrón, pero no de poder político”, explican fuentes del PP, que alaban el equilibrio conseguido por Rajoy en el organigrama: no toca el núcleo económico- “es de lo que más orgulloso se siente, lo que ha ido bien”- pero añade a Álvaro Nadal, su cerebro económico en Moncloa, para equilibrar pasiones entre Cristóbal Montoro (Hacienda) y Luis de Guindos (Economía, Industria y Competitividad).
La victoria de Santamaría es evidente. La entrada de su supuesta enemiga se ve plenamente compensada con la salida de uno de los llamados mayores, José Manuel García-Margallo, que nunca ocultó su desprecio intelectual por la vicepresidenta.
Margallo sale del Gobierno al igual que el reprobado Jorge Fernández Díaz, el ministro de Interior que quiso neutralizar a sus enemigos políticos en Cataluña usando los resortes del Estado. Sin Margallo ni Fernández Díaz, el Gobierno queda limpio de amigos del presidente. “Se trata de una apuesta por el futuro del PP en su último mandato”, explican fuentes del PP.
EL FUTURO DEL PP
Ese futuro que encarna Santamaría también lo simbolizan caras nuevas como Dolores Montserrat (Sanidad), hija de una histórica dirigente catalana del PP del mismo nombre e Iñigo de la Serna (Fomento), el ex alcalde de Santander, pero también repetidores como Rafael Catalá (Justicia), Fátima Báñez (Empleo) e Isabel García Tejerina (Agricultura). En las interminables quinielas que se han sucedido desde el fin de semana hasta este jueves nunca habían salido los nombres de Alfonso Dastis (Exteriores) y de Juan Ignacio Zoido (Interior).
Dastis, un diplomático de carrera al que Rajoy tuvo la oportunidad de conocer a fondo durante los años de plomo, como los define uno de sus protagonistas: entre 2011 y 2014, cuando Iñigo Méndez de Vigo, entonces secretario de Estado de la Unión Europea, y Moragas hacían tándem con Dastis para impedir el rescate de España. Como Miguel Moratinos bajo José Luis Rodríguez Zapatero, Dastis llega a la cúpula de Santa Cruz con un magnífico conocimiento de sus tripas. Es prudente y discreto, lo que supondrá un gran cambio en las formas tras la sobredosis de declaraciones de Margallo.
Méndez de Vigo, que durante todo el día de ayer se convirtió en el más rumoreado sucesor de Margallo en Exteriores, mantiene Educación pero pondrá cara al Gobierno al sustituir a Santamaría como ministro portavoz. Es de la total confianza de Rajoy y de Santamaría, con quien mantiene una estupenda relación personal. Sustituyó a Wert en Educación y en este último año y medio ha demostrado que tiene un talante dialogante y “civilizado”, según fuentes del PP.
El PSOE considera que con estos mimbres el nuevo Gobierno tendrá “serias dificultades”, según su portavoz Mario Jiménez. Ciudadanos ha recordado a través de Juan Carlos Girauta que tendrá que cumplir los 150 puntos firmados en agosto, y Podemos ha criticado sobre todo el mantenimiento de Montoro y Guindos, así como el nombramiento de Cospedal.