Un Rolls Royce, un centenar de caballos, himnos, una interminable alfombra roja, 16 salvas de cañón y un grupo de colegiales con banderitas de España. Los reyes han sido recibidos en Portugal este lunes con toda la pompa y el esplendor propios de una visita de Estado. En la plaza de la Libertad, en pleno corazón de Oporto, Felipe VI ha correspondido a los honores con un homenaje a esta villa invencible que en dos ocasiones- 1807 y 1809- resistió el empuje de las tropas napoleónicas.
"Oporto, la ciudad 'invicta', como reza su escudo, es donde el Duero, tesoro que compartimos los portugueses y españoles, vierte sus aguas en el Atlántico tras recorrer 900 kilómetros de nuestra casa común, la Península Ibérica", ha dicho el rey al recibir en el Ayuntamiento la llave de oro de manos de su alcalde, el independiente Rui Moreira.
En el salón de plenos, una estancia modernista llena de lámparas de cristal, Moreira ha destacado la "relación de familia" entre ambos países: "Un tercio de los reyes portugueses tuvieron consortes oriundas de España".
La reina Letizia, cuya presencia es obligada en los viajes de Estado, se ha reunido con la Liga del Cáncer de Portugal mientras el rey y las delegaciones se han reunido con el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Souza. Su compañero, Rita Amaral, no hace las veces de primera dama.
Ha sido Rebelo de Souza el que ha insistido en que los reyes empezaran aquí su visita de tres días. Entre Oporto y Lisboa ha existido tradicionalmente una rivalidad similar a la que hay en España entre Barcelona y Madrid. Por eso, Felipe VI ha mencionado la historia pero también el presente marcado por recuperación urbana visible en los hermosos edificios antes abandonados.
"Deseo expresar mi reconocimiento y admiración por la impresionante transformación que ha vivido Oporto en los últimos años", ha continuado el rey en la llamada Cámara Municipal, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad y de los más visitados por un turismo creciente.
"Una transformación en la que han tenido la inteligencia de saber combinar el ritmo de los tiempos para asumir plenamente la modernidad, con el respeto por la historia y la tradición; lo que permite que Oporto continúe siendo un símbolo de ciudad abierta, cosmopolita y cercana al mismo tiempo", ha añadido.
De ahí los agradecimientos de Moreira a Rebelo de Sousa por "abrazar a todo el país con una actitud próxima que incluye las múltiples idiosincrasias, a veces tan difíciles de administrar”.
Tras la ceremonia en el Ayuntamiento, los reyes visitan la exposición de Joan Miró en el museo Serralves, inaugurada hace dos meses por Rebelo de Sousa y Mariano Rajoy. "Nos alegra especialmente que la obra de Miró sirva para hacer aún más fuertes los lazos que unen a ambos países, para traer también nuestra mirada y nuestro sentimiento mediterráneo a este baluarte y gran puerto atlántico de Portugal", ha concluido el rey.